News Press Service
Banco Mundial
Tommy Chrimes,Bram Gootjes, Ayhan Kose Collette Wheeler
Golpeada por una serie de conmociones sin precedentes, la economía mundial ha demostrado una resiliencia extraordinaria hasta la fecha. La inflación mundial parece estar disminuyendo, y la mayoría de las economías han tenido un desempeño mejor de lo previsto hace solo unos meses.
Pocas veces en la historia se ha detenido una espiral inflacionaria mundial sin un gran sufrimiento.
Esa es la buena noticia, o eso parece. Sin embargo, hay algo que pasa muy inadvertido: la mala situación de las 75 economías más pobres y vulnerables, que son las que reúnen los requisitos para recibir donaciones y préstamos con bajas tasas de interés de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial.
En estas economías vive una cuarta parte de la humanidad, y sus habitantes se encuentran en medio de un colapso económico histórico, aun cuando las perspectivas a corto plazo son más alentadoras en otros lugares.
Además de ser un problema de interés humano, esto es una mala noticia para la economía a nivel global, tanto porque el crecimiento mundial a largo plazo dependerá en gran medida de lo que suceda en estas economías, como porque la profundización del dolor aquí podría extenderse más allá de las fronteras nacionales.
La combinación de las vulnerabilidades anteriores a la pandemia, las crisis superpuestas recientes y los problemas más generales —que incluyen los efectos del cambio climático y el aumento de la violencia y los conflictos— está afectando en gran medida a los países clientes de la AIF: se prevé que, para fines de 2024, habrán registrado los cinco años de crecimiento más débil desde principios de la década de 1990.
Uno de cada tres países clientes de la AIF es más pobre hoy en día que antes de la pandemia.
Entre 2020 y 2024, la convergencia de los ingresos en relación con las economías avanzadas prácticamente se ha estancado, y se proyecta que la mitad de los países clientes de la AIF crecerán más lentamente en términos per cápita que las economías avanzadas durante este período.
En estos países, las tasas de pobreza extremas son ocho veces más altas que en el resto del mundo, y el número de personas que enfrentan hambre o malnutrición se ha duplicado desde 2019, hasta llegar a 651 millones (gráfico 3), es decir, el 92 % del total de personas que sufren inseguridad alimentaria a nivel mundial.
Además, la mitad de estos países ya se encuentran en situación de sobreendeudamiento o están en grave riesgo de padecerlo. Aunque el crecimiento de varias de las economías principales está sorprendiendo al alza, las proyecciones a corto plazo para los países clientes de la AIF se están revisando, en promedio, a la baja.
El difícil entorno externo magnifica los desafíos que enfrentan los países clientes de la AIF. Los conflictos y episodios de violencia son cada vez más frecuentes, lo que socava la estabilidad en esos países.
Sus necesidades de inversión van en aumento, en particular para hacer frente al cambio climático, al que muchas de estas economías son especialmente vulnerables. En este contexto, un riesgo importante es que el estancamiento se consolide en el largo plazo.
Sin embargo, hay razones para ser optimistas. Desde 1960, 36 países se han graduado con éxito de la AIF, entre ellos algunas de las principales economías del mundo, como China, India y Corea.
Los actuales países clientes de la AIF también tienen un gran potencial, empezando primero por su población: se proyecta que las personas en edad de trabajar aumentarán marcadamente en las próximas cinco décadas, mientras que este número disminuirá en las economías avanzadas y en otras economías en desarrollo.
Varios países clientes de la AIF también cuentan con importantes dotaciones de recursos naturales, que incluyen elementos esenciales para la transición energética.
Las economías de los países clientes de la AIF poseen algunas ventajas comparativas importantes, que abarcan desde el potencial de energía solar hasta minerales cruciales.
Por supuesto, no es una tarea fácil hacer realidad los dividendos demográficos y aprovechar las ventajas de los recursos naturales. Existen riesgos evidentes, y abundan las fábulas.
Gestionar los recursos naturales requiere de marcos institucionales y regulatorios sólidos, y proporcionar atención médica y educación de alta calidad es vital para aprovechar las ventajas demográficas.
En última instancia, una mayor inversión será el ingrediente clave para que estos países liberen su potencial, aborden desafíos crecientes como el cambio climático y avancen hacia un futuro más brillante y sostenible.
El crecimiento de la inversión en los países clientes de la AIF ha sido, en general, débil en los últimos años.
Se precisan inversiones tanto públicas como privadas, y la calidad de la inversión es importante. Se ha comprobado que la aplicación de paquetes integrales de reformas de políticas aumenta la probabilidad de un período prolongado de fuerte crecimiento de la inversión.
No existe una solución única para acelerar la inversión. Los paquetes de políticas eficaces con frecuencia incluyen medidas para mejorar de forma duradera los desequilibrios fiscales y externos, garantizar la estabilidad macroeconómica e impulsar una serie de reformas estructurales para, por ejemplo, fortalecer las instituciones, gestionar mejor los recursos naturales, impulsar el capital humano, aumentar la igualdad de género y la inclusión de los jóvenes, y combatir el cambio climático.
En muchos países clientes de la AIF, fomentar la estabilidad también es un factor fundamental. La secuencia de las intervenciones normativas es fundamental y depende de las circunstancias de cada país.
Sin embargo, a pesar de las difíciles circunstancias, estos países presentan una sólida capacidad de acción y decisión, y pueden lograr avances en muchos de estos objetivos.
La comunidad mundial también puede desempeñar una función importante. En un contexto de circunstancias mundiales y nacionales históricamente difíciles, los esfuerzos en materia de políticas de los países clientes de la AIF deben complementarse con un financiamiento internacional significativo y coherente.
Si los países clientes de la AIF pueden aprovechar de manera eficaz sus fuertes perfiles demográficos y su riqueza de recursos, estos no solo contribuirán a su desarrollo, sino también podrían ayudar a promover los objetivos mundiales.
Para crear un entorno propicio para que los países clientes de la AIF prosperen, será necesaria, además, una mayor cooperación internacional en cuestiones mundiales.
Es esencial lograr avances a nivel global para abordar el cambio climático, promover el comercio internacional basado en normas, garantizar procesos de reestructuración de la deuda soberana más oportunos y eficaces, y enfrentar la creciente inseguridad alimentaria y los conflictos.
El progreso en todas estas áreas es fundamental para dar a las economías de la AIF la mejor oportunidad de un futuro mejor, y el progreso en los países clientes de la AIF es imprescindible para que el mundo tenga una oportunidad razonable de garantizar la paz y la prosperidad a largo plazo.