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Banco Mundial
En noviembre, representantes del Gobierno, las empresas y la sociedad civil se reunirán en Sharm el-Sheikh (Egipto) con ocasión de la 27.a Conferencia de las Partes (COP27), en medio de la creciente urgencia para abordar la crisis climática. Se espera que las negociaciones se centren en la necesidad de fortalecer e implementar los compromisos climáticos, incrementar significativamente el flujo de financiamiento climático destinado a los proyectos sobre el terreno, y abordar las necesidades críticas de adaptación.
Además de las delegaciones de los países, la COP también contará con representantes de empresas, instituciones multilaterales, la sociedad civil y los jóvenes. En Sharm el-Sheikh, el Grupo Banco Mundial participará en debates y transmitirá más de 70 eventos en vivo (i) desde su propio pabellón durante dos semanas.
La reunión de este año tiene lugar en un momento crítico para la acción climática: solo desde la última COP, la COP26 celebrada en Glasgow, múltiples crisis superpuestas han amenazado con desbaratar la transición resiliente y con bajas emisiones de carbono. La guerra en Ucrania, la inflación galopante, las presiones presupuestarias y la escasez de energía han causado inseguridad alimentaria y de combustible. Al mismo tiempo, los impactos climáticos están empeorando: las inundaciones extremas en Pakistán (i) se cobraron cientos de vidas y desplazaron a millones de personas; las sequías en China (i) y el Cuerno de África (i) afectaron a millones de personas, y en Europa se registraron olas de calor abrasadoras y la peor sequía en 500 años (i).
Lo que está en juego no podría ser mayor: no actuar con la rapidez suficiente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) podría significar costos considerablemente más elevados en el futuro: hasta USD 178 billones en los próximos 50 años (PDF, en inglés) o el doble del actual producto interno bruto (PIB) mundial actual. Y lo que es más importante, retrasar la adopción de medidas podría significar un daño potencialmente irrevocable a las vidas y los medios de subsistencia en todo el mundo.
Descarbonizar
las
economías
La reducción de las emisiones es fundamental para la acción climática. Y si bien todos los países desempeñan un papel importante, los países de ingreso alto y otros países que emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) deben priorizar urgentemente los esfuerzos dirigidos a descarbonizar sus economías. Con estrategias climáticas bien diseñadas, sus economías pueden seguir creciendo y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de GEI.
El Grupo Banco Mundial está apoyando la transformación de sectores clave que representan más del 90 % de las emisiones de GEI: energía; agricultura, alimentos, agua y tierra; ciudades; transporte, y manufacturas. Las transiciones hacia modelos con bajas emisiones de carbono en estos sectores tienen el potencial de generar billones de dólares en inversiones (i) y millones de nuevos empleos durante la próxima década. Las oportunidades incluyen energía renovable y formas limpias de cocinar; la electrificación y la eficiencia energética del transporte, los edificios y la industria; una gestión más adecuada del uso del agua y la tierra, y una participación más amplia en cadenas de valor verdes, incluida la extracción de minerales críticos. Esta transformación también podría mejorar decisivamente la calidad de vida.
La reducción de las emisiones también podría ayudar a abordar la mala calidad del aire y generar importantes beneficios para la salud de quienes viven en las ciudades con más esmog del mundo. En los primeros meses de la pandemia de COVID-19, los confinamientos restringieron considerablemente la actividad económica en todo el mundo, lo que produjo una reducción inesperada de la contaminación atmosférica. El despeje temporario de los cielos permitió vislumbrar lo que podría suceder si los países y las ciudades descarbonizaran sus economías, pero no es necesario que ello venga acompañado de un costo económico y humano similar al generado por la pandemia.
Hoy en día, la contaminación atmosférica es la principal causa ambiental de enfermedades y muertes prematuras en todo el mundo, dado que provoca la muerte de 7 millones de personas cada año. También constituye una prueba contundente de que los GEI están calentando nuestro planeta. Los contaminantes atmosféricos y los GEI suelen provenir de las mismas fuentes, por ejemplo, las centrales eléctricas alimentadas a carbón y los vehículos que utilizan diésel. Miles de millones de personas están expuestas a peligrosos niveles de contaminación atmosférica. Los perjuicios que esto provoca en la salud ascienden a USD 8,1 billones al año, lo que equivale al 6,1 % del PIB mundial.