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Columna de Opinión
Por Miguel Ángel Baquero V.
Empresario bogotano de 44 años y desde muy joven analiza desde el sector privado el enfoque gerencial que se le debe dar a Bogotá.
La malla vial de Bogotá, ha sido un tema de preocupación constante para los habitantes de la ciudad y gobiernos turno. Las calles y avenidas están llenas de baches, huecos, desniveles y otras irregularidades que hacen que conducir, transitar en bicicleta o a pie sea tarea difícil y, en muchos casos, peligrosa.
Esta semana la Personería de Bogotá, entregó un documento en el que da cuenta cómo el gobierno distrital presenta atrasos en el desarrollo de obras civiles que buscan mejorar la malla vial de la ciudad.
El escrito comienza advirtiendo que transitar por las calles de Bogotá se ha vuelto un tormento, debido al bajo porcentaje de ejecución de los contratistas que están trabajando, además los bogotanos nos enteramos de que, no solo se han quedado cortos en el avance de las obras, sino que se acabó el dinero; y para colmo de males el tiempo se está agotando.
“El IDU tenía programado ejecutar la conservación de 938 km-carril de malla vial; pero a la fecha se reporta una ejecución de 339,09 km-carril, correspondiente a un 36,15% del total de la meta”, se lee en el documento.
Ahora bien, en materia económica, el balance es mucho más sombrío: “Frente a la ejecución de recursos se halló que, para conservar los 339,09 km-carril reportados, se ejecutaron 596 mil 123 millones de pesos; es decir, el 66,24% del total de los recursos. En este sentido, para cumplir con los 598,91 km-carril pendientes se dispone de solo 303 mil 787 millones, una cifra insuficiente y que evidencia la falta de planeación por parte de la entidad”, recoge el informe de la Personería.
A pesar de estos esfuerzos, la apreciación de la ciudadanía es que las obras del IDU avanzan de forma muy lenta y no son suficientes para solucionar la problemática de la malla vial. Igualmente, hay críticas sobre la calidad de las obras realizadas, con denuncias de irregularidades y corrupción que generan desconfianza en el proceso, pues deja ver la entidad investigadora que se pudo haber presentado “un presunto detrimento patrimonial, teniendo en cuenta que se invirtieron recursos públicos en actividades de mantenimiento de la malla vial, los cuales fallaron en menos de un año de su intervención”.
Como ciudadanos, estamos dispuestos a soportar las molestias que generan las obras en la malla vial de la ciudad. Sabemos que esto es necesario para lograr una ciudad moderna y segura. Sin embargo, lo que realmente nos indigna es ver que la mayoría de estas intervenciones se realizan con un número reducido de trabajadores, e incluso en algunas ocasiones hay ausencia de mano de obra.
Lo cierto es que la ciudad se encuentra destrozada y en año de elecciones Claudia López como alcaldesa de Bogotá, tendrá que pagar un costo político muy alto ya que sus detractores aprovecharán esta coyuntura para sacar provecho en las elecciones de octubre y por otra parte, también, sus electores están cansados de vivir en una ciudad que se quedó en el discurso, pero no avanza.