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CEPAL
Según nuevas estimaciones difundidas hoy, el organismo de Naciones Unidas prevé que la región crecerá un 2,0% en promedio este año, cuatro décimas menos que lo proyectado en diciembre de 2024.
Por subregiones, la revisión a la baja es mayor para el Caribe (ocho décimas menos, excluyendo Guyana) y para Centroamérica y México (siete décimas menos) que para América del Sur, donde la revisión a la baja es de tan solo una décima.
Las tasas de crecimiento previstas con la nueva revisión son del 2,5% en América del Sur, del 1,0% en Centroamérica y México y del 1,8% en el Caribe (excluyendo Guyana).
Según la CEPAL, la región enfrenta un escenario internacional muy complejo y de gran incertidumbre.
Los anuncios arancelarios de Estados Unidos no solo tienen efectos directos sobre las exportaciones de los países de la región a esa economía, sino también indirectos a través de una mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales, con fluctuaciones significativas en los mercados bursátiles y de bonos, lo cual tiene claras implicaciones para el rendimiento de los activos y la tasa de interés en Estados Unidos y en los principales mercados financieros mundiales.
Estos anuncios y la confrontación geoeconómica generada han incrementado el riesgo de graves disrupciones en las cadenas de producción globales y en los flujos comerciales internacionales. Todos estos factores han impulsado una revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento a nivel mundial, y en particular entre los principales socios comerciales de la región: Estados Unidos y China.

Por ejemplo, en abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja su proyección de crecimiento para Estados Unidos del 2,7% (estimado en enero) al 1,8%; para la eurozona, del 1% al 0,8%; y para China, del 4,6% al 4,0%.
Para la región, esto ha implicado cambios significativos en las condiciones macroeconómicas contempladas en el último informe económico anual de la CEPAL, el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024 , publicado en diciembre pasado.
Esto incluye una desaceleración de la demanda agregada externa, que podría generar mayores desequilibrios en las cuentas externas en 2025 más allá de lo previsto, un aumento de la volatilidad cambiaria y una mayor acumulación de reservas internacionales con fines precautorios.
De igual manera, se espera una desaceleración de la demanda agregada interna, donde si bien el consumo privado seguirá siendo el principal determinante del crecimiento regional, se espera que su ritmo continúe disminuyendo.
La inversión mostrará un dinamismo menor a lo contemplado en el Balance Preliminar 2024, en consonancia con las perspectivas de desaceleración que se observan en el comercio global y en particular entre los principales socios comerciales de la región, y la mayor incertidumbre que muestra la economía global.
Por lo tanto, se intensifica en la región el gran desafío de revertir la trayectoria de bajo crecimiento económico de la última década, indica la CEPAL.
Dinamizar el crecimiento requiere una combinación de políticas macroeconómicas y de desarrollo productivo más proactivas que las que la región ha mantenido hasta ahora, aumentar la inversión en capital físico y humano, e implementar agendas de desarrollo productivo en sectores dinámicos.
Por ello, la región no solo debe invertir más, sino también mejor. Esto implica adoptar nuevas tecnologías, promover iniciativas de clústeres y buenas prácticas empresariales, impulsar mejoras profundas en el proceso de acumulación de capital y aprovechar adecuadamente el capital social y ambiental de las economías.