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FMI
Por Silvia Albrizio, Sonali Das, Christoffer Koch, Jean-Marc Natal y Philippe Wingender
El incremento sin precedentes de la deuda privada podría ralentizar la recuperación económica, pero el lastre para el crecimiento variará de un país a otro, y dentro de cada uno de ellos.
Los gobiernos lograron atenuar las penurias económicas causadas la pandemia proporcionando abundante liquidez a los consumidores y empresas afectados, mediante garantías crediticias, préstamos concesionarios y moratorias de pagos de intereses.
Pero si bien estas políticas sirvieron para apuntalar los balances, también dieron lugar a un repunte de la deuda privada, que se sumaba al incremento sostenido del apalancamiento propiciado por las condiciones financieras favorables vigentes desde la crisis financiera mundial de 2008.
La deuda privada mundial se incrementó en un 13% del producto interno bruto mundial en 2020, es decir, un ritmo de aumento superior al registrado durante la crisis financiera mundial, y casi igual al de la deuda pública.
Según nuestras estimaciones, los nuevos niveles de apalancamiento podrían ralentizar la recuperación económica en un 0,9% del PIB en las economías avanzadas, y en 1,3% en los mercados emergentes, en términos acumulados y en promedio, durante los tres próximos años.
Aumenta el lastre de la deuda
Pero las cifras agregadas no ofrecen un panorama completo. El impacto de la pandemia para las finanzas de los hogares y las empresas ha variado de un país y otro y dentro cada uno de ellos, debido a diferentes respuestas en cuanto a políticas y a la composición sectorial de sus economías.
Por ejemplo, los servicios que requieren contacto personal intensivo, como los espectáculos, sufrieron una contracción cuando la gente tuvo que quedarse en casa, pero la producción y las exportaciones de computadoras, software y otros bienes se expandieron, ya que los consumidores empezaron a gastar más en esos productos. Los efectos sobre los balances de consumidores y empresas, sobre todo de los más expuestos a la pandemia, variaron enormemente dependiendo de las ayudas ofrecidas por los gobiernos.
Según nuestro análisis, el lastre para el crecimiento después de la pandemia podría ser mucho mayor en países en los que 1) el endeudamiento está más concentrado en hogares sometidos a presiones financieras y en empresas vulnerables, 2) el espacio fiscal es limitado, 3) el régimen de insolvencia es ineficiente y 4) es necesario adoptar rápidamente una política monetaria más restrictiva.
Los hogares de bajo ingreso y las empresas vulnerables (negocios endeudados y no rentables que tienen dificultades para efectuar los pagos de intereses) suelen tener menor capacidad para soportar un nivel de deuda elevado. Y por eso es probable que en el futuro recorten su consumo y gasto en inversión. Así pues, se prevé que el lastre para el crecimiento futuro será mayor en los países cuyos hogares de bajo ingreso y empresas vulnerables experimentaron mayores aumentos del endeudamiento durante la pandemia.
Entre los países de los que se dispone datos detallados, fueron China y Sudáfrica donde los consumidores registraron mayores aumentos del coeficiente de endeudamiento de los hogares. Pero la experiencia de los hogares en estos dos países fue muy distinta: en China, el apalancamiento aumentó más entre los hogares de más bajo ingreso, mientras que en Sudáfrica fue entre los hogares de mayor ingreso donde se observó el mayor incremento.
Entre las economías avanzadas, los hogares de bajo ingreso de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido registraron un aumento de la deuda comparativamente mayor al de Francia e Italia, donde el apalancamiento de los hogares más pobres en realidad disminuyó.