Bogotá. Mayo 2023. News Press Service. Las tribus indígenas Muiscas asentadas en las localidades de Suba y Bosa, en Bogotá, vienen siendo objeto de atención especial por parte de la registraduría distrital, cuyos titulares Diana Biviana Díaz Rincón y Rodrigo Tovar Garcés, encabezan la misión de otorgarles la cédula digital en coordinación con el registrador nacional del estado civil, Alexander Vega.
Funcionarios de la entidad se trasladaron en los últimos días hasta las sedes de esos cabildos para atender a todos los indígenas asentados allí para instruirlos sobre los beneficios del nuevo documento y realizar los trámites necesarios que se exigen para esos efectos.
El cabildo indígena Muisca de Suba se encuentra ubicado en el parque Los Nevados en donde expertos de la registraduría han implementado los diligenciamientos de la cédula digital para numerosos hombres, mujeres y jóvenes del sector, quienes se han mostrado interesados en adquirir el documento diseñado hacia el futuro de estos tiempos de cambio en todas las actividades de la gente.
Voceros de estas comunidades han señalado que la adquisición de la cédula digital no los aparta de sus principios basados en la recuperación de la historia, cultura así como de proteger y conservar los sitios sagrados
LENGUA MATERNA
Esta comunidad también cuida por conservar y fortalecer la cultura, especialmente de su Lengua Materna (Muysc-cubun), la Medicina Tradicional, y el mejoramiento de la calidad de vida en lo social, económico y etnoeducativo de cada uno de los indígenas de la comunidad.
Para ello se hace necesario cumplir y ejecutar un reglamento con Leyes y Mandatos Muiscas, que los rigen.
Recordamos que ellos cuentan con Gobierno propio, es decir representación legal, protección de derechos colectivos, asambleas comunitarias, procesos de justicia propia, incidencia política y garantía de derechos individuales y colectivos de la comunidad indígena Muisca.
Además, cuentan con fortalecimiento cultural como talleres de lengua propia, tejido tradicional, danza y canto propio. Grupo de serigrafía para piezas comunicativas, Fortalecimiento de prácticas de medicina propia, formación en partería tradicional.
También su organización hace defensa y protección territorial con prácticas de huerta, protección de semilla nativa, protección de lugares sagrados. Campañas de limpieza de cerros y lagunas, fortalecimiento de conocimientos territoriales y memoria colectiva.
HISTORIA
El desarrollo del territorio a través de sus distintas épocas históricas, es el reflejo de Muisca su complejidad evolutiva.
Reseñamos que Suba fue un lugar de asentamiento indígena (cultura Muisca), cuyo período conocido como prehispánico estuvo marcado por un alto desarrollo que los llevó a generar desde el universo cosmogónico hasta su organización política y social.
Pero una de las áreas del conocimiento que más desarrollaron y respetaron los Muiscas fue lo pertinente a la conservación de lo que hoy denominamos medio ambiente representado y denominados por ellos como lugares sagrados, tales como: lagunas, chucuas, cementerios y cerros, que para muchas culturas fueron el origen de la vida; también fueron el complemento para el desarrollo de su nivel espiritual y material gracias al manejo racional y sostenible de los cuerpos de agua.
Una vez establecidos los denominados conquistadores, determinan la propiedad y el uso del territorio como forma de dominación y expropiación de la cultura. La primera modalidad que se aplica es la encomienda, o la entrega arbitraria de terrenos a españoles que se iban residenciando en el territorio, incluyendo fuerza de trabajo indígena gratuita.
Con esta modalidad comienza el mal uso de los recursos naturales llevando a la disminución de la población nativa, igualmente destruyó el ritmo de los componentes bióticos. Lo sagrado se sataniza como una forma de romper el nexo entre el hombre y sus deidades y su relación armónica con la madre tierra.
La creación y entrega de grandes extensiones de tierra denominadas encomiendas, permite el saqueo y expropiación de los territorios indígenas para dar paso a la formación de grandes haciendas. Establecidas estas haciendas, la mentalidad de los «nuevos dueños» y la vocación del suelo cambian radicalmente hacia el sentido de la tenencia y valorización.