

News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
La guerra, comida diaria desde el inicio de los tiempos: los unos contra los otros y todos, con pretextos, mínimo, blandiendo razones (sic), mezclados entre la parafernalia del caos, y en medio del tumulto y desde los cuatro puntos cardinales como enjambres, batallando sin rostro; esa es, una sola multitud propiciando violencia. (Recuerdo ahora a Edgar Alan Poe con su cuento: «El hombre de la multitud»). Nadie se salva. Estados involucrados en diversos problemas no encuentran salida a sus dificultades, sino siendo bárbaros, sometiendo a los demás países. El fuerte frente al débil es lo que nos enseña la historia. Cultura guerrera desde que nacemos. Y hasta fabricamos estatuas para bailar como trogloditas entre el fango, la podredumbre y el desastre. Estamos cansados de tanta incertidumbre e inestabilidad mientras titilan las ojivas nucleares. Qué Pakistán adrede ataca a la India. Qué Putin sigue matando como una bestia y Zelensky ante cualquier oportunidad también asesina. Qué los judíos invocan asedio de terroristas y descuartizan con sus bombas a inocentes criaturas al otro lado de su frontera. Y Hamas, por su lado, martilla y mata. Y en nuestra tierra, mi Colombia querida, unos contra los otros. Carteles versus débiles instituciones. El rico contra el pobre y el desposeído ataca al opulento. Y mientras los otros apuntan con sus rifles, el uno agrede con sus pares de pistolas ocultas entre infames contrabandos de armas que salen camufladas en coloridos disfraces de equipos cinematográficos y también entreveradas con polvitos blancos (kilos de cocaína), desde el gran país del norte. Y Haití y las pandillas que a diario asesinan.

Y México y su urdimbre de muertos empalados y cadáveres colgando de los puentes; ¿qué le pasa a la especie humana que enloquecida no se cansa de matar? Máquinas de muerte y destrucción… pero no todo está perdido: Robert Prevost, o León XIV, o como lo quieran llamar, el Papa actual decide ser, como Jesucristo, un emisario de paz. El Pontífice se ha ofrecido, así lo ha dicho en una de sus primeras alocuciones ante el mundo, que está dispuesto a servir de puente; a ser un mediador, y vaya que, si lo es, un ser espiritual de enorme influencia en el planeta para que cualquier dictador, o calamitoso individuo; o ese psicópata fortalecido por sueños mefistofélicos y con el poder de las armas, pero cansado de matar… arrepentido (sic) al entrar en trance no quiere seguir derramando sangre inocente… pues que acuda a ese sabio ser, aunque humano, a León XIV, que lo puede escuchar y orientar. Nada más valioso sobre la tierra que la paz. Ya la Biblia dice en uno de esos hermosos pasajes que «Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios». Entonces nunca será tarde para la reconciliación, o el perdón, o la solidaridad. Basta ya de construir barcos para la guerra, o más aviones de combate, o tanques para destruir; ahora mismo lo que necesitamos es construir riqueza, y la paz, para calmar el hambre de los pobres, o combatir las epidemias, o lograr que los jóvenes tengan un motivo mayor para enamorarse de la vida; que cada nacional pueda llegar a su propia patria y no vivir con el temor de ser arrestado, o encarcelado, o muerto. Que los viejos sólo recuerden y evoquen y que actúen apenas disfrutando como los niños embelesados con el juego… Abandonar los excesos y la soberbia es tarea de todos los mortales. Tal vez, y después de todo, lo único que debemos resucitar para vivir mejor es la humildad y evitar la codicia… Hoy tuve un sueño: vi que una paloma blanca surcaba el infinito y una voz del cielo me confirmó: León XIV es el elegido. Y entonces apareció en medio de un cúmulo Nelson Mandela, y entre un estrato nos saludaba Mahatma Gandhi, y también observé en varios cirros a Martín Luther King y la Madre Teresa apareció luego al disiparse la niebla. Froté mis ojos y alcancé a musitar palabras que me indicaron que trabajar en beneficio de la paz es el camino correcto. Me desperté… y ahora le pregunto a cada uno de los mortales. Y usted, amigo lector, desde el sitio que se encuentra: ¿Qué está haciendo para construir paz?
Sábado 17 de mayo, 2025.