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El Colombiano
El artesano del Brexit se va del poder en Reino Unido. El primer ministro Boris Johnson no soportó el peso de los escándalos de su administración y renunció a ser la cabeza del Partido Conservador, lo que se traduce en su salida certera del número 10 de Downing Street.
El explosivo cóctel de la dimisión de Johnson incluye el encubrimiento de casos de presunto acoso sexual de uno de sus colaboradores, las cuestionadas fiestas que convocó en pandemia cuando el país estaba en cuarentena, los viajes irregulares de uno de sus asesores más cercanos e, incluso, la costosa remodelación de un salón de su residencia que financió con fondos públicos.
ohnson estaba aferrado a su cargo a pesar de llevar meses de crisis. Las 48 horas de su inminente caída empezaron a contarse en la mañana del martes, cuando comenzaron las primeras renuncias en su equipo de gobierno que se contaron por decenas, hasta llegar a 50.
Ya tambaleaba, pero su carácter confrontacional impedía firmar su carta de salida, hasta que él mismo convocó a una rueda de prensa a las afueras de Downing Street y con el número 10 de la puerta de su casa a sus espaldas se despidió, en un discurso de seis minutos.
En este reconoció que era claro que el Partido Conservador necesitaba un nuevo líder y, por lo tanto, un relevo en el cargo de primer ministro.
“La razón por la que trabajé tanto en los últimos días para mantenerme no es solo por la mayoría que me apoyó en las urnas, sino porque sentí que era mi trabajo, mi deber, mi obligación, continuar haciendo lo que había prometido en 2019”, expresó.
Efectivamente, llegó a ese rol con una abrumadora mayoría conservadora que no se presentaba desde 1987, cuando Margaret Thatcher estaba en el cargo de primera ministra. Empero, la suma de sus escándalos hizo que su estadía en el poder prendiera de un hilo.
El conservador de las fiestas
Todo comenzó en diciembre de 2021 cuando se conoció que el primer ministro celebró fiestas en su residencia oficial mientras Reino Unido estaba en cuarentena por la pandemia, a pesar de que un mes antes del primer evento social el mismo Johnson estuvo hospitalizado por covid-19, durante el primer pico de contagios.
A las fiestas les decían BYOB (Bring Your Own Bottle), lo que en español significa ‘trae tu propia botella’. Esa, justamente, era la única medida de bioseguridad que aplicaba el político en sus celebraciones en pleno mayo de 2020, cuando el planeta se encerraba por el coronavirus.
Fueron al menos seis las reuniones convocadas en la casa estatal durante 2020 y estas apenas saltaron a la luz pública un año después, en el escándalo del partygate. Desde entonces sus detractores laboristas y hasta la disidencia interna conservadora le fueron pasando factura de sus errores.
Boris Johnson fue impactado por un fuego amigo. Su exasesor Dominic Cummings salió de Downing Street por diferencias con la esposa del primer ministro, Carrie Symonds, y fue él quien comenzó a filtrar la información de lo que sucedía en la trastienda, como las fiestas en la terraza de esa residencia que fueron el principio del fin del tori.
Las noticias sobre los eventos sociales lo pusieron a tambalear, aunque no lograron revolcar su gabinete como lo consiguió el escándalo del diputado conservador Chris Pincher.
Contra Pincher se conocieron dos señalamientos por presunto acoso sexual a dos hombres, acusaciones que abrieron el boquete de los procesos que este habría tenido desde 2019 y que, según revelaron medios británicos, eran de conocimiento del primer ministro.
Él, sin embargo, omitió que uno de sus hombres más cercanos tenía procesos ante la justicia y terminó ascendiéndole al rol de número dos de la bancada conservadora en la Cámara de los Comunes.
Otra cereza del pastel fue el wallpapergate, que reveló que Johnson y su esposa Carrie destinaron 65.000 euros (casi 300 millones de pesos) para remodelar una habitación de su residencia, tarea para la que contrataron a la decoradora Lulu Lyttle, una de las diseñadoras de interiores más costosas de Europa.
El 6 de junio superó por una corta brecha una moción de censura de los diputados conservadores, entre los que 211 decidieron darle su confianza de mantener el liderazgo del partido y 148 lo rechazaron. Ese último número mostró que sus días ya estaban contados.
Todos esos elementos fueron nutriendo la receta final por la que 50 de los integrantes de su gobierno le dieron la espalda. Así, Johnson terminó renunciando en medio de su soledad en el poder, pero podrá mantenerse como primer ministro hasta septiembre o octubre, cuando se conocerá al nuevo líder de los conservadores y, por consiguiente, a su sucesor como primer ministro.
Boris Johnson promete apoyar a quien sea el nuevo líder. “Sé que hay muchas personas que se sienten aliviadas con mi salida y otras que están decepcionadas, pero quiero que sepan lo triste que me siento de estar renunciando al mejor trabajo en el mundo”, afirmó.
El caricaturesco Johnson
Comenzó su vida pública como reportero de The Telegraph y luego pasó a ser editor de la revista The Spectator, desde donde saltó a la política. Ganó las elecciones para ser alcalde de Londres en 2008 y fue quien recibió los Juegos Olímpicos de 2012, cita que lo puso en la agenda del mundo.
De la Alcaldía de la capital pasó a la Cámara de los Comunes mientras el país debatía el paso más crucial desde la II Guerra Mundial: la salida de la Unión Europea, el Brexit. Precisamente, las complejidades de ese proceso terminaron sacando del poder a sus antecesores David Cameron y Theresa May.
Al final, la ruptura con el bloque comunitario le dio un lugar en la historia porque fue él quien logró materializar el acuerdo de ese divorcio y firmar la hora cero de la ruptura de una relación de casi 70 años de historia.
Asimismo, su país fue el primero de Occidente en comenzar a vacunar contra el covid-19, con el fármaco de Pfizer, y también uno de los primeros en desarrollar una inmunización para la pandemia, con la de Oxford y Astrazeneca.
En su discurso de dimisión reconoció que “en política nadie es indispensable y nuestro sistema producirá otro líder igualmente comprometido para sacar este país adelante”.
El primer ministro estará por tres meses más en el cargo a pesar de la reticencia de sus compañeros de filas, entre quienes ya se perfilan los nombres de los que podrían reemplazarlo.
Se busca primer ministro
Dado el sistema parlamentario bajo el que se rige el Reino, el mandato para este periodo electoral está en manos de los conservadores –desde las elecciones anticipadas de 2019– y la retirada de Johnson no significa el fin del poder de la colectividad azul.
Por el contrario, ahora se abre una ruta de comicios internos en los que solo pueden participar los cerca de 200.000 militantes que tiene ese grupo para designar a dos nombres, quienes competirán en una elección interna por el liderazgo del partido y, con esto, el cargo de primer ministro.
El nombre que más se escucha como posible sucesor de Johnson es el del ministro de Defensa, Ben Wallce; en ese sonajero también está el del encargado de la cartera de Finanzas, Rishi Sunak; además de Sajid Javid, quien estuvo en la de Sanidad hasta hace dos días, cuando empezó a engrosarse la lista de renuncias al gobierno.
Con menos opción, aparecen las hojas de vida de Liz Truss, quien estaba en la secretaría de Exteriores; de la fiscal general, Suella Braveman; y del diputado Steve Baker.
Sin embargo, falta que se definan las reglas que guiarán la elección interna, condiciones que comenzarán a perfilarse a partir de la próxima semana en el epicentro del Partido Conservador, la colectividad del Brexit que saca del poder a un primer ministro por tercera vez en seis años