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HUELLAS
Por GERNEY RÍOS GONZÁLEZ
Los aportes de las lenguas indígenas en palabras al idioma castellano son invaluables para la historia del buen decir y la identificación de objetos, animales, parajes, tierras, elementos del diario vivir y hablar, asuntos meticulosamente sabios que enriquecen día a día las investigaciones lexicográficas que año tras año adelanta la Real Academia Española de la Lengua.
Ese organismo “científico” en la selección del magnánimo hablar y escribir ha recogido en sus estudios expresiones, y voquibles utilizadas en las lenguas, cientos de ellas que aun sirven a los milenarios. Las más influyentes en el idioma español, a juicio de especialistas gramáticos son los lenguajes caribes, náhuatl, quechua, araucano y tupi- guaraní. Voces calificadas en el diccionario monumental de la RAL como “indigenismos”, unas veces empleadas en las regiones de origen o intercaladas al idioma de Castilla.
Nativos mansos y dulces
Cristóbal Colón, el navegante esclarecido en los siglos de la historia, hizo contacto con los primeros indígenas americanos en la isla de San Salvador, actual Haití. De este encuentro dio cuenta a los Reyes Católicos patrocinadores de su aventura, diciendo de ellos, en su pensamiento bipolar, que eran “gente de amor y sin pudicia… en el mundo creo que no hay gente ni mejor tierra; ellos aman a sus prójimos como así mismos y tienen un habla, la más dulce del mundo y mansa y siempre con risa”. Algunos datos que se pierden en la noche de los siglos indican que antes de la llegada de Colón los nativos tainos fueron desterrados de las pequeñas Antillas por los pueblos caribes, donde imperaban dos lenguas: caribe y arahuaca en Santo Domingo y Cuba.
Las palabras acogidas y reconocidas por el idioma castellano aportados por lenguas y dialectos, son innumerables. Algunos ejemplos es menester señalarlos para conocer la importancia de los grupos raizales que desarrollaron sus propias expresiones lingüísticas para riqueza de países y generaciones humanas.
Fray Ramón Pané habla y escribe de conuco: “Dicen, pues, (año 1496) que un día habiendo ido Yaya a sus conucos que quiere decir posesiones de su herencia”. Aun se utiliza en el Caribe para referir “sementeras”. Fernández de Quevedo cita enagua que son unas mantas cortas de algodón con las que indias andan cubiertas desde la cintura hasta las rodillas”. Guayaba también es referenciada por Fray Ramón Pané. “Dicen que durante el día están recluidos los muertos y que por las noches salen a pasearse y que comen de cierto fruto que se llama guayaba, que tiene sabor de membrillo”. De hamaca explica el padre de Las Casas “y en ellas duermen los indios, como redes colgadas”.
También Gonzalo Fernández de Oviedo trae la palabra huracán, ya en boga en el siglo XVI, “en lengua de La Española, quiere decir propiamente tormenta o tempestad muy excesiva”. Igualmente, de Las Casas apunta Jejen quien hablaba de Xexen. Y Bernal Díaz del Castillo autor de crónicas sobre la conquista de México por Hernán Cortés, venido al mundo en Medellín, Extremadura, a quien acompañó´, afirma “… había siempre muchos mosquitos así de los zancudos como de los charcos, que llaman xexenes que son peores que los grandes”. Es voz náhuatl. “Tabaco viene del taíno y era usado en ceremonias de los pueblos americanos”, hoja de planta que crían con mucha diligencia para el efecto de estos tabacos…” escribe Fernández de Oviedo.
Yuca o mandioca, es voz guaraní, lo mismo que tapioca que es su fécula. “La he comido muchas veces y es muy buena fruta”, asegura este historiador cronista.
En el imperio azteca el idioma era náhuatl, según Diego Muñoz Camargo del siglo XVI, historiador mestizo. Cacao descrito por Fray Bernardino de Sahagún: “El fruto es como una mazorca de maíz”. Otras voces aparte de las culturas indígenas de América entre cientos más al diccionario castellano son: Coyote, tiza, tomate, chacra o chácara, coca, batata, vicuña, papa, voz quechua según Agustín de Zárate del siglo XVI que escribiendo del Perú anotó: “los indios comen unas raíces que llaman papas, que son de hechura y aun casi con sabor de turmas de tierra”.