News Press Service
Por Gerney Ríos González
Crecimos en las llanuras del norte del Tolima, epicentro Armero, y en las alturas del eje Santa Isabel, Líbano, Murillo, rumbo a Manizales, observando en las albas, auroras, amaneceres y los atardeceres copos de nieve, con arco iris incorporado.
Nuestro país, el inmenso territorio de la patria es de paisajes inimaginables: Bellos anocheceres, crepúsculos inéditos cantados por los poetas, ocasos que invitan a la meditación sobre la grandeza del universo, millones de estrellas en el fantástico mundo de la creación, días de sol, nocturnas estaciones de la luna y a lo lejos los planetas del sistema estelar conocido por el hombre. Pero la joya de la corona la constituyen los nevados, otrora mirados de lejos, hoy destino de turistas propios y del mundo.
La “industria sin chimeneas” ha puesto sus ojos en estos parajes de ensueño que, con sus nieves perpetuas, hoy nos desencantan al saberse a ciencia cierta el fenómeno de los deshielos a causa del cambio climático y el efecto invernadero. El desastre mundial toca también a las puertas de una Colombia sin oídos para prevenir lo imprevisible. El hombre en su afán civilizado en la búsqueda de la felicidad terrena ha pervertido el orden de la naturaleza y prepara aun sin saberlo, la debacle final del género humano o la extinción de la vida en la Tierra.
Colombia tiene aún seis nevados, convertidos en centros de atención y visitas turísticas de propios y extraños, escenarios atrás considerados lugares solo para alpinistas en busca de aventuras riesgosas o deportistas con ansias de altura. Esos “picos” se proyectan en el horizonte a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar y se ven a los lejos los cascos glaciales que invitan a la imaginación.
Ahí sobre el paisaje están la Sierra Nevada de Santa Marta, el nevado de El Cocuy, Santa Isabel, nevado del Tolima, Volcán Nevado del Ruiz, Nevado del Huila y Sierra Nevada de Guican al nororiente donde termina el territorio de Boyacá con límites venezolanos. Las autoridades ambientales y civiles solo permiten llegar a cinco; el Nevado del Huila fue cerrado al turismo por cuanto ofrece actividad volcánica y solo se debe llegar a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Lo triste del asunto es que estos nevados corren el eminente peligro de desaparecer. En siglos anteriores se convirtieron en fantasmas 13 de ellos. Colombia contaba con 19 según cifras colectadas hasta inicios del XX. Los deshielos fueron el resultado del aumento del clima mundial, asunto contra el cual lucha la ciencia de nuestros días.
Y el turismo a esos lugares de ensueño avanza. Parques nacionales naturales de Colombia registró un ascenso de 102 mil visitantes a los tres parques ídem, del Ruíz, Santa Isabel y Tolima e igualmente, Cocuy, Sierra Nevada de Santa Marta y Guican de la Sierra.
Según la entidad rectora y vigilante se registró un crecimiento turístico de 18% superior a 2021, pese a la pandemia de la covid-19; desde 2018, el aumento de turistas registro 85 mil 533 visitas. Así, los paseantes nacionales y foráneos tuvieron contacto con la maravillosa naturaleza de las nieves perpetuas, los animales y la exótica flora de las alturas colombianas.
Y no solo el ascenso a los nevados, también las inversiones ecológicas, las rondas senderistas y el avistamiento de aves, en cuyas especies el país se coloca en lugar privilegiado mundial.
Actividades deportivas y turísticas que llevan a los practicantes a gastar tres días con sus noches, para una experiencia sin olvido. Y además el turista con suerte puede “toparse” con el puma, el oso de anteojos, el cóndor o el águila, desde lejos y con ayuda de prismáticos.
Esto, en los ecosistemas calificados, el páramo donde reina el frailejón, y otras plantas endémicas. Para estar allí en el paisaje de hielo y frío, se requieren buena salud, corazón, pulmones y una serie de artefactos y ropas abrigadoras para complemento del programa.
Las agencias especializadas en este turismo singular informan en detalle para la aventura. Prepare bien su bolsillo: Hay planes que van desde los 500 mil al millón de pesos. Pero vale la pena. Ecoturismo y geologística de viaje están a la orden del día. Y además lo que tiene que ver con las basuras. Hay vigilancia sobre los residuos que deben ser controlados por paseantes y habitantes locales.
Hay normas a cumplir para que el ecoturismo siga su marcha a esos especiales lugares. También existen guías para seguridad de los viajeros y andantes.
Algo interesante son los logros económicos de los municipios con el turismo de las alturas nevadas. Sesenta mil hectáreas que comprende todo el paisaje del Parque Nacional de los Nevados, han impulsado el desarrollo de muchos pueblos colombianos.
Manizales, Villamaría, Salento, Ibagué, Armero, Líbano, Murillo, Santa Isabel, San Sebastián de Mariquita, Fresno, Herveo, Falán, Palocabildo, Casabianca, Villahermosa Cajamarca, y otros, son puntos de referencia turística para visitar los nevados… antes que la nieve se derrita y esos lugares apenas sean yermos muertos de la naturaleza y el paisaje.
Lo precedente, nos hace recordar que, el pentágono cafetero integrado por Caldas, Huila, Quindío, Risaralda y Tolima en el siglo XX, la cordillera central tenía en pleno esplendor el Parque de los Nevados con picos llenos de nieve y volcanes que, desde Armero observábamos con emoción profunda. En la actualidad la zona es rotulada con el nombre de Paisaje Cultural Cafetero, dizque patrimonio de la Humanidad.
Por esas calendas, las cumbres más altas eran el volcán Nevado del Ruiz con 5.333 metros de altura, el Nevado del Tolima con 5.222, y el Nevado del Quindío con 5.155 msnm, donde desapareció su capa de nieve blanca, reducido a 4.744 msnm, con la denominación de Paramillo del Quindío, referenciado por unas rocas, ahora un volcán en uso de mal retiro, sobresaliendo los desiertos de arena, con laguitos y frailejones en su entorno. ¿quién tuvo la culpa de su hundimiento? Las quemas provocadas y la ganadería expansionista.
El Nevado del Cisne que alcanzó los 5.111 msnm desapareció, ahora es conocido con el nombre de Paramillo del Cisne-Morro Negro, localizado entre los complejos volcánicos del Nevado del Ruiz al norte y el hermoso Nevado de Santa Isabel al sur.
El Nevado del Huila, siempre amenaza con entrar en erupción, incorporando flujo de lodo, escombros y avalanchas, asociados con fenómenos de remoción en masa por la inestabilidad de sus laderas. Fue un estratovolcán activo, su cima alcanzó los 5.366 msnm, siendo la cuarta montaña más alta de Colombia, ubicado en el corazón Nasa; presenta una tasa de pérdida en su área nival de 0.8 por ciento al año. En el 2012 los habitantes de Neiva, lo apreciaron estupefactos y anonadados, porque el Nevado se ofuscó.
Destacar que en los años 2021 y 2022 los coroneles Andrés Mauricio Quintero Londoño, Jairo Antonio Castillo Colorado y el mayor Jair García Martínez, orgánicos de la Sexta Brigada con epicentro en el Tolima, en el marco de la doctrina Artemisa, dedicaron esfuerzos en potencializar los páramos sembrando frailejones y creando conciencia ambiental, concatenados con la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, la Asociación de Universidades de América, Comfatolima, el Colegio de Abogados del Tolima Grande, la histórica Cámara de Comercio de Honda, Guaduas y el Norte del Tolima con la asesoría del ambientalista Alfredo Guillermo Molina Triana.