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Eureka
El próximo año, quizá en una fecha tan temprana como el 5 de febrero de 2026, la Humanidad volverá a la Luna. No a su superficie —eso queda para Artemisa III o la tripulación china elegida para pisar la Luna antes del fin de 2030, los primeros que lo consigan—, pero sí darán una vuelta a su alrededor. Serán los primeros seres humanos en abandonar el pozo gravitatorio terrestre en poco más de 53 años.
El comandante Reid Wiseman, el piloto Victor Glover y los especialistas de misión Christina Koch y Jeremy Hansen viajarán a bordo de la nave Orión bautizada como Integrity en la misión Artemisa II (Artemis II en inglés) con el objetivo de poner a prueba los sistemas de la nave Orión en su primera misión tripulada, de unos diez días de duración. Christina Koch será además la primera mujer en viajar hacia la Luna y Jeremy Hansen (Canadá) será el primer astronauta no estadounidense en hacer lo propio.
Aunque la fecha oficial del lanzamiento de Artemisa II sigue siendo «no más tarde de abril de 2026», la NASA se muestra confiada en poder lanzarla antes. Para sorpresa de todo el mundo, en las ruedas de prensa sobre la misión celebradas el 23 de septiembre, la agencia espacial anunció que estaba barajando como primera fecha posible para el lanzamiento el 5 de febrero (es muy probable que esta fecha se retrase en los próximos meses).
De febrero a abril las ventanas de lanzamiento de cada mes duran de cuatro a ocho días. Cada día, la ventana tiene una duración de unas horas, que en febrero coincide con la tarde-noche local en Florida. El lanzamiento del segundo cohete SLS Block 1, el primero tripulado de este lanzador, será muy parecido al de la misión Artemisa I, con la principal diferencia, bastante obvia, de que esta vez llevará cuatro seres humanos a bordo.
La presencia de una tripulación se traduce en que en esta ocasión se hará una prueba de cuenta atrás, como en los viejos tiempos del transbordador espacial, o TCDT (Terminal CountDown Demonstration Test), en la que se simulan los procedimientos de cara al lanzamiento, incluyendo la llegada de los astronautas a la rampa y su introducción en la cápsula.

La prueba, que se para a unos 20 segundos antes del despegue, no incluye la carga de propelentes por motivos de seguridad. Esta prueba de carga de hidrógeno y oxígeno líquido se realiza en otra prueba aparte, normalmente realizada previamente, conocida como wet dress rehearsal en el mundo de la cohetería.
En el caso de Artemisa I, la carga de propelentes fue todo un quebradero de cabeza por culpa de las continuas fugas de hidrógeno que obligaron a realizar varias pruebas de este tipo, pero la NASA asegura que se han tomado todas las medidas para evitar que estas fugas vuelvan a aparecer y retrasen el lanzamiento. Otra diferencia con respecto a Artemisa I es que esta vez el cohete está equipado con una torre de escape o LAS (Launch Abort System) completamente operativa. Precisamente, el LAS se activará 5 minutos antes del despegue.

Como en Artemisa I, primero se encenderán los cuatro motores criogénicos RS-25 (todos ellos usados anteriormente en misiones del shuttle) de la etapa central y a T+0 segundos se activarán los cohetes de combustible sólido SRB. Poco después del despegue, el SLS girará hasta que los astronautas queden cabeza abajo.

Tras la separación de los SRB a los 2 minutos y 9 segundos, los cuatro motores RS-25 se apagarán a los 8 minutos y 3 segundos (MECO). La segunda etapa ICPS con la nave Orión se separará 12 segundos más tarde. A los 20 minutos tras el lanzamiento se desplegarán los cuatro paneles solares del módulo de servicio europeo (ESM).

Christina Koch y Jeremy Hansen dejarán sus asientos y comenzarán a configurar el dispensador de agua y el baño (un pequeño compartimento con dos puertas plegables en el «suelo» de la cápsula).
La etapa central colocará el conjunto ICPS+Orión en una trayectoria suborbital —de esta forma la etapa central reentrará en el Pacífico—, motivo por el cual la segunda etapa ICPS debe hacer un encendido para llegar a la órbita baja (LEO), que se producirá a los 49 minutos y 49 segundos, una maniobra denominada eufemísticamente como «elevación del perigeo», quedando la nave en una órbita de 185 x 2200 kilómetros.

Después de esta maniobra, Chris y Jeremy procederán a quitarse sus trajes IVA naranjas u OCSS (Orion Crew Survival System [suit]), derivados de los trajes ACES del shuttle. Durante el lanzamiento, cualquier fallo de los SRB activará el sistema de escape LAS. Si se apaga un motor RS-25 durante los primeros 23 segundos del vuelo, se realizará un aborto en el Pacífico.
Si falla un motor entre los 23 segundos y los 5 minutos, no se podrá llegar a la Luna, pero sí a órbita baja. Si el fallo es posterior, se podrá ejecutar una misión normal a la Luna.
1 hora y 48 minutos tras el lanzamiento la ICPS se encenderá por segunda vez para efectuar una maniobra de elevación del apogeo, colocando la nave en una órbita muy elíptica de 0 x 70000 kilómetros (nunca antes una nave tripulada ha estado en una órbita tan alejada de la Tierra).
Esta extraña órbita tiene varias propiedades importantes. Primero, su periodo es de 24 horas. Segundo, el apogeo es tan elevado que el encendido de escape a la Luna requiere una energía (Delta-V) mínima, que puede ser suministrada por el pequeño motor de la nave Orión (un OMS del shuttle modificado). Tercero, el perigeo de 0 kilómetros implica que la segunda etapa ICPS reentrará de forma segura en la atmósfera.

Tras este encendido, el comandante Reid Wiseman y el piloto Victor Glover también se quitarán las escafandras OCSS, mientras sus dos compañeros preparan la cámara para la siguiente fase de la misión, las maniobras cerca de la etapa ICPS.
Efectivamente, a las 3 horas y 24 minutos la Orión se separará de la ICPS y el control de la misión pasará del Centro Espacial Kennedy al Centro Johnson en Houston. Wiseman y Glover maniobrarán la Orión para acercarse a la ICPS y efectuar distintas maniobras de giros, alejamientos y acercamientos.

Antes, la etapa habrá sido «pasivizada» para evitar cualquier tipo de fuga de los propelentes criogénicos. La nave Integrity se acercará hasta 10 metros de la ICPS y toda la fase durará 1 hora y media, dividida en dos secciones de 45 minutos.
El objetivo de este vuelo en formación con la ICPS, que recuerda a las maniobras del Apolo 7 con la etapa S-IVB en 1968, es comprobar que la nave Orión se comporta tal y como predicen los modelos teóricos de cara a asegurar un acoplamiento sin problemas con el módulo lunar HLS en Artemisa III (en Artemisa II, la Orión no lleva, al igual que en Artemisa I, sistema de acoplamiento alguno).
Completado el vuelo en formación, la Orión se alejará de la ICPS y realizará un encendido para elevar el perigeo —hasta los 190 kilómetros aproximadamente— y no reentrar en la atmósfera.

Luego, la ICPS soltará varios cubesats (al menos tres, de Arabia Saudí, Corea del Sur y Alemania). Aunque suene extraño, la tripulación deberá irse a dormir —no creo que peguen ojo— y, al pasar por el perigeo, deberán despertarse para supervisar la inyección translunar o TLI. A diferencia del Apolo, donde el encendido TLI estaba a cargo del potente motor J-2 de la etapa S-IVB, en Artemisa II será el pequeño motor OMS de la Orión el que mande la nave hacia la Luna.
Integrity quedará situada en una trayectoria de retorno libre que la llevará alrededor de la Luna y de vuelta a la Tierra. Esta trayectoria es la que siguieron algunas misiones Apolo al principio de la misión —luego se desviaban de la misma—, aunque solo el Apolo 13 llevó a cabo una trayectoria de retorno libre completa y, lógicamente, no porque quisieran.

Recordemos que Artemisa I siguió una trayectoria diferente que colocó a la Orión en una órbita DRO (Distant Retrograde Orbit) alrededor de la Luna.
En caso de que surja algún problema durante el primer día, la Orión podría dar otra vuelta a la Tierra en su órbita de 24 horas e intentar el encendido TLI un día más tarde, aunque esta opción dependerá de la ventana de lanzamiento concreta y en algunas fechas no estará disponible.

A pesar de que Artemisa II suele compararse con el Apolo 8, esta última misión se colocó en una órbita baja alrededor de la Luna, algo que la Orión no podría lograr aunque quisiera por las limitaciones de Delta-V de su motor y el módulo de servicio (en Artemisa III se situará en una órbita muy elíptica NRHO para sortear esta restricción), limitaciones heredadas del diseño original de la Orión para el programa Constelación en la primera década de este siglo.
Si el motor principal OMS falla durante el encendido TLI, se podrá completar usando los propulsores RCS secundarios. Estos propulsores, o el motor OMS, también podrán usarse para un aborto durante los primeros días con el fin de volver a la Tierra si hay algún problema grave.

sin duda, el momento álgido de la misión será el sobrevuelo lunar, casi en el sexto día de la misión. Los cuatro astronautas pasarán a una distancia mínima de la Luna de entre 6500 y 10000 kilómetros, dependiendo del día de lanzamiento, sobre la cara oculta (como comparación, el Apolo 13, la misión lunar Apolo que pasó más lejos de la Luna, lo hizo a unos 250 kilómetros de su superficie).

Los astronautas dedicarán un día de actividades científicas centradas en el sobrevuelo, aunque la nave Orión solo estará unas tres horas relativamente cerca de nuestro satélite, un tiempo que los astronautas dedicarán a observar a través de las cinco ventanas de la nave.

Paradójicamente, podrán ver mejor la cara oculta de la Luna en su conjunto que las tripulaciones del programa Apolo, ya que estas últimas se lanzaron mientras la mayor parte de la cara visible estaba iluminada, y la cara oculta en sombra, porque las zonas de alunizaje estaban en el hemisferio visible).
Durante el sobrevuelo la tripulación perderá el contacto con la Tierra al pasar nuestro planeta por detrás de la Luna (a diferencia de China, EE. UU. no dispone por ahora de satélites retransmisores para enviar datos desde la cara oculta).

Después de efectuar una serie de encendidos de corrección de la trayectoria, la Orión regresará a la Tierra en un viaje de unos cuatro días. 2 horas antes de la reentrada, los cuatro astronautas se pondrán las escafandras IVA —en el Apolo los astronautas no se ponían las escafandras EVA/IVA A7L— y realizarán pruebas de estanqueidad de los trajes.
Unos 38 minutos antes de la reentrada la nave cambiará las comunicaciones de la red de espacio profundo DSN a los satélites TDRS (usados para las comunicaciones con la ISS, por ejemplo).

A 20 minutos de la reentrada la cápsula se separará del módulo de servicio europeo, que se desintegrará en el Pacífico.
La cápsula Orión no llevará a cabo una doble reentrada (skip reentry) como en Artemisa I, sino que efectuará una reentrada más similar a las del Apolo, con un perfil más homogéneo que, aunque tendrá dos picos de deceleración y carga térmica, en teoría debe evitar que el escudo térmico sufra un desgaste excesivo.

Recordemos que en Artemisa I el escudo térmico sufrió un desgaste excesivo por culpa de la formación de bolsas de gas dentro de las capas de material ablativo. El nuevo perfil de reentrada debería minimizar los daños en el escudo.
La cápsula Orión amerizará frente a las costas de San Diego (California) tras desplegar dos paracaídas piloto y tres principales. Dos helicópteros llevarán a los astronautas en parejas desde la cápsula hasta el buque de rescate.

Tras ser examinados por un comité médico, la tripulación viajará a California en helicóptero o en el propio barco, dependiendo de la distancia a la que se encuentren de la costa. Y de esta forma terminará la primera misión lunar de la Humanidad de este siglo.
El cohete SLS de la misión ya está integrado en el VAB del Centro Kennedy (dentro también se está ensamblando al mismo tiempo el SLS de Artemisa III) y la cápsula Orión, que ya ha sido colocada bajo el LAS, se unirá al conjunto en breve.

En enero el SLS y la Orión Integrity serán trasladados a la rampa 39B para comenzar las pruebas de cara al lanzamiento.
Así que ya sabes, prepárate, porque a principios del año que viene volvemos a la Luna. Solo hemos tenido que esperar más de medio siglo.