
El Sistema de Cuentas Nacionales actualizado captura mejor la digitalización, los activos intangibles y la producción global, lo que ayuda a los gobiernos a apoyar el crecimiento, el empleo y la inversión.
News Press Service
FMI
Vladimir Klyuev , James Tebrake
Las piedras angulares de nuestro mundo digital —desde las aplicaciones para teléfonos inteligentes hasta los nuevos activos digitales y las herramientas de inteligencia artificial— no existían en 2008, la última vez que la comunidad estadística mundial revisó su enfoque para estandarizar la forma en que los países miden la economía.
Ahora, un Sistema de Cuentas Nacionales actualizado —el estándar mundial para producir medidas de actividad económica— incorpora de manera más completa las tecnologías emergentes, los servicios digitales y los activos intangibles.

Sorprendentemente, a pesar de la creciente fragmentación geoeconómica, la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad en marzo la amplia y exhaustiva actualización.
Se trata de la sexta iteración en las casi nueve décadas de historia del SCN, un estándar global para métricas nacionales que incluyen la producción, los ingresos, el consumo, la inversión de capital y las actividades financieras, así como la riqueza nacional. La actualización del SCN es un esfuerzo global coordinado por el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
El FMI contribuyó significativamente a la actualización del SCN en áreas como la digitalización, el comercio, las finanzas públicas y la innovación financiera.
Estas contribuciones ayudan a garantizar que los gobiernos cuenten con las herramientas necesarias para tomar decisiones más informadas sobre cómo impulsar el crecimiento de sus economías, crear empleo y responder a las crisis.
Unas estadísticas económicas precisas son vitales para una formulación de políticas eficaz. Y la medición en la economía mundial de 114 billones de dólares debe mantenerse al día, incluso a medida que se acelera el ritmo del cambio.
De lo contrario, los bancos centrales y los ministerios de finanzas terminarán estableciendo políticas monetarias o fiscales con base en información incompleta, obsoleta o inexacta.
Por esta razón, el SCN revisado se centra en la digitalización. Por ejemplo, a pesar de los rápidos avances en las tecnologías digitales, el crecimiento de la productividad reportado en muchas economías avanzadas se ha mantenido lento.
Esto ha llevado a algunos investigadores a sugerir que esto podría reflejar, en parte, deficiencias en la medición de la actividad digital.
Otro factor importante de la actualización del SNA es la creciente importancia de los criptoactivos, uno de los más difíciles de abordar. Bitcoin, por ejemplo, tiene un impacto económico tangible, debido, entre otras cosas, al consumir grandes cantidades de energía para su producción.
Sin embargo, al no implicar la creación de bienes o servicios en el sentido tradicional, no se contabiliza en el producto interior bruto.
La medición de las criptomonedas es crucial desde una perspectiva de política pública, ya que, si bien representan una proporción relativamente pequeña de los activos globales, podrían tener implicaciones significativas para la estabilidad financiera futura, la política fiscal y la supervisión regulatoria.
Ahora, los estadísticos han encontrado una manera de clasificar ciertos criptoactivos como «activos no financieros no producidos», lo cual se refleja en la riqueza nacional. Garantizar que el nuevo SCN pueda orientar a los países sobre cómo reportar criptomonedas es una forma de asegurar el futuro de los estándares.

Las criptomonedas, por supuesto, son solo una de las muchas consideraciones para las transformaciones digitales en diversas industrias y productos.
Para reflejar mejor la economía digital, el SCN recomienda que los países desarrollen un conjunto de indicadores que abarquen áreas como la IA, la computación en la nube, las plataformas de intermediación digital y el comercio electrónico.
También proporciona una definición de IA para su uso en las cuentas nacionales y su visibilidad.
Más allá de la digitalización, el SCN actualizado también responde a las lecciones de la crisis financiera mundial, recomendando maneras de captar mejor los riesgos y vulnerabilidades financieros.
A medida que la innovación financiera se acelera y las instituciones financieras no bancarias desempeñan un papel más importante, estos riesgos pueden volverse más complejos.
Para abordar esto, el SCN actualizado exige desgloses más detallados de los activos y pasivos financieros, tanto por tipo de instrumento como por subsector institucional.
Otra mejora importante es que el SCN actualizado ofrece una comprensión más profunda de cómo las grandes corporaciones con operaciones internacionales producen bienes y servicios y distribuyen sus beneficios.
De esta manera, las cuentas nacionales pueden captar mejor la producción y los ingresos generados por empresas multinacionales que externalizan la fabricación a otros países, pero conservan el control sobre el diseño, la marca y la propiedad intelectual.
Estos cambios están estrechamente alineados con las revisiones del Manual de Balanza de Pagos (MBP) para garantizar la coherencia en el registro de las transacciones transfronterizas y las cadenas de valor globales.
Esta importante armonización hace que los datos económicos sean más accesibles y prácticos, permitiendo a los gobiernos, las empresas y los investigadores abordar las complejidades financieras globales con un conjunto de estadísticas más consistente.
El marco actualizado también otorga mayor visibilidad al producto interno neto (PIB), como complemento del PIB, para reflejar mejor la sostenibilidad.
El PBI resta no solo la depreciación del capital fijo, sino también el agotamiento de los recursos naturales, que no se reflejan en las cifras tradicionales del PIB.
Según estimaciones del FMI, el PBI suele ser entre un 10 % y un 25 % inferior al PIB. Restar el agotamiento de los recursos naturales no renovables tendrá un impacto relativamente pequeño en el PBI en la mayoría de los países, pero sustancial en aquellos donde la minería y otras industrias extractivas desempeñan un papel importante.
Reconocemos que estos cambios son ambiciosos, complejos y exigen tiempo y recursos a las agencias estadísticas, especialmente con presupuestos más ajustados.
Sin embargo, son cruciales para garantizar que los datos económicos sigan siendo fiables en un mundo en constante evolución.
A medida que los países trabajan para captar mejor la actividad económica a través de los datos, es importante que los responsables políticos proporcionen a las oficinas nacionales de estadística los recursos necesarios para implementar los nuevos estándares y, en general, para producir estadísticas de calidad que orienten las mejores políticas.
El FMI brindará orientación, asistencia técnica y capacitación para apoyar la transición hacia la implementación de los estándares actualizados del SCN y del BPM para 2029-30.