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El Pais
El archipiélago de San Andrés y Providencia fue el escenario esta del orgullo patriótico que embargó a todos los sectores políticos de Colombia.
La nueva sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el largo litigio contra Nicaragua fue la contrapostura del trauma que supuso otro fallo de hace 11 años en 2012
Colombia con ese fallo aseguró su soberanía en San Andrés, pero perdió 72.000 kilómetros cuadrados de mares circundantes. Esta vez la historia fue distinta, con una decisión totalmente favorable respecto a los límites de la plataforma continental nicaragüense.
Colombia ganó de “manera absoluta y contundente” —poco habitual en el tribunal—, según destacó Manuel José Cepeda, integrante del equipo negociador entre 2013 y 2022. La polarización se disipó por unos días y el país miró a San Andrés, epicentro de orgullo patriótico.
El presidente Gustavo Petro fue uno de los primeros en celebrar la decisión, pese a que no llegó a las islas a encabezar los festejos —como había anunciado—.
“Esperamos con este fallo cerrar la controversia limítrofe y abocarnos a llevar desarrollo sostenible a nuestro archipiélago”, escribió en sus redes sociales. Sus antecesores, Iván Duque (2018-2022) y Juan Manuel Santos (2010-2018), lo acompañaron.
El primero consideró que los miembros del equipo negociador durante su Gobierno “desvirtuaron los argumentos de Nicaragua en su absurda pretensión de plataforma continental extendida”. El segundo valoró, junto a la excanciller María Ángela Holguín, que el litigio —de tres procesos en más de 20 años— puso al archipiélago en “el centro de la conversación nacional”.
Tanto ha sido el orgullo que el Gobierno conmemorará este jueves los 213 años de independencia con un acto en San Andrés. “Celebremos nuestra soberanía. ¡Te esperamos!”, invitó el Ejecutivo en un insólito video que protagonizó la muñeca Barbie y que pintó de rosa fluorescente a Petro y a la vicepresidenta, Francia Márquez.
Sin embargo, varias voces matizaron también que no todo es color de rosas. Los pescadores raizales en las islas reclamaron el jueves que Colombia acerque posiciones con Nicaragua. “Nuestra soberanía alimentaria está en juego si la pesca ilegal y foránea continúa depredando nuestros mares”, denunciaron respecto a problemas transfronterizos que van más allá de la nueva sentencia.
Algo similar opinó el profesor Mauricio Jaramillo, que remarcó que aún están pendientes de resolución varios asuntos que derivan de fallos anteriores y que varios gobiernos han postergado. “Aunque sea costoso políticamente, Bogotá y Managua deberán negociar directamente un esquema de protección de las comunidades del archipiélago”, subrayó en un artículo de opinión en este periódico.
La incógnita es cómo negociar con Nicaragua en un contexto en el que hacerlo genera el rechazo de varios sectores. Duque, por ejemplo, reiteró el jueves su postura de que Colombia no debe acatar el fallo adverso de 2014: “Los límites de la patria sólo pueden modificarse por un tratado ratificado por el Congreso. No se debe ceder un milímetro de territorio”.
Su estrategia como mandatario fue diametralmente opuesta a la que proponen figuras como el expresidente Ernesto Samper, que en una tribuna en EL PAÍS enfatizó que la única vía posible es acatar todos los fallos de la CIJ. “Hacia adelante hay que tener en cuenta lo que debimos hacer antes de dejarnos llevar a La Haya: agotar la vía diplomática. De haberlo ejecutado, nos habríamos ahorrado 22 años de litigio y pérdidas oceánicas”, resaltó.
Más allá del júbilo y el patriotismo, las tensiones con Nicaragua y los problemas de los pescadores en San Andrés están lejos de ser parte del pasado. El Gobierno de Gustavo Petro, que sufre en estos días los deslices de su embajador en Managua, tiene varios retos por delante. Está obligado a negociar políticamente para dar cumplimiento a los fallos anteriores —como ordenó la CIJ en una sentencia de 2022— y debe responder a los reclamos de los raizales de consolidar la reserva transfronteriza Seaflower.