
News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
Disfrutar, palabra que significa alegría, sentirnos cómodos, agradecidos, puesto que, y a pesar de las circunstancias, poco sufrimiento -ja-, nos acarrea la existencia; se canta, bailamos, se abren los brazos y celebramos; de fácil saludo, el corazón late despacio, en definitiva: la dulzura inunda los caminos de la tierra y un esplendente arco iris se luce en el horizonte, mientras que los seres humanos desplegamos las alas para seguir bailando. Qué hermosa es la felicidad: perfumes, lavanda, vetiver, el ave del paraíso, pino e incienso; debemos creer que siempre será así, aunque… en algún momento un palo se atravesará y entonces la rueda, o sea: cada uno debe prepararse porque puede quedar atascado a la vera del camino y es posible que le toque saltar obstáculos, o viajar en caída libre. Mejor que vaya practicando para debutar. De a poco, o puede prepararse en forma. A todos nos llegarán malos días, zozobra, pánico. Dejémoslo así. No debemos invocar los dolores, pero, éstos son ley de vida. Inevitable, Inatajable, ineluctable. No hay escapatoria. Para nadie. Frente a lo que sigue debo ahora, aterrizar el discurso. Difícil la situación que atraviesa Millonarios. Uno de los mejores equipos futboleros de Colombia, al menos el de mayor tradición. Embalado como venía, ganándole a todo el mundo, pero, en la actualidad sus resultados poner a llorar a más de uno: jugadores, directivos, hinchas, periodistas, en fin, la institución anda en crisis. Lleva siete partidos sin ganar. Y puede quedar eliminado del octogonal de fin de año. Rasgarse las vestiduras es fácil. O echarles la culpa a otros significa «orinar fuera del tiesto». Es claro que se debe tener, para empezar, cabeza fría, sangre de reptil. Nada de nervios. Puede aún clasificar, le queda un partido, uno sólo para hacer tres puntos. Si gana su próximo partido contra Alianza Petrolera, (domingo 30 de octubre, 4:00 p. m.) ingresa a la liguilla final y tiene chance hasta de ser campeón. Nada está escrito, ni el destino influye. Eso que la suerte, o la conjunción de los astros, o x, y, z, no sirve en los actuales momentos. Empezar por ser positivos, que haya unidad, que entrenen con mayor ardentía y que se conviertan en seres peligrosos. Quiero decir: la moral en alto es clave para salir del bache. En el cotejo que perdió Millos ante el Medellín por 2 -1, vimos ansiedad, precipitud, inseguros al extremo, desorden, caos; y así no se llega al puerto amado. Calma, es lo que se pide; si se aferran al libreto del técnico y cada uno de los jugadores cumple, desde su posición, con el trabajo que se le encomienda, pues despacito los goles aparecen. El psicólogo, sólo debe ayudarles con el efecto placebo: «Van a salir a la cancha, tranquilos, piensen que mañana estarán en sus casas descansando, plácidos, recibirán elogios, caricias y lo mejor: encontrarán el triunfo, si se lo proponen. Las cumbres sólo las conquistan los valientes». Optimismo al cien y de seguro que coronarán la meta. Así que «ánimo muchachos que nada está perdido, con un esfuerzo más ganaremos el partido», estribillo de las mejores porristas, y que, de una u otra forma, ayuda. Pasa lo mismo, pero, al contrario, aspiro que ustedes me entiendan; algo así como dándole duro, pero suave; Colombia, fútbol femenino sub-17, ad portas de ser campeón mundial de la categoría. La finalísima se jugará el domingo 30 de octubre, a las 8:30 de la mañana, en la India, nación asiática. Nuestro país se enfrenta a España. Y cualquiera puede ganar. Son once contra once. Es inevitable hacer un examen de conciencia. Ya se ha hecho historia. Un plantel que derrotó la adversidad. Con una dirigencia, léase Federación Colombiana de Fútbol, sino en contra, si escéptica frente a las utilidades, y a la publicidad que podría generar, en este año, un campeonato de féminas, cuando a nivel nacional se procuran torneos con otros intereses. Vaticinios en contra de las chicas: pocos equipos femeninos en contienda, escasos patrocinadores, y hasta alguno de los dirigentes de la entidad futbolera, atrevido, al asegurar que no eran profesionales las damas dedicadas a singular disciplina. Un torneo femenino donde los augurios solo indicaban pobreza y desidia por los equipos involucrados en el certamen colombiano. Pero de un momento a otro: la perseverancia, humildad, su tenacidad, lealtad y espíritu deportivo, le dieron la razón a un puñado de chicas. Ahora millones de colombianos y seres de otras latitudes, se muestran interesados en conocer al campeón del mundial de futbol femenino, y ríase señor, o dama, chico o grande, ahí son protagonistas, mujeres de Colombia, en la gran final; a 90 minutos de convertirse en leyenda. Buena esa. Y si Colombia gana el campeonato mundial femenino categoría sub -17, se les callará la boca a miles de individuos “mala leche”, entre ellos la dirigencia del fútbol nacional. Sin embargo, desde esta humilde tribuna enfatizaremos que las futbolistas nuestras no han ganado nada. Porque después del primero, todos pierden. Por lo pronto, humildad, no creerse el cuento de ser campeonas ya. Es necesario ganar. Y entonces, dormir bien, alimentarse mejor y soñar despiertas, pero con los dos pies sobre la tierra: unidas, proactivas, solidarias, ir un poco más allá de lo exigido; cualquier esfuerzo adicional cuenta y lo fundamental: fe, tenacidad, templanza y ardentía para ganar los rebotes, apoderarse del medio campo, seguras en defensa y aprovechar las mínimas oportunidades para meter la pelota en la red contraria. No vale explicar que se jugó bonito, o que fueron tres tiros en los palos, o que se crearon diez oportunidades de anotar; lo que vale después de todo, son los goles. He ahí el problema. Lo único que tiene sentido, ya no es aprender, sino traernos el trofeo de campeonas mundiales de futbol femenino, categoría sub 17. Perdón por la repetición, pero es que todavía no lo puedo creer. Lo demás sobra. El mundo regala una oportunidad: es ahora, o nunca. No hay más qué pensar, ni decir; es actuar. Y si quieren triunfar, el precio es alto… pero ánimo qué se puede. Quedan pocas horas para saber de qué material estamos hechos los colombianos y las colombianas…
Sábado 29 de 2022.