Eva Dou
Tomado Washington Post
News Press Service
WASHINGTON.- En China tienen un epíteto filoso para el presidente Donald Trump : lo llaman «Chuan Jianguo», nombre de resonancias comunistas que significa algo así como «El Constructor de Naciones». El remate es que al único país que está haciendo grande Trump, es a China.
Bromas aparte, y a pesar de las turbulencias económicas y de los reveses tecnológicos que sufrió China en estos últimos cuatro años, lo cierto es que para el mandatario chino Xi Jinping y para el aparato de seguridad de su país, la presidencia de Trump ha sido una fuente de oportunidades para reafirmar su poderío.
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En las próximas semanas, mientras los norteamericanos evalúen la opción entre Trump y el demócrata Joe Biden , la cúpula del gobierno de Pekín también enfrentará un trascendental momento de decisión: en función de sus intereses estratégicos, ¿a China le convienen más otros cuatro años de Trump o una presidencia de Biden? ¿Y cómo debería actuar Pekín frente a uno u otro ocupando la Casa Blanca?
El tema volvió a cobrar vigencia en estos días cuando William R. Evanina, máximo funcionarios de la inteligencia norteamericana a cargo de la seguridad de las elecciones, dijo en declaraciones que los líderes chinos prefieren que Trump, al que consideran impredecible, abandone la Casa Blanca.
«La gestión de Trump es demasiado emocional, demasiado imprevisible», dice Zhu Feng, director de relaciones internacionales de la Universidad de Nanjing.
De todos modos, tampoco es fácil asegurar que China realmente prefiera a Biden.
A pesar de presionar a Pekín con un aluvión constante de políticas punitorias, nunca vistas en 40 años de relaciones formales con gobiernos demócratas y republicanos por igual, también es cierto que Trump le ofreció a Xi una vidriera en la escena global y una ventana de oportunidad para su política interna.
Antes presionado a nivel doméstico por la desaceleración económica y la desilusión popular con el Partido Comunista, el líder Xi tuvo la oportunidad de culpar de todos los males chinos a la «supresión» de la que era víctima por parte de Washington, y de mostrarse como el gran defensor contra los abusos extranjeros.
A pesar de la feroz guerra comercial, China cedió muy poco ante las demandas norteamericanas de mayor protección a la propiedad intelectual y menos subsidios del Estado para hacer competitivas a las empresas chinas.
Seguridad
En cuanto a la seguridad, en estos años Pekín se aseguró nuevos poderes y empujó su polémica ley de seguridad nacional en Hong Kong , en nombre de tener que repeler la intromisión de Estados Unidos. Pekín también alcanzó mayor preeminencia y espacio político internacional, a medida que Trump se fue retirando de los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud , y supo sembrar la desconfianza en las relaciones de Estados Unidos con sus aliados de Asia y Europa .
«Un académico chino me dijo esto: Ni convenciendo a todos los países del mundo de juntarse para socavar esos pilares del poderío norteamericano habríamos tenido tanto éxito como tuvo Trump solo y por su cuenta», dice Paul Haenle, director del Centro Carnegie-Tsinghua de Pekín, y director del Consejo de Seguridad Nacional para China bajo los gobiernos de Obama y George W. Bush .
«No todos los funcionarios chinos concuerdan con esta visión de suma cero, pero hasta ellos reconocen que la presidencia de Trump tuvo sus beneficios», añade.
Los chinos se dieron cuenta de que los conflictos territoriales que China considera intereses nacionales cruciales le importan menos a Trump que a otros halcones de su gobierno. Esa evaluación quedó confirmada con la publicación de un libro de revelaciones del exsecretario de seguridad nacional John Bolton, donde describe una escena en la Casa Blanca en la que Trump equiparó la importancia estratégica de Taiwán con punta de una birome.
«Si a la máxima figura del sistema norteamericano no le importan ni Taiwán, ni Hong Kong, ni Sinkiang ni el Tíbet, entonces un segundo mandato de Trump le abriría a China una ventana de oportunidad estratégica para avanzar en esos frentes», explica Haenle.
La visión del sector empresario chino es muy diferente, ya que fueron los más golpeados por el gobierno de Trump, en especial las tecnológicas, como las sanciones que sufrió la gigante del hardware Huawei , o las amenazas de la gigante de las redes sociales, Tencent, de frenar negocios claves.
Gao Wenbo, investigador de políticas públicas de La Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de China, escribió en un ensayo reciente que una victoria de Biden abriría oportunidades económicas para China, pero también advierte de los riesgos.
«Con esa competencia de dos superpotencias como China y Estados Unidos como telón de fondo, los esfuerzos de Biden para reconstruir las alianzas de Estados Unidos y fortalecer su posición de liderazgo global también sugieren algunos riesgos y desafíos para China», escribió.
La plataforma del Partido Demócrata para las próximas elecciones refleja el creciente consenso bipartidario de que Estados Unidos debe adoptar una línea dura frente al ascenso de China. Pero es considerablemente menos dura que la retórica de la administración Trump.
«Los demócratas seremos claros, contundentes y coherentes en nuestra respuesta ante hechos y acciones del gobierno de China que nos generan profundas preocupaciones económicas, de seguridad y de derechos humanos», dice la plataforma. «Los demócratas creemos que el desafío de China no es fundamentalmente militar, pero disuadiremos y responderemos cualquier agresión».
Ante la proximidad de las elecciones, durante el último mes Pekín moderó su retórica hacia Estados Unidos y otros países.
Zhu, el académico de la Universidad de Nanjing que a veces asesora al gobierno chino, dice que otros cuatro años de Trump podrían sumir a los dos países en una nueva Guerra Fría. Pero agrega que Pekín debería estar preparado para hacer propuestas «serias» si la oportunidad se presenta con una victoria de Biden.
«Pekín no debe caer en la ilusión de creer que si gana Biden todo cambiará automáticamente, pero los líderes chinos deben estar preparados y proponer esfuerzos concretos», dijo. «Un triunfo de Biden debería ser un aliciente extra para sentarse a la mesa».
En las últimas semanas, sin embargo, se han estrechado los márgenes de maniobra frente a China de un eventual gobierno de Biden, debido a la indignación que generó en Occidente la represión de Pekín contra los activistas y los medios locales en Hong Kong.
«Es un aplauso de una sola mano», dijo Haenle.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide