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Por Elías Prieto Rojas
Quiero producir música para olvidarme de la guerra; quiero cantarle al dolor para saber que, a pesar de todo, soy fuerte en medio de la violencia; quiero bailar para decirle al mundo que con la danza sueño hallar la justicia; quiero escuchar a todo aquel que se niega a empuñar un arma, pero también quiero hablar, para denunciar la corrupción que nos priva del progreso; quiero también ser una estrella, si con su luz, puedo iluminar a oscuros personajes, que como la niebla, atentan contra la paz; quiero sudar, invertir y ahorrar, si con estos verbos, como un eficaz empresario, enseño a no esperar la suerte, sino por el contrario, a trabajar con persistencia para no depender de nadie; quiero ser una marioneta para ser manso y gregario con el líder que propone, da ejemplo, y es solidario; quiero ser poliglota, si el diálogo se mundializa para concertar acciones que eliminen la pobreza; quiero ser un gran político, si con su inteligencia y astucia lidero programas para que la democracia sea el mejor sistema donde se le garanticen y respeten, de verdad, los derechos a los más vulnerables, y que no sea sólo tráfico de influencias, pretexto fundamental donde se entregan nuestros recursos naturales y riqueza a los más poderosos; quiero ser un alma en pena si con ello atormento a los forajidos que matan con la excusa de conquistar un pedazo de pan; quiero ser el aire puro que respiran los marginados; el agua y abrevadero de quienes tienen sed y que siguen implorando que llueva para beber siquiera un sorbo del vital líquido; quiero ser un Nelson Mandela para llevar un mensaje de alegría a todos los negros de mi tierra; quiero ser un mensajero de esperanza para todos los indígenas –mis hermanos- que siguen luchando en defensa de su cultura y de sus Dioses; quiero ver a mi América Unida como la propuso ese caraqueño educado en Europa; quiero morirme como William Wallace en su película “Corazón Valiente”, cuando al exhalar un último suspiro, en su agonía sólo atinó a gritar la palabra: libertad… quiero ser uno más, como ustedes, porque también tengo sueños; aunque debo decirles mis amigos, que me cuesta mucho dormir porque el planeta arde en llamas, y es de honestidad afirmar que yo también tengo parte de culpa, ya no para condenarme, pero sí aceptando el desafío de seguir con decisión, disciplina, filantropía, respeto, tolerancia y… (póngale y aplique usted todo lo que quiera en beneficio de la especie, y siempre en procura de formar conciencia sobre los deberes y responsabilidades de cada persona; que la ética nos llame a ser individuos pacíficos); sólo debo rescatar que aún hay cupos para unirnos a la gran alianza de los filósofos griegos, quienes alguna vez, y todavía hoy, nos siguen repitiendo: “El hombre centro y medida de todas las cosas”… (en este momento una ráfaga de viento ingresa a su casa… silencio… una voz se escucha desde las cuatro puntos cardinales… “¿Quiere usted pertenecer a la gran alianza?”)… “Firme acá” …
Marzo 18 de 2022.