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Por Luz Marlene Ramírez Sanabria
La rutina diaria convirtió metas y propósitos en opciones poco válidas para desarrollar una sociedad sana, pues la comunicación plena y auténtica de un individuo a otro, ahora es escasa.
Abrir el corazón para una escucha sana tiende a desaparecer. Aunque la tecnología fue creada para acortar distancias y espacios, su objetivo inicial no se cumple, porque los medios interfieren: interesa más la vida de los demás, que de nuestros seres más cercanos.
En la era tecnológica, los docentes intentan alfabetizar visualmente. El proceso de creación y lectura de mensajes es parte de su tarea.
Pero lo anterior se consigue a través de la educación plástica. No sólo conocer y repetir procesos mecánicos. Acaso (2009), señala que la educación artística no son tan sólo manualidades.
La educación artística aporta observación en profundidad, atención y comprensión de nuestro entorno.
El arte fomenta imaginación y riqueza creativa; el niño descubre mejor su entorno a través de su expresión artística.
Según Avendaño y Perrone (2012), en la presentación de su libro: «Resulta imperioso abrir espacios en las aulas que tengan como propósito inicial el trabajo con la oralidad coloquial y la formal, desde la diversidad de los géneros discursivos, y a partir de intercambios que resulten significativos para los alumnos” (p. 8).
De ahí que surgen propuestas e iniciativas que procuran garantías para una atención integral a la primera infancia.
Primero: promover su legítimo derecho. Que los niños y niñas participen de espacios artísticos donde se reafirme el concepto de “su expresión”; desde el momento mismo del nacimiento.
La subjetividad y la percepción de sus valores es ejemplo claro, aunque en todos difiere, en múltiples aspectos.
Ahora bien, decisivas investigaciones destacan que la primera infancia es la de mayor importancia en el desarrollo de los niños y las niñas, ya que procesos fundamentales como el cuidado, la salud, la nutrición y la educación, son necesidades que deben ser satisfechas para cumplir luego con sus derechos.
Así mismo, la atención integral reconoce que el acceso al arte hace parte del desarrollo en su conjunto, pues se considera que los lenguajes artísticos permiten la transformación del ser.
MANUALES Y CARTILLAS
Los primeros manuales y cartillas escolares de dibujo para la infancia – primera mitad del siglo XIX- son destacados en el libro El ABC de la intuición o la intuición de las proporciones, escrito por el pedagogo Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1872).
Friedrich Froebel (1782-1852), contribuyó con su proyecto curricular en jardines de infancia que se organizaron en torno al principio del juego donde se destacan los intentos de la primera infancia por expresar sus sentimientos.
Se trata de historias que buscan ser entendidas; formas particulares de expresión que el niño potencia con la actitud de seguir creando, imaginando y asombrándose de su actividad artística.
Sobre lo anterior, diversos autores han dedicado investigaciones dirigidos hacia la expresión infantil.
Es el caso de Howard Gardner y Víctor Lowenfeld:
Sus estudios acerca del arte como herramienta de la imagen infantil, son analizados como parte de los procesos creativos.
Ejercicio de creación que surge de las destrezas sensibles del niño.
Con base en lo anterior, la expresión del pensamiento infantil, el desarrollo de sus capacidades de percepción, de observación y de comunicación, es considerado como un espacio donde niños y niñas hablan de sus sentimientos, inquietudes, emociones y temores. Y estos pueden conocerse en su entorno desde sus pinturas y objetos de creación.
Es desde allí que los investigadores generan propuestas con gran éxito, las cuales han sido aplicadas en varios países y han crecido en todos los sentidos, con diversas adaptaciones, de acuerdo a los contextos sociales y culturales propios de cada país.
Se busca potenciar la creación artística desde la cultura del niño y la niña, creando un diálogo entre aprender, disfrutar, preguntar y sorprenderse a partir de sus habilidades creadoras.
Es desde esta mirada que la comunicación oral asertiva logra expresar la relación de correspondencia que se establece en los procesos de interacción, los cuales pueden favorecer el rol que ejerce el educador en el desarrollo.
La comunicación es fundamental para la formación de la personalidad; es un factor esencial en el desarrollo de la naturaleza humana.
Así, pues se considera al niño como sujeto activo, que interactúa con su ambiente social, lo que condiciona dicho proceso a las diferentes variables de su entorno, o contexto.
Es así que las artes plásticas se toman como una forma de expresión donde se plasman emociones, sentimientos, necesidades, pensamientos, gustos e ideas con su relación social y familiar.
A través de este hallazgo se plantea el proyecto como la posibilidad, según la cual, las artes plásticas, más que una actividad manual, significan “sentir y expresar”, buscando con ello precisar mejor las diferentes formas, ideas y necesidades.
Lemes, D. C., Pedraza, I. C. & Rodriguez, S. P. (2023), retoma las teorías de Vygotsky, para demostrar el papel del “otro” como potenciador del desarrollo, capaz de organizar y estructurar conscientemente el proceso de apropiación del conocimiento.
En su documento defienden que cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece en los planos social y psicológico, destacándose la forma multidimensional en la cual se establecen relaciones entre la acción humana (incluida las actividades mentales como recordar y razonar), y los contextos históricos culturales, como parte del desarrollo del pensamiento crítico.
AL RESCATE DE LA COMUNICACIÓN
¿Pero cómo se puede rescatar la comunicación?
Un comienzo exitoso es iniciar desde la primera infancia. Las artes plásticas hacen que el ser humano plasme sus ideas y a través de estas comunique su sentir, pero es el trabajo que se hace a diario, rutina que desencadena la expresión en sus distintas formas, pues existen diversas formas de poner las ideas en contexto propio o colectivo.
De acuerdo a Azagra y Giménez (2018), entre estas expresiones se contemplan el dibujo, la pintura, el grabado y la escultura, y otras como la fotografía, el video y los medios digitales.
Así mismo, ellos también plantean que es posible emplear el espacio como elemento importante para ser utilizado en diferentes lenguajes artísticos; se favorecen la expresión, autonomía, y con los cuales se facilita representar mejor ideas, emociones, recuerdos y sensaciones.
De manera que, según estos autores, las expresiones visuales y plásticas se convierten en un lenguaje del pensamiento de los niños.
De acuerdo con Lowenfeld y Lambert (1992), como se cita en Castañeda, (2016), el arte es una actividad dinámica y unificadora, con un rol potencialmente vital en la educación de nuestros niños.
Por ello el dibujo, la pintura o la construcción constituyen un proceso en el que el niño reúne diversos elementos de su experiencia para formar un todo con un nuevo significado.
En este proceso de seleccionar, interpretar y reformar, el niño se proporciona una parte que lo identifica: cómo piensa, cómo siente, cómo ve. (p. 7)
Se infiere que la expresión visual y plástica les brinda la posibilidad material de comprender y plasmar lo intangible (sentimientos, miedos, deseos, pensamientos e imágenes mentales).
Lo anterior supone, según los autores Lowenfeld y Lambert (1957), que al pintar, dibujar y modelar brotan imágenes, sentimientos e ideas que posibilitan la creación de mundos y personajes nuevos y originales, que emergen de la fantasía e imaginación de los niños.
El ser humano en su afán de lograr la comunicación utiliza varios lenguajes expresivos para transmitir inquietudes, críticas y emociones, en un ritmo de elementos de búsqueda que facilitan el acercamiento, permitiendo al mismo tiempo construir una relación con el contexto y la cultura.
Cuando el arte crea un nivel de desarrollo, motor cognitivo y emocional, se permite una comunicación que promueve el desarrollo y la construcción de una identidad, desde el arte, lo que genera la manera de expresar el libre pensamiento y la identificación única del reconocimiento y el respeto.
DEVALUACIÓN DEL ARTE
El arte en la sociedad se viste de prejuicios; es considerado, en ocasiones, como un paradigma en el cual el artista se menosprecia; por eso en los establecimientos de educación el maestro se exalta en las obras de teatro que tienen como objeto el día de la familia, o eventos de presentación en sociedad paliando de alguna forma su desencanto.
Ahora bien: el arte debe ser considerado como una forma válida y decisiva donde la cultura y la expresión propia permiten un salto en el tiempo reconociendo aspectos claves de la civilización, como huella histórica, y además proporcionando herramientas para una actual y mejor comunicación.
En algunos contextos, el artista es estigmatizado dentro del fracaso. También se resalta su carácter de disciplina inútil: “No apruebas ni plástica”, es una de las frases más pronunciadas entre los padres en la entrega de resultados, frases que ponen la expresión plástica como el patito feo de las asignaturas.
En ese sentido, a este aspecto se le hace resistencia desde el diseño de diversos proyectos pedagógicos que resaltan la importancia de la implementación de las artes.
Sin embargo, aun en algunos sectores de la sociedad no se contempla el arte como una construcción de la propia identidad y el desarrollo. Por eso muchos de los proyectos relacionados con la primera infancia no son creados para solventar las necesidades comunicativas de los niños, sino más bien en algunos casos, se percibe la poca atención recibida por parte de sus cuidadores.
Es importante reconocer la vocación pedagógica, que parte de la exploración y la comprensión de las diferentes artes, no solo como un trabajo manual sino más bien plantear el tema como una propuesta cultural para la primera infancia, a partir de la interacción en espacios creativos adaptados al juego y a la vivencia escénica sensorial que invita al respeto en las diferentes actividades que promueven la conexión entre el cuerpo y la mente, donde la emoción es apreciada como un aprendizaje diario colectivo y vivencial.
Se parte de la premisa, según la cual, la educación es un acto de amor, por tanto, supone valor, alegría, fe…
Decisiva la idea: el pensamiento creador forja grandes ideas en una perspectiva que involucra la necesidad de conocer, no solamente transmitir datos y estudiar de manera robótica.
Lowenfeld (1957), indica la importancia del uso del arte en la educación inicial en los niños. Y elige los sentidos como base del aprendizaje, donde estos son expresados de manera gráfica por medio del uso de las artes plásticas.
Con estas propuestas surge la auto identificación y la autoexpresión, y con ellas los niños se logran ubicar: un lugar en la sociedad es su derecho.
La práctica hace que el maestro profundice; reflexión constante, donde el interés consiste en procurar el desarrollo de habilidades propias, como hacer ver a otros, el amor, la amistad, la tristeza.
Los conceptos adquieren hondura; se indaga de continuo con los valores expresados en el párrafo anterior, aunque estos mismos valores se vienen transformado consuetudinariamente.
Es así que las emociones y el reconocimiento de la autonomía forman la mejor parte del aprendizaje sin dejar atrás las sensaciones propias que se desarrollan sin prejuicios…
CONCLUSIONES
Con criterio y una mente libre de arraigos se puede lograr que el maestro en su práctica se vuelva receptivo y amable; que conozca a profundidad la persona, para que poco a poco fortalezca nuevas formas de conocimiento basado en la auto reflexión y la educación como factor de progreso en la sociedad.
La transformación del aula inicia en procesos que enfocan más al ser humano con su desarrollo libre y único.
Para lograr una comunicación asertiva se debe tener en cuenta con qué tipo de educación se inicia con el fin de aprender a aprender, cuestionar, observar y generar discusiones respetando la idea del otro, porque las capacidades se activan a cada momento y los conceptos se van alimentando constantemente.
Todos son protagonistas de su mundo y sus ideas lo vuelven protagonista de la realidad de otros, de una manera u otra, se desbaratan conceptos, ideas que claramente liberan al individuo de una especie de encierro en el que se motiva a cambiar ese contexto al modificar sus procesos y unir las piezas en un enfoque integral.
Un discurso propio que propone una mirada crítica, abierta al cambio de la realidad que lo rodea. Por estas razones, las mentes transformadoras de una sociedad en constante evolución motivan la educación en donde todos los participantes son escuchados: una sociedad de cambio equitativa y solidaria.
En el plano emocional, las actividades relacionadas con el arte permiten mejorar la autoestima, percibiendo el trabajo único como una actividad valorada que impulsa la creatividad y la libertad a la hora de desarrollar ideas autónomas.
El arte es canal indicado para motivar la imaginación: llevar todo a la práctica mediante actividades libres que no permean la libertad de pensamiento.
Por esto el trabajo centrado en las artes plásticas permiten formar criterios propios, pues es la primera infancia una etapa en la que se define gran parte de la personalidad; y es a través de las artes plásticas donde los niños y las niñas pueden mostrarse tal y como son, seguros y adaptados.
De esta manera, ellos pueden poner en práctica su capacidad de concentración; una habilidad básica que ayuda en sus vivencias diarias.
A través de la expresión plástica se evidencia la transformación del proceso cognitivo; una manera de manifestar sentimientos, conocimientos y experiencias a través de materiales y diferentes formas artísticas que permiten experimentar y crear una forma personal de comunicación.
En los primeros años utilizar el juego para realizar actividades plásticas favorece el desarrollo motriz como también la creatividad, la sensibilidad y la percepción.
La expresión plástica es una manera de comunicar y su aprendizaje tiene grandes beneficios en el desarrollo personal de los niños.
Por esta razón, no sólo se debe basar en dibujar o copiar obras conocidas, sino también procurar expresión de ideas nuevas y sentimientos: la experimentación y motivación hacia nuevas creaciones.
Finalmente, una transformación social aplicada a nuestro entorno donde la política respete el proyecto más importante de un país: “la educación artística”.
Mejorar claramente los entornos educativos es transformar los espacios y aulas en lugares acogedores donde el niño ponga su imaginación a volar sin miedo…
Cuidado: romperse el brazo (figurado) con el puesto desvencijado que le asignaron, no debe ser su temor; por el contrario, ese peligro, con el cual no se puede vivir, es mejor vestirlo de color: como una paleta de artista, (ese es el pretexto): espacios con tantos elementos para trabajar donde la imaginación diga “ya no más” …