

News Press Service
Por Anthony Triana
Ante el anuncio de Gabriel Vallejo, director del Centro Democrático, en la que confirmó que Álvaro Uribe Vélez podría integrar la lista cerrada al Senado 2026 y que, de hacerlo, ocuparía el puesto número 25, siempre “si los temas judiciales se lo permiten”. Analizamos lo descrito por los diferentes medios.
Para “arrastrar votos y fortalecer la lista”, calificaron los principales medios de comunicación de Colombia, la estrategia del partido Centro Democrático, dirigido por el expresidente Álvaro Uribe, la decisión de que el exmandatario, se inscriba en el puesto 25 de la lista al Senado para las elecciones parlamentarias del 2026.
En un análisis hecho por New Press, en el que se revisaron las informaciones divulgadas por los principales medios escritos y hablados, se destaca, además, que la estrategia planteada por el partido político se condiciona, por los límites judiciales, los cuales se supeditan a la decisión del Tribunal Superior de Bogotá.
Lo matices demostrados en las publicaciones están en el enfoque dado. Algunos priorizan la explicación jurídica frente a los riesgos que es la legalidad frente al poder de eligibilidad. Otros expresan que la lectura es una estrategia, frente a una emoción electoral que da el tener al expresidente, nuevamente en una lista al Senado de la República. Vale recordar que Uribe Vélez encabezó la lista a la cámara alta del Congreso Nacional en las elecciones del 2014, siendo hasta el momento el único expresidente que ha vuelto al Congreso, y en esa justa electoral obtuvo más de dos millones cien mil sufragios, logrando ser el movimiento mas votado con 20 senadores electos.
Votación congreso de la república 2014

CRITERIOS DE CADA MEDIO
El periódico El Tiempo muestra un “énfasis jurídico y explicación práctica”. En la primera parte afirma que el expresidente puede inscribirse y depende de la situación judicial, tal como lo afirmó el director del Partido Gabriel Vallejo. Por su parte el diario El Espectador dice que es una “estrategia política y una confrontación con el ejecutivo”, al afirmar que es un directo enfrentamiento con el petrismo para las elecciones del 2026, recurriendo al arrastre del voto simbólico para tener efectos en la campaña de oposición.
Los otros medios escritos como El Nuevo Siglo, El colombiano, Vanguardia, El Heraldo, coinciden y suman un análisis sobre implicaciones electorales y logísticas, por cuanto tendrán una lista cerrada y un efecto en distribución de votos, tomando riesgo reputacional por la condena, que pueda darse.
Así mismo en los medios extranjeros como El País, en la edición internacional sobre Colombia, y la agencia Reuters, recuerdan y priorizan que el expresidente tiene ya una condena, en apelación, de 12 años de cárcel y subraya que esto lo hace la derecha de Colombia para victimizarse.
Al analizar la parte editorial de las publicaciones El Espectador afirma: “La política colombiana vuelve a construir dramaturgia alrededor de una sola figura. La jugada es clásica: en sistemas de lista cerrada, ubicar a un caudillo con alta capacidad de movilización en un puesto visible sirve para sumar votos lista y asegurar curules para candidatos afines.” A su vez el periódico El Tiempo escribe: El movimiento llega en un contexto marcado por su propia fragilidad jurídica. La existencia de procesos y una condena en primera instancia es una variable que no puede ignorarse; condiciona la conversión inmediata del símbolo en legislador efectivo y abre la puerta a impugnaciones, desafíos administrativos y, sobre todo, al desgaste político entre electores que valoran la institucionalidad.
También es relevante analizar las secciones editoriales y cobertura de los medios independientes e institucionales como RTVC y solo reflejan las versiones oficiales y ofrecen piezas explicativas y entrevistas que localizan el hecho en la institucionalidad del proceso electoral, la prensa independiente y los analistas, se centran en los riesgos jurídicos y la lectura estratégica, marcan cómo distintos públicos recibirán la noticia: uno con foco en la formalidad del anuncio; otro con foco en su interpretación política y sus consecuencias a mediano plazo.
Para finalizar destacamos uno de los pronunciamientos escritos de El Espectador, “la pregunta que debería inquietar a cualquier observador no es solo si Uribe podrá inscribirse, sino qué significa para la democracia colombiana que la política siga funcionando, en buena parte, por la lógica del liderazgo personal”. Petro o Uribe “Si el efecto principal de las elecciones es confirmar liderazgos y no renovar soluciones públicas, el país corre el riesgo de perpetuar dinámicas que obstaculizan acuerdos y reformas necesarias. Integrar a Uribe como “número 25” puede ser un acierto táctico para el Centro Democrático. Pero para la salud democrática será clave observar si esa táctica se traduce en más representación plural