Por Ricaurte Losada Valderrama
News Press Service
Desde los seis meses siguientes a la expedición de la Constitución de 1991 he propuesto la realización de una Asamblea Constituyente para corregir los tantos errores, equivocaciones y yerros con que ésta quedó redactada.
Pongo unos ejemplos: la Constitución politizó aún más la justicia, al darle al Consejo de Estado, a la Corte Suprema de Justicia e inclusive a la Corte Constitucional, exageradas funciones electorales y al no colocarle a sus magistrados juez real que los investigue y juzgue, ellos prevarican con frecuencia, a sabiendas de que nada les va a pasar.
Además, no ha debido crearse el Consejo Superior de la Judicatura, pues lo que necesitaba la justicia era solo un buen gerente y al hacerlo, también por este camino se politizó más la justicia, en razón a que quienes aspiran a ser magistrados del Consejo de Estado y de la Corte Suprema, tienen que llevar a cabo dos campañas: una ante el Consejo Superior para que los coloque en la lista de elegibles y otra ante la corporación para que los elija.
Pero como si lo anterior fuera poco en equivocaciones, se determinó que los miembros del Consejo Nacional Electoral son postulados por los partidos políticos y elegidos por el Congreso, con lo cual se privó a este organismo de actuar con la imparcialidad que se requiere. De otra parte, por citar un solo ejemplo más, la descentralización que se estableció en 1991 es demasiado limitada, hecho que no permitió solucionar el problema del centralismo que ha ahogado el desarrollo del país.
Se requiere regionalizar el país o federalizarlo. Pero, reitero, estos son apenas unos ejemplos de las tantas enmiendas que necesita la Constitución y que no se han solucionado, sino al contrario, se han agravado luego de las 58 reformas que se le han introducido, eso sí, reconociendo los aspectos positivos que ella tiene, al punto que he escrito cuatro libros sobre el tema, el último de los cuales titulé, Los Errores del 91, 55 Reformas en 30 años, una Historia de Poco Alcance y los Poderes Establecidos de Espaldas a una Constituye, es decir, se necesita la Asamblea Constituyente y con urgencia, pero no ahora.
No porque ésta no es la coyuntura frente a un país tan divido y polarizado para lograr las mayorías que la hicieran posible, ni tan poco sería factible cumplir con los requisitos exigidos para su realización, a no ser que se volviera a actuar bajo las vías de hecho, como se hizo en 1991, proceso en el cual se dieron cinco Golpes de Estado, convocándola por acuerdos políticos, a través de un decreto de Estado de sitio, refrendando la convocatoria por la Corte Suprema con la tesis del clamor popular, declarándose la asamblea omnímoda, cerrando en la práctica el Congreso y sancionando una nueva Constitución, cuando la Asamblea había sido elegida para reformar la Constitución de 1886 y no para expedir de manera espuria una nueva, como se hizo y como lo reseño en mi obra, La Justicia al Servicio de la Política.
De modo que con este nefasto antecedente para la democracia colombiana y para su Estado de Derecho, este parece ser el camino que pretende seguir el presidente Petro.
@ricaurtelosada