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En la sede Villa Turbay de la Institución Educativa Maestro La Sierra, en el centroriente de Medellín, los estudiantes de cuarto y quinto nunca habían tenido tan presente el número que ocupan en la lista como hasta hoy. Esa cifra, que los ordena de la A a la Z con base en su apellido, se convirtió en el “ficho” para recibir el refrigerio del Plan de Alimentación Escolar (PAE). La situación es paradójica: los alimentos no alcanzan, por lo que les toca hacer relevos de hasta ocho días para comer.
Jostin, Yorman y Duván, a las afueras de la escuela, bajo el sol del mediodía, lo cuentan con desparpajo. ¿Les está yendo mal con el refrigerio? “¡Jummm!”, contesta uno. “Es que no nos toca a todos. Hoy les dieron solo a cuatro”, dice el otro. “A mí me tocó. Yo creo que de aquí al jueves vuelve y me toca”, agrega el tercero.
Los tres están en grado quinto y tienen claro en qué parte de la lista van. También que el jueves es el día del refrigerio para uno de ellos y que dos más lo reciben el viernes. Ayer, por ejemplo, uno desayunó arepa de chocolo con quesito, chocolate y un pedazo de sandía. “Estaba muy rico, pero no alcanza pa’ todos. Y allá en el colegio grande les dan refrigerio y almuerzo, y acá lo que sobre”, dice Jostin.
¿Y cómo hacen cuando no les toca? “Yo no traigo ni como en la casa”, anticipa Jostin. “No, a veces la mamá nos echa plata. Como aquí un señor viene y vende palitos de queso, uno le compra”, dice Duván. “Sí, son a $1.000, pero no siempre hay plata. ¿Es que por qué solo reparten el refrigerio de tercero para abajo?”, se pregunta Yorman. La misma duda aqueja a los padres de familia.
Estos interrogantes parecen ser consecuencia de los problemas que tuvo la licitación del PAE el año pasado cuando se declaró desierta por falta de proponentes. El monto, entonces, correspondía a $250.000 millones (ver Radiografía). Un mes después, en enero de este año, la Alcaldía sostuvo que el programa había arrancado sin interrupciones, pese a los líos con la licitación. Se dijo desde Inclusión Social —una de las dependencias que lidera el programa— que 220.000 estudiantes tendrían alimentación ininterrumpida en 446 sedes. Eso, al parecer, no ha ocurrido.
¿Qué dice la Alcaldía?
Aunque cuatro horas después de conocerse la alerta de Guisao, la secretaria de Educación, Alexandra Agudelo Ruiz, se pronunció, el tema se manejó ayer con hermetismo. La rectora del colegio, Gloria Inés Hurtado, se negó a hablar “sin autorización de la Secretaría”, además de restringir el ingreso al colegio por parte de este diario.
“(…) nos preocupa la situación de todos los niños en la ciudad, nos reuniremos con el equipo de la Secretaría de Inclusión para revisar el tema y mirar las posibles soluciones”, fue lo que dijo la funcionaria Agudelo en redes sociales. Santiago Preciado, secretario de Inclusión Social, agregó: “Estamos revisando la normatividad del PAE, con el fin de evaluar modelos de operación (…) para que todos los estudiantes reciban alimentación adecuada”.
Pese a las quejas de niños y padres de familia, desde el interior de la institución expresaron que la denuncua por fallas en el PAE los cogió por sorpresa, “no nos habían dicho nada”. La Secretaría de Educación, consultada por el número de cupos en este colegio y el porqué de la priorización, guardó silencio hasta el cierre de esta edición. Mientras tanto, los estudiantes continúan llevando las cuentas, en qué número va la lista, a ver si se llega el día del refrigerio.
Radiografía:
A cierre del año pasado, la licitación para contratar dos paquetes para el servicio de alimentación escolar por $250.000 millones generó varios interrogantes. Resulta que ante esta convocatoria cuantiosa solo se presentó un oferente, la empresa Alirio Gómez Servicios de Alimentación, pero como mínimo debían presentarse dos. Ello condujo a que la licitación se declarara desierta. Entonces, hubo temor por un posible cambio en el modelo de contratación, el cual podría haber llegado a uno por contratación directa. La Alcaldía de Medellín desvirtuó esta preocupación y prometió que estructuraría una nueva licitación.
Lo que dice la Secretaría
Luego del cierre de edición de esta nota, la Secretaría de Educación compartió las respuestas a las consultas que le trasladó este diario. En la Institución, en sus dos sedes, se cuentan 1.128 estudiantes. De estos, según el despacho, 790 son beneficiarios del PAE.
Sobre la falta de cobertura en Villa Turbay, desde la dependencia expresaron: “ (…) como en todos los planteles escolares de Medellín, los estudiantes beneficiados con el PAE son determinados por el Comité de Alimentación Escolar de la institución, el cual tiene en cuenta los lineamientos de la Resolución 00335 del 23 de diciembre de 2021”.
La normativa, según la respuesta recibida, prioriza a los estudiantes que están en jornada única, a los de preescolar y a poblaciones étnicas, víctimas del conflicto o en condición de discapacidad. También se da con base en el puntaje del Sisbén, “desde los grados inferiores hasta los grados superiores”.
Para la institución Maestro La Sierra, siguiendo los reportes de Inclusión Social, la inversión en el PAE es de $542 millones año: en la sede principal, con $306 millones, y en Villa Turbay, con $236 millones.
Ante las quejas por cobertura, en especial de los grados cuarto y quinto, desde el despacho se expresó: “Se invita a la comunidad educativa a evaluar a través de los directivos y comités de alimentación escolar, los casos de los alumnos que ameriten estar en el programa según los criterios de priorización (…)”.
El Colombiano