Por Darío de Jesús Ruiz Tinoco
Director Estudios Internacionales
Corporación Transparencia Jurídica Internacional
Son pocos quienes han sido bautizados con el nombre de GERNEY; parece ser un denominativo casi sin tocayos a diferencia de los nombres con los cuales han sido bautizados la inmensa mayoría de colombianos. Gerney es sinónimo de Ayatollah-Ayatolá, “enviado de Dios o señal de Alá”.
Según el historiador sirio-libanés, Rafael Yaber Yanine, la G de Gerney señala, “nunca dejes que las personas te digan lo que tienes que hacer”. E, siempre en busca de la excelencia, R, es leal a sus amigos y las causas nobles, N, con grandes atractivos físicos e intelectuales, E, a pesar de su independencia, encuentra la paz en sus abuelos, Y, tiene talento para la estabilidad económica, generoso con los necesitados”.
De 1987 a 1990, siendo capitán del ejército nacional, conocí como profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, un destacado estudiante, rebelde como nadie, pero siempre centrado en sus principios y valores, que no pasaba desapercibido dentro del aula de clase y mucho menos en los pasillos de la Universidad por su activismo político autóctono y su gran inquietud intelectual. Aportaba en todas las clases sus ideas y pensamientos, y ello sin lugar a dudas despertaba, o una gran simpatía o rechazo por parte de algunos directivos de la facultad de Relaciones Internacionales y Diplomacia que, instruían a algunos de los docentes para no permitirle la entrada a clase al estudiante Gerney, cuando este llegaba tarde al aula, que no era mi caso porque siembre lo observé atento a mis exposiciones en primera fila y dando pie al debate de las materias que regentada de geopolítica y Política Exterior de Colombia. El retardo se producía por su compromiso en la dirección del Noticiero Nacional de Radio; la sede de la estación estaba ubicada en el barrio El Campin de Bogotá.
Pionero en los avances de la radio. En 1987 integró un grupo de comentaristas de temas políticos, económicos e internacionales, formado por Rodrigo Lloreda Caicedo, general Álvaro Valencia Tovar, Luis Vicente Serrano Silva, Saulo Arboleda Gómez, Rubén Darío Lizarralde Montoya, Gonzalo Echeverri Garzón, Fernando Sanclemente Molina y Darío Londoño Gómez. Culminada su jornada académica, salía raudo a dirigir el programa de opinión, Sala de Redacción que originaba para todo el país Radio Ciudad de Bogotá, frecuencia 1040 am, en el horario de 9:30 a 11:00 de la noche, estructura periodística novedosa del pensamiento colombiano.
Este estudiante rebelde-contestatario, siempre lo identifiqué por su sentido patriótico, libre pensador, humanista y dialéctico que ejercía su liderazgo como respuesta para aquellos que en esa época trataban de enquistarse en la formación universitaria de uno de los centros educativos más tradicionales de la Capital, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, que en mi tiempo de estudiante sufrió , principios de los años setenta, la irracional huelga estudiantil de dos meses, que paralizó todas las actividades académicas por la toma irracional de la UJTL por parte de un grupo de encapuchados que asaltaron la institución y que como plaga de langostas la desocuparon luego de dos meses de terrible tensión dejando su infraestructura en ruinas, como suelen hacerlo los anarquistas.
Gerney Ríos González fue de otra generación de tadeistas, la de los ochenta, humanista, rebelde con causas hasta los tuétanos, la racionalidad en sus conceptos e ideas, le permitió y abrió el camino hacia una serie de actividades con profundo sentido patriótico en favor de sus ideales, sin mayores aspiraciones de poder, que nunca las expresó, pero si trascendiendo en la academia, el periodismo. Las letras y en la vida nacional con más de 25 publicaciones que han aportado, nuevas ideas, nuevos derroteros a la política del país. No ha cambiado el discípulo GERNEY, hoy superando el medio siglo, sigue siendo el mismo rebelde de siempre, el rebelde de las ideas, el rebelde de la escritura, el rebelde de la academia, pero con una inquebrantable lealtad que permitió que se le abriera un camino en muchas actividades del país, en la defensa de la democracia y de los principios fundamentales en los cuales se edificó la República de Colombia.
Los libros, Economía subterránea; Integración, Ahora; Dos lustros en defensa de los Derechos Humanos; Educación global; Integración bolivariana, Alternativa del Tercer Mundo; Educación global; Dinámica de la Universidad del Ejército; Educación, prospectiva global; Relaciones Colombia y República Checa; Geologística: El próximo puerto; Liderazgo Estratégico; Guerra y Paz, los rostros del conflicto; Siglo XXI, El liderazgo colectivo; Colombia, indiferencia sin límites; Tierra Lícita; Factor humano y calidad (serie de libros empresariales); Razón y paz, árbitros justos en Coquibacoa; Ambiente, decisión para salvar la Tierra; Justicia, mecanismos legales y disposiciones jurídicas en el Grupo Andino; El momento de la clase media; Introducción al universo microempresarial; Estamos a oscuras; Evaluación del personal en las empresas; Liderazgo logístico, son textos de permanente consulta en los claustros académicos, escritos por Gerney Ríos González, con un gran contenido histórico.
Dejé de verlo por muchos años, casi 20, y curiosamente ahora lo vuelvo a encontrar en foros y seminarios, con tres décadas encima acumuladas desde su época de estudiante, peripatético, dinámico, sapiente, productivo, eficiente, efectivo, creativo, emprendedor e innovador, renovado en su pensamiento, con más añadas por supuesto, como quien escribe este recuerdo, pero me llamó la atención ver al mismo personaje que después de tanto tiempo, de tantos escritos, de tanta actividad sigue aportando a esa necesaria dinámica que genera en Colombia ese cambio indispensable que en su momento preconizó antes de su vil asesinato el líder Álvaro Gómez Hurtado.
Qué satisfacción se siente cuando la vida le permite encontrar a estudiantes visionarios, proactivos y prospectivos, que no han pasado desapercibidos, constructores de idearios, en la academia, el periodismo, las letras, la política y que siguen siendo leales, que piensan como colombianos de acción y actúan como colombianos de pensamiento. Un tadeista ejemplar, paradigma de constante evolución.
Recuerdo la respuesta dada por el entonces presidente del consejo superior de la UJTL, Rodrigo Llorente Martínez, exministro de Estado, a quienes desde la facultad pidieron su salida de la institución: “Los cerebros como los talentos, están donde son valorados, en la Tadeo Lozano, inteligencias como la de Gerney Ríos, tienen la habilidad de hacer cambiar. Gerney continúa aportando a la libertad de cátedra. Se queda”.