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El mundo está a sólo «un error de cálculo de la aniquilación nuclear». Esta fue la cruda advertencia del secretario general de la ONU, António Guterres, al inaugurar una conferencia destinada a reforzar el histórico Tratado de No Proliferación. El acuerdo de control de armas tiene ya cincuenta años.
Guterres mantiene que la conferencia es una oportunidad para evitar un desastre seguro: «Necesitamos el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares tanto como siempre. Por eso esta conferencia de revisión es tan importante. Es una oportunidad para concretar las medidas que ayudarán a evitar un desastre seguro y poner a la humanidad en una nueva senda hacia un mundo libre de armas nucleares. También es una oportunidad para reforzar este tratado y adaptarlo al preocupante mundo que nos rodea».
Pero hoy la guerra de Rusia en Ucrania, acompañada de ominosas referencias a su arsenal nuclear, ha reanimado los temores de una confrontación de este tipo. Aun así, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, escribió a la conferencia asegurando que no puede haber vencedores en una guerra nuclear y que ésta nunca debe desencadenarse. Afirmó además que Rusia defiende una seguridad igual e indivisible para todos los miembros de la comunidad mundial.
Estados Unidos, por su parte, rebajaba también tensiones. «Hemos optado por actuar con moderación y evitar acciones que podrían aumentar involuntariamente las tensiones nucleares -por ejemplo, renunciando a las pruebas de misiles balísticos intercontinentales previamente programadas y no elevando el estado de alerta de nuestras fuerzas nucleares- en respuesta a la estridencia rusa», aseguraba Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU.
Pero Ucrania no es el único problema que amenaza con socavar el tratado, diseñado en parte para impedir que los países adquieran armas nucleares. Corea del Norte parece estar preparándose para otra prueba nuclear y las conversaciones sobre la reactivación del acuerdo nuclear con Irán siguen en el aire.