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Por Gerney Ríos González
Sin consultar a los verdaderos propietarios milenarios de la tierra, considerados salvajes, en 1750, el Tratado de Madrid de límites entre España y Portugal, al abolir la línea del Tratado de Tordesillas, afectó a Paraguay con la perdida de la provincia de Itatín que fue cedida al Brasil portugués, según el Artículo VI: Desde la boca del Igurey continuará, aguas arriba, hasta encontrar su origen principal, y desde él buscará en la línea recta por lo más alto del terreno, la cabecera principal del rio más vecino que desagua en el Paraguay por su ribera oriental, que tal vez será el que llaman Corrientes… hasta encontrar los pantanos que forman este rio llamados la Laguna de los Xarayes, hasta la boca del rio Jaurú.
En el lenguaje de los aborígenes, guaraní significa guerra. Y este nombre fue aplicado por los españoles a los naturales agricultores que entre ellos se llamaban “ñe engatu o aba´ñe e´” traducidos por habla del hombre y habla hermosa. En guaraní la piña o ananás es abacachí; el maíz, abati; jacaranda, árbol, que en Venezuela es pusana; y bucanero de origen guaraní; además, cahuín- mentira en Chile; carioca en Río de Janeiro, acutí y pécari, roedor y jabalí, indistintamente.
Los siglos han llevado a los estudiosos a intercalar en la lexicografía castellana cientos de voces nativas que utilizaban los indígenas americanos antes de la hazaña del Descubrimiento. Muchas otras palabras siguen siendo de utilidad en los dialectos o lenguas naturales, sin que merezcan la autoridad académica. Son americanismos o vulgarismos, los cuales utilizan segmentos de población que ruedan de boca en boca y que, familiarizados con el ambiente y la rutina, son de general aceptación.
En Colombia, destaca la labor pedagógica y didáctica del desaparecido Instituto Lingüístico de Verano que por contrato con el Ministerio de Gobierno, imprimió cartillas, libros, dibujos del paisaje selvático, rostros de indígenas; tradujo al castellano e inglés dialectos y lenguas, inició a muchas comunidades nativas en la tecnología de cultivos y penetró la civilización conocida a esos grupos humanos que en la propia historia, siempre han sido los convidados de piedra en las oportunidades de vida digna y progreso material.
Existen 70 lenguas originarias habladas en Colombia por cerca de un millón de personas. Sobresalen 65 hablas indoamericanas o indígenas, 2 lenguajes autóctonos platicados por afrodescendientes: el Creole con fundamento léxico anglosajón conversado en San Andrés, Providencia y Santa Catalina y el Ri Palenque, basado en terminología española, hablado en Barranquilla, Cartagena, gran parte del Caribe y San Basilio de Palenque donde residen los cimarrones liberados de la esclavitud por Benkos Biohó, finalizando el siglo XVI. También se encuentra la lengua Rromaní del pueblo Rrom o gitano presente a lo largo y ancho del país.
Las 65 lenguas aborígenes existentes en Colombia son Achagua, Andoque, Awapit, Bará, Barasano, Bari Ara, Bora, Cabiyari, Carapana, Carijona, Cocama, Cofán, Cuiba, Curripaco, Damana, Desano, Embera, Ette Naka, Hitnu, Guayabero, Ika, Inga, Kakua, Kamsá, Kichwa, Kogui, Koreguaje, kubeo, Kuna, Tule, Macuna, Miraña, Muinane, Namtrik, Nasa-Yuwe, Nonuya, Nukak, Ocaina, Piapoco, Piaroa, Piratapuyo, Pisamira, Puinave, Sáliba, Sikuani, Siona, Siriano, Taiwano, Tanimuca, Tariano, Tatuyo, Tikuna, Tinigua, Tucano, Tucuná, Tuyuca, Uitoto, Uwa, Wanano, Wayuunaiki, Wounaan, Yagua, Yuhup, Yukpa, Yuruti y Yaruro o Pumé.
Las lenguas indígenas en el entorno colombiano, están expuestas a desaparecer dentro de un proceso de aculturación, producto de la imposición de poderes en sus costumbres, gustos y valores. La cifra de hablantes alcanzado en 2017 fue de 50 mil en los wayú, paez y embera; entre 10 mil y 50 mil nativos capaces de comunicarse usando formas léxicas y morfológicas, encontramos a Guahibo o Sikuani, guambiano, arhuaco o ika, inga, ticuna, sumado a los originarios de Perú y Brasil; tucano en la frontera colombo-brasileña; cuna en la colectivización del lindero con Panamá y piaroa en el confín con Venezuela.
Entre 5 mil y 10 mil la comunicación se da en las tribus con influencia colombo-venezolana, donde destacan los Cuaiquer o awá, kogui, waunana, puinave, wuitoto, curripaco y piapoco. Además, los Yaruro o Pumé son un conjunto nativo habitante en Venezuela, cercano al río Orinoco, prevalecen 42 comunidades en las riberas y áreas interfluviales de los ríos Arauca, Cunaviche, Capanaparo, Riecito y Meta y en focos conurbanos. Algunos linajes subColombia en número de 137 personas, 61 en el resguardo indígena de caño Mochuelo, Casanare.