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Miles de cuerpos amortajados de víctimas de la COVID-19 resurgen de las aguas del Ganges. Habían sido enterrados en las orillas de este río sagrado en la India, pero las inundaciones monzónicas los han devuelto a la superficie. La mayoría fallecieron durante los pasados meses de abril y mayo, los más duros de la pandemia en este país.
«Los cuerpos han acabado en el río y están flotando en el agua», explica un vecino de la zona. «Las autoridades locales están organizando las incineraciones, como se puede ver en la madera apilada. Pero como el nivel del río está subiendo, muchos cuerpos acabarán en el agua y existe la posibilidad de que el río se contamine».
La mayor parte de los casi 400 000 muertos por COVID en la India fueron incinerados, pero muchas familias pobres no pudieron permitirse pagar la leña que requieren las cremaciones tradicionales hindúes. Las autoridades han comenzado una carrera contrarreloj para incinerar los restos y evitar nuevos brotes epidémicos.
REZOS
Cerca de la ciudad de Coimbatore, en el sur de la India, se ha erigido un templo dedicado a la «Corona Devi» (Diosa Corona), mientras el país lucha por combatir una nueva y brutal oleada. El número de muertos a nivel nacional superó el lunes los 300.000.
Los fieles realizan cantos religiosos a la Diosa Corona para que les proteja de la pandemia de COVID-19 que asola el país con una nueva variante más contagiosa que ya ha llegado a Europa.
El gerente del templo dice que la idea de venerar a los virus causantes de enfermedades como formas de diosa existe desde hace años, en la creencia de que las oraciones ayudarán a aliviar la situación.
La Organización Mundial de la Salud anunció, el miércoles, en un informe que la cepa mutada del Coronavirus que se descubrió en India se había detectado oficialmente en 53 regiones. La organización también recibió información de fuentes no oficiales que indica que se detectó B617.1 mutado en otras siete regiones, lo que eleva el número total a 60.