Documentos Universidad La Gran Colombia-News Press Service
Por Gerney Ríos González.
Yodirlandy Palechor Salazar, presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas para la Comunidad Andina de Naciones –CONPICAN, manifestó su interés de participar en esta especie de licitación jurídica internacional de los restos del galeón español San José, hundido en 1708 por un filibustero inglés frente a las islas del Rosario que cargaba un tesoro de esmeraldas, barras y lingotes macizos de oro y de plata, custodias y valiosos objetos, valorados en más de 20.000 millones de dólares, suficiente como para paliar la deuda externa de Colombia.
En nuestro sencillo entender si un cazador me roba la carne que estoy secando y en la huida se cae al río, el animal depositado en el fondo del río sigue siendo mío.
Quizá las materias primas, pero no los productos elaborados con esas materias primas a saber: oro, plata, esmeralda y otras fabulosas eso sí…
No señor, si alguien está asando la carne del animal encontrado en el fondo del río, yo me como esa carne porque sigue siendo mía… eso dicen nuestras leyes y nuestras leyes deben ser respetadas desde tiempo inmemorial.
Guaicaipuro Habla
Hace algún tiempo el jefe azteca Guaicaipuro Cuatemoc se dirigió a los gobiernos europeos en los siguientes términos en referencia a problemas similares a lo del Galeón San José:
“…Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, descendiente de los que poblaron América hace 40 mil años…(y)… puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses… sobre recibos (sobre) 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata que provenían de América solo entre los años 1503 y el 1660… (Y a los cuales considero)… varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa… (y)…aclararemos que no nos rebajaremos a cobrarle a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes del 20 al 30% que los hermanos europeos le cobran al Tercer Mundo (sino, más bien)… no nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10 por ciento anual acumulado durante los últimos 300 años… (frente a lo cual)…solo nos deben como primer pago de su deuda una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de la plata, ambos elevados a la potencia de 300; es decir, un número para cuya expresión total serían necesarias más de 300 cifras y que supera ampliamente el peso de la tierra… exigimos la inmediata firma de una carta de intenciones que discipline a los pueblos deudores del viejo continente… que nos permita recibir a Europa entera como primer (parte de) pago…”
TLC y el Tesoro
Entretanto el senador estadounidense Philip M. Crane le hizo saber al presidente César Augusto Gaviria Trujillo, que si Colombia no respetaba los derechos de la Sea Search Armada que anunció haber encontrado el famoso tesoro en su tiempo, podría perder los beneficios del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica. Este es apenas uno de los miles de tesoros hundidos en aguas territoriales colombianas por las batallas corsarias entre los europeos por robarle al robador anterior lo que acababa de robarse.
Entretanto el senador estadounidense Philip M. Crane le hizo saber al presidente César Augusto Gaviria Trujillo, que si Colombia no respetaba los derechos de la Sea Search Armada que anunció haber encontrado el famoso tesoro en su tiempo, podría perder los beneficios del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de Norteamérica. Este es apenas uno de los miles de tesoros hundidos en aguas territoriales colombianas por las batallas corsarias entre los europeos por robarle al robador anterior lo que acababa de robarse.
El gobierno colombiano contrató el rescate del galeón San José con Suecia en el mandato de Virgilio Barco Vargas, que a la sazón ya sufría un Alzheimer agudo que le impedía reconocer siquiera a sus colaboradores, cuestión aprovechada en el momento súper oportuno por el senador Hugo Escobar Sierra para forzar una entrevista con el “ido” presidente Barco y el representante del Banco Sueco de Inversiones, Harry Schein, para que conociera por anticipado las condiciones que solicitarían a los países interesados en las operaciones de rescate a fin de que tomaran parte de una minilicitación internacional en Cartagena los días 27 y 28 de marzo de 1987, es decir, tres meses antes de que el gobierno invitara a otros países a presentar sus ofertas para el rescate del galeón y la recuperación de sus tesoros. El escándalo, que duró varias semanas, echó a pique el convenio con Suecia gracias al caribe nacional Escobar Sierra.
Acerca del tema del abuso contra los pueblos originarios se pueden encontrar algunos conceptos al respecto en los libros de mi autoría: Guerra y Paz, los Rostros del Conflicto, Tierra Lícita y en el periódico El Integrador Andino (1980).
En la otra esquina el rey de España a título personal, familiar y de Estado se aprestaba a ingresar al ring a fin de reclamar también el tesoro. El ex ministro Jorge Bendeck Olivella, autor del libro, El galeón perdido, ¿Dónde está el San José?”, explica que “Estados Unidos dejó un precedente en 2001, cuando señaló, en un concepto escrito, que cualquier buque con la bandera norteamericana, sin importar el lugar o el momento en el que fuese hundido, seguía siendo propiedad de los Estados Unidos. El concepto dice que “se deben respetar los mismos derechos ante cualquier nación extranjera. Además del reclamo de España puede llegar Perú, a reclamar parte del tesoro porque el mismo provenía de tierras incas”. agregando:
El presidente Juan Manuel Santos mencionó que el galeón había sido encontrado a 600 metros de profundidad y los cálculos que se hicieron en los años 1982 y 1983 señalaban que estaba a 257 metros de hondura. Las coordenadas son absolutamente distintas de las que Sea Search Armada entregó. No tendría derecho a reclamar, por lo mismo.
Búfalo al ruedo
Cuando informamos a los pueblos originarios sobre todas estas movidas, lanzamos un gesto solidario para informarle al mundo a través del Colegio de Abogados de Indoamérica y la CONPICAN, con sumo gusto y máximo placer reivindicativo, lo siguiente:
“Los pueblos originarios de América somos dueños de esas materias primas y nos haremos parte de los procesos iniciados para reclamarlos, venderlos y así poder darle de comer a nuestros pueblos sobrevivientes que se están muriendo de física hambre frente a la indolencia de los herederos de los invasores, particularmente los niños, las mujeres y los ancianos. Creemos que alcanzarían hasta para casas gratis para todos nuestros compañeros al estilo Vargas Lleras, no mejor a nuestro estilo basado en el sistema Minga”.
Además, a manera de ejemplo, al arribo de las tropas invasoras procedentes de España, 500 años atrás, el Tolima Grande y su entorno, tenía 1 millón de Panches-Caribes; cuando estas se marcharon, quedaron tan solo mil 500.
Asimismo, se robaron el oro y la plata del norte del departamento, tesoros transportados por el río Magdalena al mar Caribe- océano Atlántico, rumbo a la metrópoli. Saqueo y delitos de lesa humanidad, con asesinatos por doquier son situaciones conocidas y sin responsables.
Amazonia enferma
Para auscultar el Amazonas, es preciso analizar el Tratado de Cooperación Amazónica y la Comunidad Andina de Naciones. A inicios del siglo XXI se buscó afanosamente, por presión internacional alcance de este Acuerdo, firmado el 3 de julio de 1978 por Colombia, Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Perú, Surinam y Guyana.
Con la convicción que la deuda externa obstruye no solo el porvenir de la Amazonia sino la integración de Indoamérica, con una precisión geográfica: la región amazónica es ligeramente mayor que la cuenca del río Amazonas, superficie total de 7´584.421 kilómetros cuadrados, de los cuales 6.3 millones son área forestal. La selva amazónica representa el 56% del total mundial de bosques latifoliados y aproximadamente el 3% del área. 22 millones de hectáreas, han sido declaradas zonas protegidas, a lo cual deben sumarse las reservas nativas.
En la salud de la Amazonía encontramos de referentes determinantes, el factor poblacional, recurso hídrico, saneamiento a los servicios y la pobreza. Del asentamiento disperso se pasó al concentrado, con riesgos de infecciones y contagios, destruyendo el medio ambiente y aumentando la demanda de sistemas públicos.
En la socialización de las redes de salud influyen de forma adversa las barreras geográficas, culturales, económicas y sociales, escasas y difíciles vías de comunicación, discriminación y no adaptación de las actividades a la cosmogonía indígena, altos costos de desplazamiento, bajos niveles educativos y la segregación de género.
En el caso colombiano, hablar de desnutrición infantil, enfermedades y muertes en las poblaciones marginales que habitan zonas inhóspitas en la Amazonía, Orinoquía, La Guajira y Chocó, parece ser la urgencia endémica para la erradicación de esos males. Investigadores de la Universidad Nacional y equipos interdisciplinarios académicos descubren que la tuberculosis y el coronavirus en la Amazonía cobran fuerzas y hacen víctimas a niños y adultos, afectados además por la depauperación.
De acuerdo con el comunicador social, Yodirlandy Palechor Salazar, presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas para la Comunidad Andina de Naciones, CONPICAN, “el Amazonas es un departamento con una extensión de 109.665 kilómetros cuadrados, limita al oriente con Brasil, al sur con Perú, al occidente con Putumayo y al norte con Caquetá y Vaupés. Conecta a 27 etnias, habitan el territorio 14 familias lingüísticas, destacándose los Arawak, Huitotos, Tikunas, Tukanos y Tupis. Además, Pueblos de origen étnico como los Passés, Urumi y Yuri, tienden a desaparecer por el colonialismo, la violencia y están sometidos a las enfermedades tropicales que produce la selva húmeda. Colombia amazónica tiene un área de 406.000 kilómetros cuadrados, con más de 250 mil aborígenes”.
Microbiólogos, nutricionistas, estudiantes e investigadores, auscultan qué saben los indígenas sobre la covid-19, tuberculosis, mortalidad y morbilidad y en qué medida el personal médico de esas alejadas zonas se entera de las enfermedades, sus síntomas, la seguridad alimentaria y nutrición de las familias originarias, sin afectar la cultura y sus tradiciones. La tuberculosis presenta síntomas bien marcados: dificultad en la respiración, tos con expectoración o sin ella … en dos semanas, esputo sangrante, sudoración en la noche, pérdida de apetito y peso.
Como siempre ha ocurrido, centenares de años atrás, la cultura autóctona se ha “protegido” de la penetración científica. Son los “curacas” quienes autorizan la presencia de brigadas médicas. En la mayoría de los casos estudiados, existen indígenas con la tuberculosis latente aun cuando se sienten en buen estado, pero pueden desarrollar la enfermedad por una merma en las defensas corporales. “Se trata de un problema de salud pública severo, cuya erradicación es dificultosa”, explica el curso de la investigación. Se estableció resistencia a las medicinas conocidas en pacientes afectados. Otro de los aspectos negativos en la población nativa infantil es el retraso en el crecimiento. La nutrición es una de las defensas naturales contra la tuberculosis. Los planes oficiales se orientan a la educación de los moradores amazónicos en la preparación de la comida, de acuerdo a tradiciones culturales. La falta de agua potable y el hacinamiento son factores para la expansión de esta infección, provocada por un bacilo transmitido a través del aire, caracterizada por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos inflamados, perjudicando los pulmones.
Para frenar el avance de la enfermedad, trabajan en el Amazonas, la Universidad Nacional, Departamento Nacional de Planeación, Colciencias, Sistema General de Regalías, Gobernación del Amazonas, Alcaldía de Puerto Nariño. Igualmente, surgió la Escuela de Líderes, gestores en seguridad y soberanía alimentaria en la cual participan indígenas Cocama, Ticuna y Yagua.
Cartillas y folletos en lenguas indígenas constituyen herramientas educativas contra la tuberculosis y el coronavirus. Según el DANE, el Amazonas tiene una población de 79.100 habitantes con cobertura en internet de 2.22% y la fuente para preparar los alimentos es agua lluvia con un 57%. Su nivel de pobreza multidimensional es del 77%, condiciones que constituyen obstáculos en el cumplimiento de las medidas de higiene para evitar el contagio de la covid-19.
El rector en la protección, promoción y defensa de los derechos humanos, Palechor Salazar, describe que “la Amazonia es un espacio con gran diversidad cultural, donde se hablan 50 lenguas y abarca 12.200 años de historia, la cual debe ser protegida”. Y subraya “el coronavirus es un virus más que se suma a las pandemias con las cuales por siglos han convivido los grupos étnicos del Amazonas”.
Permanentes las quejas de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana –OPIAC- por el abandono estatal para contrarrestar la covid-19 en las diferentes tribus. El gobierno planteó en 2021, la militarización fronteriza con el fin de impedir la propagación del coronavirus, el cual afectaría las condiciones de vida de los originarios, pues los productos de abastecimiento del territorio provienen del Perú y Brasil con fronteras terrestres de 1626 y 1645 kilómetros, conectadas diariamente, en razón que subsisten sin tener líneas divisorias.
Las agrupaciones indígenas Acima, Acitam, Aipea, Azicath, Aiza, Asointam, Aciya, Azcaita, Aticoya, Cimpum, Crima, Coinpa, y Pani, junto a los cabildos Capiul, Chitcoyd y Tiwa, consideraron el 23 de marzo de 2021 las medidas preventivas siguientes para evitar la pandemia: Fortalecer las actividades y espacios tradicionales que implementen la prevención, protección y curación del planeta desde el conocimiento de los pueblos milenarios. Adoptar medidas y controles para la salida y movilidad de los indígenas de las comunidades a otros territorios. Impedir las reuniones de más de cincuenta personas. Prohibir el ingreso por vías aérea, fluvial y terrestre de hombres y mujeres ajenos a los territorios autóctonos, y sacar de sus espacios a las personas que no pertenezcan y/o habiten el área que se encuentren adelantando cualquier actividad. A pesar de estos consejos, la situación salió de cauce.
Voces Auténticas
“Los indígenas y la naturaleza en nuestros territorios somos uno solo, una sola cosa, y así, los ashaninkas exigimos no sólo tierra para nosotros, sino salud para los monos, las huanganas, los añujes. Ellos también tienen derecho a vivir”; dice Juaneco, dirigente ashaninka, Perú.
“Estos son los montes y los ríos que permiten vivir saludablemente a mi pueblo; esta es la herencia que hemos venido recibiendo de nuestros abuelos, y voy a derramar mi sangre antes de pasar la vergüenza de mirar los ojos de nuestros hijos cuando la
hayamos perdido. Paz para la salud, salud para la paz”. Afirma Alfredo Santana Rodríguez, gobernador indígena del Resguardo Paujil, departamento de Guainía.
“Viven en nuestras tierras y todavía se burlan de nosotros. Disponen de todo a su capricho y tenemos que ver cómo van malogrando nuestros suelos y contaminando nuestras vidas. No se puede vivir soportando todo esto”, insiste Darío Nandureza, dirigente guaraní de Bolivia.
“En tan escabroso escenario aparece en la salud, el siniestro cáncer de la corrupción”, espeta Alirio Hernández Cano, resguardo Paujil.
El gran reto de la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y el Convenio Hipólito Unanue para la Comunidad Andina de Naciones, es “cero enfermedades” en la Amazonía indígena.
Desigualdad Nativa
Los sistemas oficiales de salud para pueblos originarios siempre han sido ejecutados a medias, debido en gran medida a las enormes distancias de las concentraciones de resguardos, a los cuales de vez en cuando llega el Estado y no de forma integral. Otro fenómeno que opera es el relacionado con la cultura de la salud indígena en la cual se recurre a los “curacas”, a los brujos de la tribu, generando prevención a los avances de la medicina moderna.
El viacrucis de la salud de las naciones aborígenes viene de largo a través de décadas y sucesivos gobiernos. A finales del siglo XIX, la Ley 89 de 1890 consideraba a los originarios menores de edad, y “tenían que ser civilizados”. Solo hasta la promulgación de la Constitución Nacional de 1991, las comunidades ancestrales adquirieron categoría de sujetos colectivos de derec aron a tener poder y autoridad de justicia en sus resguardos, institución legal y geosociopolítica de carácter especial, conformada por uno o más grupos de indígenas que, con título de propiedad gozan de garantías, poseen territorio y región para su manejo y vida interna organizada.
Pero la desigualdad en derechos humanos y salud en las comunidades nativas de Colombia y otros países indoamericanos aún no ha sido superada. La Ley 100 de 1993 creó los escenarios propicios para atender la población aborigen y trazó un modelo de mercado que lentamente va beneficiando a nuestros hermanos establecidos desde tiempo inmemorial, necesitados de mejor atención para su precario modus vivendi en territorios selváticos y reservaciones de su auténtica propiedad. Se entiende que basados en esta Ley se han producido diálogos gobierno- indígenas y más de 25 normas se orientan a favorecerlos. En 2014 aparece el decreto- ley 1953 que establece el Sistema Indígena de Salud Propia e Intercultural -Sispi -, sustentado en la Constitución Nacional de Colombia en el artículo 330, que reconoció a los pueblos originarios autoridad propia.
Los funcionarios encargados del programa, buscan el fortalecimiento de todas las prácticas médicas tradicionales, la medicina occidental y aquellos sistemas alternativos que siempre han estado presentes en el tratamiento de enfermedades infantiles y de adultos en la población indígena.
En 2007, la población autóctona era promedio de dos millones 400 mil colombianos, ubicados en 27 departamentos, contentivos de 228 municipios, habitantes de 710 resguardos con títulos y la extensión territorial de más de 34 millones de hectáreas, lo que representa el 29.8% de la superficie nacional. Conocidas sus concentraciones en la Sierra Nevada de Santa Marta, Cauca, sur del Tolima, Guajira, Chocó, Amazonía, Orinoquia, Macizo de Colombia, norte de Boyacá tras la sierra y el nevado de Guicán.
Otros datos oficiales en asuntos sanitarios indican la existencia de unos 102 pueblos indígenas, con 65 lenguas y numerosos dialectos; más del 70% se sitúa en Vaupés, Vichada, Guaviare, Meta, Amazonas, Putumayo y Guainía.
El porcentaje de población nativa por departamento es el siguiente: Vaupés 81.7%, Guainía 74.9%, Vichada 58.2%, Amazonas 57.7%, La Guajira 47.8%, Cauca 24.8%, Putumayo 17.9%, Nariño 15.5%, Chocó 15.1%, Córdoba 13.1%, Sucre 12.1%, Guaviare 9.4%, Caldas 6.1%, Cesar 4.7%, Risaralda 3.7% y Tolima 3.7%.
El documento “Pueblos Originarios” del jurista, Marco Tulio Calderón Peñaloza, rector de la Universidad La Gran Colombia y presidente de la Asociación de Universidades de América, quien en contextualización social enumeró y puso al alcance académico las tropelías, despojo de sus tierras por colonos estimulados por gobiernos insensibles; el horror del exterminio de los nativos desde el Descubrimiento hasta el siglo XXI. Un aviso social, valeroso, patriótico que merece atención, cuando se habla de “derechos indígenas”.
Knockout a los Nukak
En el 2011 fueron desplazadas 222.222 personas, en día llegaron echados a 808 municipios de los 32 departamentos del país tricolor. La situación de desalojos forzados, similar a Sudan y Ruanda, naciones que presentan a nivel global cifras espeluznantes.
En Colombia, año 2012, la media de sacados de su lugar de origen alcanzó los 4.444.444, casi el 10% de la población, lo anterior, pese a la sentencia T-025 del 2004 de la Corte Constitucional, que obliga a los gobiernos a tomar medidas de manera coordinada, tendientes a superar las fallas estructurales que entorpecen una atención pronta y oportuna, verbigracia, la situación de caos por la que atraviesan los indígenas Nukak, que se encuentran en vía de extinción física y cultural, producto de la violencia.
Por autos proferidos en 2009 y 2012, la Corte Constitucional ordenó un plan de salvaguardia, obligando al Estado a devolverle el territorio a los Nukak, entregándoles todas las garantías en educación, alimentación, salud, transporte y vivienda, decisiones judiciales que hasta el 2022, constituyeron un canto a la bandera, reposando en un descanso eterno.
Los autos son las providencias de los magistrados-jueces, relacionados con las dinámicas de los procesos interlocutorios y de seguimiento, cuyo fin es darles continuidad a las órdenes impartidas en la sentencia, solicitar informes, acciones concretas y establecer indicadores de gestión.
En el auto 266/17 se realiza una evaluación de los avances, rezagos y retrocesos en la superación del Estado de Cosas Inconstitucionales declarado mediante sentencia T-025 del 2004, precisando que la situación es nefasta para las comunidades indígenas y étnicas. El Auto 004, referencia proteger los derechos fundamentales de los pueblos milenarios, autóctonos, aborígenes, desplazados por el conflicto armado, la economía subterránea o en riesgo de despojo forzado.
Los Nukak, estimado el último pueblo nómade-errante del continente, familia milenaria que vive en la amazonia-orinoquia, entre los ríos Guaviare e Inírida y desde el caño Makú a caño Caparroal, ubicados en los departamentos del Guaviare y Guainía con extensiones cada uno de 52.952 y 72.238 kilómetros cuadrados, están en total abandono, con centros de salud absolutamente aniquilados, sin escuelas, los niños toman clase en suelo-tierra, a la intemperie, muriendo de gazuza, física hambre, en quebrantamiento de lo estipulado por la Corte Constitucional a los respectivos gobiernos de regresarlos a su ancestral territorio con todas las garantías alimentarias, de vivienda, seguridad totales, salud y educativas, acatando lo fundamental y trascendental de ellos.
Los Nukak fueron despojados de su espacio autóctono por las armas fratricidas de los grupos al margen de la ley en los inicios del siglo XXI, sin poder retornar a su gran reserva eco-ambiental por la guerra desatada por los capos de la economía catacumba, sembradores de cultivos ilícitos e inundados de campos minados.
En las primeras dos décadas del tercer milenio subsisten en micro-asentamientos, en un proceso humillante y violatorio de los 47 artículos de la Organización de las Naciones Unidas sobre los Derechos Indígenas aprobada por la Asamblea General el 13 de septiembre de 2007, de la cual Colombia es pionera. Los Nukak han perdido su identidad, conservan sus entonaciones que en la noche se transforma en tristeza, llorando por los que se han marchado, a la espera que su espíritu retorne.
La edad en los Nukak no tiene añadas, solo son niños, jóvenes, adultos o ancianos. Dedicados a la recolección y caza con arcos y flechas de puntos envenenados, de acuerdo a sus propias estaciones, paralelas con el régimen de lluvias, acampando por breves temporadas.
Permanecieron aislados de su entorno territorial nativo durante 66 años en el siglo XX por el temor al canibalismo de los blancos y otros aborígenes. Antes de la covid-19, la malaria y la gripa, los diezmó por la presencia de alemanes y franceses. Nocaut a los Nukak.
Tomado del libro MINGA, UGC.