

News Press Service
El País
Hace tiempo que Israel ha traspasado todos los límites imaginables en su ensañamiento contra la población de Gaza, pero la especial crueldad de la última ofensiva empieza a agrietar incluso los apoyos más sólidos.
Ayer, Naciones Unidas advirtió de que 14.000 bebés y niños de corta edad pueden morir de inanición en las próximas 48 horas.
Parece que esta vez estamos ante un punto de inflexión en el estado de opinión de la comunidad internacional. A Israel ya no solo le llueven las condenas: algunos países y la Unión Europea empiezan a tomar medidas.
La Franja vivió ayer otra noche de bombardeos que acabaron en una nueva matanza. La información que llega es de una situación infernal. «Se necesita ayuda inmediata y masiva» reaccionó el ministro francés de Exteriores. Israel solo permitió el acceso de varias decenas de camiones con harina y medicinas, después de dos meses y medio de bloqueo total.
Pero anoche aún no habían podido descargar. Según la ONU, para paliar la hambruna haría falta que entraran entre 500 y 600 diarios.

Ayer se produjeron reacciones que no gustaron al gobierno de Netanyahu.
A petición de 17 de los 27 países miembros, la UE decidió revisar el acuerdo de asociación con Israel aprobado en el año 2000. También Reino Unido se movió: el gobierno del laborista Keir Starmer suspendió las negociaciones del acuerdo comercial en trámite y llamó a consultas a la embajadora de Israel.