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Frase que se remonta al año 64 -d. de C.-, referida a la huida del apóstol Pedro, de la persecución emprendida por el emperador Nerón -al que se le atribuye la muerte de su madre y de una de sus esposas- contra los cristianos, apareciéndosele Jesucristo que arrastraba la cruz, ante lo cual preguntó: ¿A dónde vas Señor?. ¡Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo!, provocando su regreso inmediato.
Caído el telón del sainete electoral -que no ritual- del pasado domingo, cabe plagiar la pregunta, ¿hacia dónde marcha el país?
Petro, bachiller (1976) del colegio La Salle y concejal de Zipaquirá, se refiere equivocadamente en sus memorias a que en dicha institución estudió igualmente, tres décadas atrás, nuestro Premio Nobel (1982), García Márquez, lo cual no es cierto; estudió, pero en el Liceo Nacional de Varones de la misma ciudad0 -becado e interno- entre 1943 y 1946; confusión que se debe al hecho que la comunidad de los Hermanos Cristianos de La Salle, asumió en 1954, su administración, donde actualmente reposan, tanto el acta de ingreso como las calificaciones del egregio, eximio, universal personaje.
Retomo el hilo de la columna, memorando las desangeladas apreciaciones del furibismo respecto al indeseable resultado de las elecciones que golpearon a nuestro presidente viajero, cobrándose la borrada del mapa político que le dio al entonces atornillado, prontuariado innombrable -trajeado de buenista-; barrida de la que no se repone aún, pues consideraba estar predestinado a perpetuarse -en cuerpo ajeno- en el mando de Colombia, convertido en su fundo de caza privado; empeño que insiste y persiste en reverdecer, dejando de lado -de paso- las inconductas que socavaron la moral y ética públicas, razón para que la aplaudida justicia -en su sabiduría e independencia- le recordara que nadie está por encima de la ley,
En el entretanto, la elección -tenida como primarias de las presidenciales y del Congreso de 2026-, concluyó sin un líder visible, resultado que tiene de plácemes al curtido antipetrismo, que no cesa de adjetivar, magnificar el desenlace, de calificarlo -con las ganas- de ‘descomunal, estruendoso fracaso’; ‘descalabro’; ‘debacle’; ‘desastre’; ‘paliza’; ‘tsunami’ -agota los adjetivos- que no fue tal, tomado en cuenta que el Pacto Histórico eligió: 70 alcaldes, decenas de concejales, 2 gobernadores, 4 en coalición y como cereza del pastel, preside nada menos que la presidencia de la República, donde las plañideras elegidas hacen cola; balance que al compararlo con la pasada elección territorial, el ‘Pacto’ salió robustecido, también, por encima de las elecciones de mitaca de Santos y de los proscritos cadáveres andantes: Uribe, Patraña y Duque.
Dramático “revés” -entre comillas- analizado por brillantes observadores -sin ataduras- que consignaron las causas, las que nadie en su sano juicio controvierte, producto con el caótico país, hoy al garete, donde ha imperado la mediocridad, el mesianismo; donde la real -no aparente- ruptura de las autoridades con la base social, las deslegitima. Agazapados, subrepticios demonios que han precipitado los enquistados fenómenos de violencia.
Anomia que agencia el retorno del infructuoso, cruento, infamado clan furibista -que afina su puntería- que pondría nuevamente de rodillas la patria, regresaría con sus latosos discursos cargados de ira, odio y falsedades; como la perversa, malsana influencia del halcón de marras, o en subsidio, un nuevo sistema político, eventualmente antidemocrático.
Fundamentos relevantes: La absoluta, patente inseguridad ciudadana, que ha hecho acreedor al país al deshonroso título de ser considerado como uno de los tres más inseguros del planeta. La segunda causa; La despótica, extenuante confrontación concernida a los pormenores del metro; capricho -castigado en las urnas- que dejó la dañina sensación que el Presidente avasallaba impunemente a la altanera, locuaz, soberbia alcaldesa. Pelotera zanjada por los bogotanos en las ánforas. Como tercera causa: La movilidad en todas las grandes ciudades.
Inseguridad reflejada en las cifras del DANE: 2022 pasó del 44 al 52,9 %; 2021, 44 %; 2020, 39 %; 2019 43,7 %. La extorsión, homicidio, hurto en Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla, Cali, Cartagena, crecen exponencialmente (55,6 %). La violencia, 92 % frente al 2019, Porcentajes acrecentados por el desconcertante, indolente silencio sepulcral de los indistintos gobiernos.
Desafiante, maltrecha realidad agrandada por las enfervorecidas, oprobiosas, pírricas, triviales: Paloma Valencia y M. Fernanda Cabal, sabandijas con ínfulas presidenciales, autoconvencidas que si Duque pudo “¿por qué nosotras no?”, responsables del prematuro desgaste del presidente. Tarea teledirigida por el autocrático, falaz, hipócrita, vil zelote y la cúpula del CD acompañante que -guardadas proporciones- me recuerdan el dicho del inmortal Winston Churchill: “la diferencia entre humanos y animales, es que estos últimos nunca permitirían que el más estúpido de la manada los lidere”.
Loras que adjudican la inseguridad, a la desmoralización, desmotivación de los atribulados, maniatados 140.000 policías activos, tratados -concluyen- como bribones, exhortados a no enfrentar la delincuencia, o cuando lo hacen debe ser desarmados o precariamente armados- al tiempo que -aseguran- los forajidos, el Gobierno los trata con guantes de seda. En actos de servicio -entre 2012 y 2022- asesinaron más de 1.000 policías; 13.000 resultaron heridos, mutilados o discapacitados -muchos de por vida-.
Abrumadora, fraguada, impostora, mendaz campaña que, desalienta, disuade, frena -decisivamente- su accionar, cuando no es la Procuraduría, la que con palmaria mala fe, arruina sus carreras, incitando la pasividad, el mirar para otro lado, a objeto de evitar ser disciplinados, empapelados, dejando la cancha libre para que la acomodada, infame, insidiosa, miserable prédica en su contra -diametralmente opuesta al bien común- cumpla su cometido que conlleva en el trasfondo, desacreditar políticamente al Gobierno.
Alucinante, antagónica, desoladora, envejecida, gravitante, violenta estrategia política, apoyada por el profanado, moribundo conservatismo -partido falto de credibilidad-; encadenado espantajo, rehén del despótico, omnipotente Leviatán del Ubérrimo que, junto al orangután de smoking, Andrés Pastraña, les irroga vergonzoso trato de peones de tercera.
De cómo el presidente Petro mueva sus fichas, dependerá quién llega vivo, con más fuerza política al 2026. Conociendo -como conoce- el almendrón, urge calmar las aguas, oxigenarse con un nuevo Gabinete -competente, creíble, plural, técnico, con capacidad de gestión- que le permita recobrar la confianza, la esperanza, la gobernabilidad; resistir sin vacilación la inseguridad, la intolerancia, llevadas al paroxismo, antes que la nación estalle en pedazos,
Pivotante antropofagia que -fatalmente- azota al Gobierno, acusado por los discordantes, parasitarios demonios antipetristas, de hablar mucho y hacer poco o nada; insumo nutricio de su prédica.
Bogotá, D.C. 04 de noviembre de 2023http://articulosmarioariasgomez.blogspot.com.co/30