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El 21 de noviembre marca los 10 años del inicio de protestas en Kiev (el llamado “Euromaidán”) que duraron entre noviembre de 2013 y febrero de 2014, provocaron una aguda polarización de la sociedad ucraniana, desenfrenada nacionalista y empeoramiento de la situación económica y social en este país. Todo ello terminó en un golpe de Estado anticonstitucional y la llegada al poder de fuerzas radicales nacionalistas. Lo que provocó, a su vez, la guerra civil de Kiev contra la población de Donbass y otras regiones que habían rechazado el Golpe de Estado, y la subsecuente descomposición del Estado ucraniano.
Nunca podemos olvidar los bombardeos de barrios civiles de ciudades del Este de Ucrania, el baño de sangre organizado el 2 de mayo de 2014 en el Palacio Gremial de Odessa donde murieron 48 personas, muchos quemados vivos, etc.
Un poco de la historia. A finales de noviembre de 2013 el entonces legítimo presidente de Ucrania Víctor Yanukóvich decidió posponer la firma del Tratado de asociación Ucrania – Unión Europea. Ello sirvió de pretexto para que unas fuerzas políticas ucranianas, empezaron protestas en el centro de la ciudad de Kiev. Quiero enfatizar que Yanukovich no propuso desistir de la firma de dicho acuerdo, sino reconsiderarlo teniendo en cuenta, entre otras cosas, los intereses de productores agrícolas ucranianos y las obligaciones de Ucrania bajo el Tratado de libre comercio ya existente. Además, Yanukovich propuso realizar unas negociaciones en formato Ucrania–UE–Rusia. Pero Occidente y los golpistas en Kiev lo rechazaron.
“Cualquier intento de presentar la crisis actual como un conflicto bilateral entre Rusia y Ucrania es hipócrita y falso”. |
El rol de Occidente. Es difícilsobreestimar el papel negativo y nocivo que jugaron y siguen jugando los países occidentales en esta situación. Todo proviene del deseo de los países de la OTAN de infligir a Rusia una derrota estratégica (lo dicen abiertamente), de eliminar a Rusia como una potencia independiente del mapa político. Los mismos planes de conquistar a Rusia que en su momento tenían Napoleón e Hitler, y muchos otros. Al mismo tiempo, Occidente había tratado de destruir el espacio histórico, económico y espiritual único de las antiguas Unión Soviética y el Imperio Ruso, de romper los lazos centenarios entre nuestros pueblos. En ese contexto, Ucrania no es más que una herramienta en manos de nuestros enemigos. El “Euromaidán” fue financiado y apoyado por países de la UE y los EE.UU. Cualquier intento de presentar la crisis actual como un conflicto bilateral entre Rusia y Ucrania es hipócrita y falso.
Hoy las hostilidades militares contra Rusia se llevan a cabo casi exclusivamente debido al apoyo financiero y militar de Occidente a Kiev. Desde el inicio de la operación militar especial, la ayuda total a Kiev ha superado los US$ 160 billones. Para comparar, la ayuda humanitaria de Washington a todo el continente africano en 2023 es de US$ 4 billones.
El Derecho Internacional y las nuevas realidades territoriales. La Declaración de la Asamblea General de la ONU de 1970 relativa a los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas prioriza el principio de libre determinación de los pueblos ante el de la integridad territorial. En particular, dice que todos Estados están obligados a respetar la integridad territorial de los Estados cuyos gobiernos reconozcan el derecho de los pueblos a la determinación y representen a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color.
Tras el golpe de Estado de 2014, Ucrania, en violación del documento arriba mencionado, llevaba construyéndose sobre la base de la narrativa racista de negar todo lo ruso, incluida la identidad, la cultura y las tradiciones de la población de los vastos territorios del sur y el este del país. Se habían violado sistemáticamente sus derechos, incluso mediante el uso de la fuerza, y se habían ignorado sus intereses. Ello constituyó un golpe irreversible a la integridad territorial de Ucrania, dentro de sus fronteras de 1991, y obligó a los habitantes de Crimea y Sebastopol, de las regiones de Donetsk y Lugansk a manifestar su rechazo del régimen racista de Kiev, ejerciendo su derecho a libre determinación mediante referendos correspondientes.
El proceso de Minsk. El Conjunto de medidas de Minsk, reconocido por el Consejo de Seguridad de la ONU en su Resolución 2202, ofrecía una oportunidad para restaurar la integridad territorial de Ucrania (sin Crimea). Sin embargo, Kiev y los “garantes” occidentales, Alemania y Francia, sabotearon deliberadamente esta oportunidad: Ángela Merkel, François Hollande y Piotr Poroshenko admitieron abiertamente, e incluso con orgullo, que no habían tenido alguna intención de realizar lo pactado y que la firma del Conjunto de medidas sólo había sido necesario para ganar tiempo con el propósito de militarizar Ucrania para luchar contra Rusia.
El papel de Rusia. A pesar de las promesas de Occidente de no mover la OTAN ni un centímetro más cerca a Rusia, hechas tras la caída de la URSS, la máquina militar y la infraestructura de guerra de la OTAN continua acercándose a nuestras fronteras. Todo ello, en una severa violación del llamado Documento de Estambul de la OSCE que estipula que todos los Estados europeos no deben fortalecer su propia seguridad a expensas de la de otros (en este caso, a expensas de la seguridad de Rusia). Más aun empezaron la colonización militar de Ucrania. Rusia pacientemente planteaba sus preocupaciones ante la OTAN. En diciembre de 2021 enviamos nuestras propuestas a la OTAN y a Washington, proponiendo sentarnos a la mesa para analizar la situación y las amenazas a Rusia. En aquel entonces lo hubiéramos podido resolver sin necesidad de recurrir a la fuerza. Pero las capitales occidentales lo rechazaron
Todos aquellos acontecimientos obligaron a Rusia a que iniciara la operación militar especial con los objetivos de defender la población rusoparlante del Este y el Sur de Ucrania, desmilitar y denazificar Ucrania, eliminando la amenaza proveniente de su territorio.
Epílogo. Hoy en día muchos expertos tanto en Rusia, como en el extranjero opinan que la política actual de Kiev llevará Ucrania a la pérdida total de la soberanía y a solidificación de su rol de títere antiruso de Occidente. Estoy seguro de que ello se contradice con las aspiraciones e intereses del hermano pueblo ucraniano.
Nikolay Tavdumadze
Embajador de Rusia en Colombia
Publicado en edición impresa de “El Tiempo” el 21 de noviembre de 2023 y en versión digital)