News Press Service
William Ospina
«Hasta hace una semana yo creí que Petro podría cambiar; ahora estoy seguro de que perdió sus ilusiones y ya solo quiere que lo ayuden y lo salven los que van a perderlo. Se les está entregando a los políticos y me temo que está abandonando a su propia gente.
Esto no sería tan grave si no fuera porque muchas personas hondamente comprometidas con el país y con su transformación, con la naturaleza y con la memoria, con la paz y la reconciliación, están arriesgando el pellejo en los territorios, y el fracaso de Petro, ahora orquestado por sus nuevos y astutos amigos, puede dejar otra vez el país en manos de todos los odios y todas las venganzas.
No me tiembla la voz para decir que muchos viejos poderes de Colombia tal vez cultivan las buenas maneras, pero son despiadados y son criminales, y si ya hemos pasado por varios baños de sangre es porque esos poderes no vacilan en sacrificarlo todo para defender sus intereses.
Petro, desafortunadamente, no se salvará. Se aprovecharán de sus debilidades, fingirán acompañarlo y defenderlo, y después lo entregarán para que el sistema le cobre como si lo hubiera hecho, lo que apenas prometió hacer: devolverle el país a la gente, cambiar a Colombia.»