News Press Service
Por George Castro
Líder de la colonia colombiana en New Jersey
Tomando un café, caminando las calles de la ciudad de New Jersey, leo y escucho las noticias que provienen de Colombia –mi tierra natal-. No son alentadoras. Se habla de un paro nacional de más de 10 días. Con un saldo de muertos, heridos por parte de la fuerza púbica y ciudadanos que supera el centenar. Con millonarias pérdidas materiales. Con estadísticas de pobreza y extrema pobreza de 21 millones de personas y 7 millones de personas. De la salida de más de 2 millones de compatriotas de la clase media, de acuerdo a un informe del DANE.
Desde mi rol de líder comunitario y empresario, me pregunto: ¿de qué manera se puede contribuir con el país desde el exterior, para que salga del túnel oscuro que de una confrontación interna, con una alta repercusión mundial?.
Lo primero, que debo decir, es que se debe hacer un balance de la situación. Mirar en detalle las equivocaciones del Gobierno y de quienes a nombre de la protesta social, han convertido al país un escenario complejo y difícil en materia económico, de orden público, de salud y de seguridad.
Mi generación, que ama la democracia y la libertad como fundamento del Estado derecho, nos revelamos contra quienes provocaron la violencia. Nos revelamos contra el odio y la beligerancia, que se tradujo en la confrontación armada, que culminó con un proceso de paz con las FARC, cuyo proceso de implementación tiene más preguntas que respuestas.
Hoy, en medio de una emergencia sanitaria, donde los ciudadanos buscan salvaguardar su vida con medidas de bioseguridad y la vacuna contra el Covid-19, resulta aterrador, que Colombia, siga transitando el camino de la violencia, olvidado que tiene en sus manos el poder de la palabra, la Constitución, acompañados de sus principios y valores. Gracias ello, millones de ciudadanos como yo, hemos contribuido; a mejorar la imagen del país en el exterior, a través de acciones colectivas e individuales. Un proceso que fue enriquecido con el ejemplo, de nuestros padres y abuelos que hicieron de nosotros, hombres y mujeres de bien para la sociedad.
Este momento de nuestra historia, en la tercera década del siglo XXI –donde hemos visto partir a familiares y amigos- por la presencia del “tsunami” del coronavirus, nos debe invitar como colombianos –dentro y fuera del país- a tender puentes y no muros, para defender la vida, reactivar la economía, fortalecer la institucionalidad y la democracia, a partir de nuestras diferencias.
En mi caso trabajo más allá de las fronteras, en favor de mi país. Desarrollo esta tarea de manera presencial y virtual. La teoría política, sugiere qué a mayor densidad poblacional, mayor democracia. ¿Dónde está la clave para que sea posible? En una palabra: el diálogo. El segundo paso, es darle un nuevo aire al Estado –con la constitución en la mano- tender las demandas sociales, bajo una línea de sencillez y flexibilidad. De colocarse en los “zapatos del ciudadano, cuyas demandas se escuchan desde las regiones (32 departamentos)
Desde esta ciudad de New Jersey- donde he desarrollado el emprendimiento, generando empleo para colombianos y norteamericanos- puedo decir, sin lugar a equivocarme, que el paso que debe dar Colombia es revalorizar lo local en un marco globalizado.
Crear una agenda pública, orientada a edificar soluciones reales y concretas de empleo para los jóvenes, las mujeres, las personas de la tercera edad, a partir de una mayor y mejor educación. Con una alta dosis de inversión en ciencia y tecnología.
Está en juego nuestro futuro como país. Estás en juego la democracia, que pide a gritos un viraje de 180 grados. Si, ese paso se da, escuchándonos con planificación, metas, con visión y aceleradamente, se trasformará el país. Mi pasión es Colombia con un desarrollo viable y sostenible. Con él protagonismo de su mejor recurso: su gente
Me entrego a esta causa, desde el estado de New Jersey en los Estados Unidos, tomando de la mano de mi esposa, mis hijos y todos aquellos compatriotas que se sumen a esta causa, A propósito de este comentario. Usted que piensa.