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Por Gerney Ríos González
Preciso es imaginar la organización como el colectivo de engranajes interrelacionados donde se presentan dificultades en la fluidez del movimiento debido a falta de lubricación. Velocidad en el funcionamiento del sistema tiene relación directa con la labor del gerente logístico, quien velará para que el conjunto, y cada estructura en particular, obtenga lo necesario en cumplimiento de su parte. En contraposición, la demora en un hipervínculo, dado que hace parte del primero, afectará inexorablemente a los demás.
Es posible identificar características sistémicas en organizaciones de especies animales y colectivos de origen humano, ¿Qué clase y tipo de particularidades tienen en común?
Hay que acudir a Richard Dawkins para llegar a identificar una primera propiedad: Por más que se atribuya el fin a un sistema, éste solo buscará preservar su estado estable. Al referenciarlo, se habla de un punto de equilibro que lo conserva en su globalidad y, desde la perspectiva de algunos, tan solo sobrevive.
Dawkins afirma categóricamente, “El cuerpo es una cubierta que busca preservar su código genético”. Todos los componentes de cualquier ser vivo, interactúan entre sí para en última instancia, resguardarse a través de los años, buscando la inmortalidad.
En tal orden se contextualiza: Los componentes del sistema consumen energía para evitar que factores externos, incluyendo otros organismos, afecten su supervivencia, o mejor su “estado estable” y en múltiples instancias, aquellos independientes se agrupan en otros más grandes que podrían constituirse en organizaciones de sistemas, dinámica dondeaparece la zona de intersección evidenciando infinidad de estos, presentes en realidades operativas.
Organizaciones de células: Las bacterias se agrupan en colonias, para garantizar en cierta medida su capacidad de reacción y supervivencia. La energía está orientada a la reproducción, ya que su ciclo de vida resulta limitado. No obstante, la colectividad se mantiene vigente. Incluso cuenta con estructuras de aprendizaje orgánico donde su ADN evoluciona para enfrentar los ataques de antibióticos o factores externos.
Las interrelaciones logran constituir canales propios de comunicación a través de recepción y transmisión de estímulos químicos, mediante la membrana celular.
Organizaciones de artrópodos: Insectos de comportamiento comunitario, verbigracia, termitas, hormigas, abejas y avispas; evolutivamente han dado prioridad a la noción de comunidad, verdadera razón de ser del individuo.
Su ADN desarrolló subespecies específicas (obreras, zánganos y reinas), para especializar el trabajo de cada una, sin romper con la relación de interdependencia de los miembros de la colonia.
A nivel de interacción, el mecanismo de comunicación ha especializado sus emisiones y percepciones, de acuerdo al código de rastros químicos o movimientos corporales.
El elemento sociable resulta clave por cuanto hace del individuo receptor de un estímulo externo, órgano de percepción de la colonia, capaz de reaccionar oportunamente a la amenaza u oportunidad.
Ecosistema: Cualquier variación que se produzca en uno de los componentes tendrá impacto dominó en los demás; cuenta con mecanismos intrínsecos de control frente a los ciclos poblacionales de las especies coexistentes; por analogía, posee mecanismos para mantener su estado estable.
Cuando se presenta el súbito incremento o decrecimiento de una especie o categoría de estas, un entendido del tema interpretará la fluctuación que automáticamente activará sus mecanismos intrínsecos de regulación; en caso dado, sería el aumento o reducción de la población de depredadores en la zona de influencia.
Incluso, imposible separar los seres vivos de los inertes como sistemas independientes; el papel de los descomponedores, los nutrientes del humus, el impacto de la actividad de los insectos y la radiación solar, juegan de engranajes cuidadosamente sincronizados donde se desconoce quién se encuentra en el inicio de la cadena alimenticia.
Sistema climático: Requiere la comprensión de mayores matices para su entendimiento. Responsable en gran medida de la existencia de vida y su forma, en diferentes puntos del planeta.
La atmósfera se dinamiza, producto de la energía obtenida del sol y los movimientos de rotación y traslación del globo terráqueo; de este punto en adelante, precipitaciones y vientos afloran en máxima o nula intensidad, de acuerdo a la infinidad de ingredientes influyentes en mayor o menor medida en el resultado.
Más allá de las variables puramente elementales, derivas de una mínima fracción, cabe agregar sistemas de presión atmosférica, carga electrostática, capa de ozono, entre otros.
Trascendencia humana: Punto a profundizar sobre la visión sistémica de su esencia. Aseverar que, en una instancia superior, los sistemas coexistentes, de una u otra manera, estarían interrelacionados en mayor o menor proporción.
En este orden se concibe la totalidad de seres humanos, con sus respectivas concepciones, vivencias, allegados e intereses[1], en un sistema de células fundamentales en el tejido de un ser vivo mayor, el macrosistema.
Con esta idea, resulta relevante incluir a los seres vivos en la intrincada red de células, extraña a nuestros ojos, ejemplo, las especies unicelulares de la zona abisal o familiares a la cotidianidad humana, como la mosca común, la araña o el roble.
¿Dónde se encuentran los componentes del sistema que resultan carentes de energía vital, o seres inertes? Se hace referencia a las piedras, humus de los bosques, ozono. Por analogía cabe preguntar: ¿Existen en los constituyentes de seres partes inactivas? Probablemente la respuesta sea afirmativa.
Esta relación de interdependencia intercelular da sentido a la respuesta de la pregunta: ¿Es el sistema completo, parte de algo superior? En réplica a ello, resulta necesario trascender los límites de la realidad concreta y orientar el pensamiento hacia lo esencial. A lo que resulta absolutamente coherente proclamar: “Hacemos parte de Dios”.