News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
En estos momentos de total lucidez porque la cerveza sigue agotada y no hay todavía chance de salir corriendo para alejarnos de letal y peligrosa pandemia, es inevitable recibir el nuevo año sabiendo que tendremos múltiples oportunidades de ser magos; ¡un futuro mejor nos espera! Entre muchas otras cosas, le diremos al matarife que como la carne sigue a la baja, entonces ya no le pediremos la costillita de cerdo, fiada, ni menos el centro de cadera, sino que también ahora consumiremos bofe, chunchullo y pulgarejo, para complementar mejor nuestras «abundantes» comidas, y de paso le pagaremos, como el salario mínimo subió en justas proporciones, al rabioso contado para evitar malos entendidos. De otro lado, hablaremos con las empresas de acueducto y alcantarillado, gas, energía eléctrica y teléfonos, y les confesaremos que seguimos siendo fieles a la causa de echar al agua; que terminen electrocutados todos los contrabandistas de servicios públicos, porque ellos no tienen necesidad de robar; por el contrario, a esos desadaptados intentaremos persuadirlos para que paguen cumplidamente sus servicios, pues las tarifas son bien, pero bien baratas. Y a los campesinos de nuestra patria les exigiremos que tengan fe; que no vuelvan a madrugar… que en este nuevo año ojalá se levanten cada día a las dos de la mañana para ordeñar, pero ya no a las vacas, sino a los toros, porque como la leche está bien barata, es mejor dejar a las rumiantes en reposo, para que así estas indispensables lecheras y fieles servidoras no trabajen demasiado. Y a los avicultores vamos a felicitarlos porque hemos visto a las gallinas «tirar pinta» por las calles de Bogotá. Sólo que ellas, las aves de corto vuelo, parece que van a crear su propio sindicato; argumentan las duras y veteranas «crestas coloradas» que sus dueños, ya no los gallos, sino los codiciosos criadores, poco les pagan por sus huevos, pero que éstos, sí ambiciosos y usureros comerciantes los están vendiendo bien caros en las diversas tiendas. Y a los sufridos empresarios de nuestra querida Colombia, justificando la debacle económica mundial, les ayudaremos nosotros, los obreros, trabajando dos horas más, cada día, para que ellos puedan, con nuestro dolor y sufrimiento, ponerse al día con sus pagos y salgan, luego de cumplir con sus deberes, a disfrutar de merecidas vacaciones en Honolulu, Hawai e intermedias, mientras nosotros sus esclavos seguiremos cuidándoles sus factorías. ¡Y qué viva Petro! Y para no hacer más álgidos estos panfletarios y diplomáticos mensajes, les recomendaremos a cada uno de los ciudadanos de nuestra querida Locombia, que nos vayamos tranquilos a visitar nuestras familias, sin ningún tipo de tropiezo, con la seguridad ¿cuál seguridad? de saber que las casas y residencias de cada uno de nosotros estarán seguras, y que al regresar, encontraremos todo en orden, puesto que hoy, nuestro país no tiene ningún ladrón, ni siquiera de cuello blanco, porque los políticos prometieron cuidar las pertenencias de todos los colombianos. Y como dijeran los mejicanos: «ahora sí la regó Julio», porque de seguir hablando asi, como lo vengo haciendo, me van a encanar, y con la placidez de nuestras cárceles, donde en una celda para cuatro se acomodan treinta presos, entonces mejor, pondré una cinta gruesa y pegante en mis labios… Feliz año para todos, y que ojalá James Rodríguez recupere su endiablado juego, porque como estamos en la selección metiendo goles como Dios manda, yo creo que vamos rumbo a Qatar, y de favoritos…
29. XII. 21.