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Por Carlos Villota Santacruz
*Internacionalista. Experto en marketing político. Marketing de ciudad. Comunicador Social y Periodista. Escritor. Twitter @villocol
Desde los años 90, época de la apertura económica, impulsado por el Gobierno del ex presidente César Gaviria, Colombia se sumergió en un modelo neoliberal, qué a la altura del año 2022, deja como resultado un alto grado de inconsistencia. Más preguntas que respuestas sobre su efectividad en los 32 departamentos del país. También la firma de varios Tratados de Libre Comercio, cuyo resultado ha sido el rompimiento abrupto de la cadena productiva y el empobrecimiento del campo: caso Nariño, Cundinamarca, Tolima, Boyacá y Bolívar.
En esencia, esta fotografía, ha significado para los 55 millones de colombianos –con una alta población de extranjeros, incluidos venezolanos, argentinos, españoles y norteamericanos- una baja sustancial del poder adquisitivo del peso colombiano. Es un modelo económico que está a punto de colapsar, en virtud que los que tienen más, cada vez tienen más. Los que tienen menos, cada vez van camino a un abismo de la pobreza. Lo que es peor. Una pobreza que alcanza y supera la indigencia.
En mi opinión, en calidad de consultor político, es un sistema insostenible, que tarde o temprano va a caer. La gran pregunta que surge es: ¿cómo se puede resolver este problema de orden económico? La única respuesta posible, es que Colombia –gane quien gane las elecciones presidenciales en el año 2022- tome una decisión de Estado de apartarse del modelo neoliberal.
El resultado de esta acción de administración pública, será el encuentro de una estructura económica desde los departamentos y municipios, capaz de conciliar el crecimiento económico con equidad social. Ese es un gran desafío. Esta hoja de ruta, que se debe aplicar de inmediato, incluso en los últimos meses de Gobierno del presidente Iván Duque, que no aparece en la literatura económica.
Lo cierto y evidente, es que ir hoy a las plazas de mercado y los centros comerciales a comprar productos de canasta familiar o bienes suntuarios, no solo no alcanza el dinero, sino que las operaciones financieras se hacen a crédito. Un hecho, altamente inconveniente, para la estabilidad de una sociedad, que crece económicamente, en “mar de mentiras. Al debe”.
Este modelo económico es inestable. Hoy, la sociedad colombiana vive un proceso de desigualdad social que rompe todas las fronteras y análisis por parte de la academia, los organismos de cooperación internacional y la banca multilateral. Lo que se debe hacer, es construír un nuevo modelo económico, que facilité el crecimiento real desde la generación de empleo, en medio de una emergencia sanitaria del coronavirus, que sigue presente.
Colombia, no puede seguir con un modelo económico que fracasó rotundamente. Su efecto, ya se vivió con toda intensidad en la crisis del año 2008. Fue una crisis que no pudo ser resuelta por el neoliberalismo. El neoliberalismo fracaso de forma estruendosa por las inequidades que genera. La solución de esa crisis, se hizo adoptando políticas fiscales expansivas de tipo keynesiano, dejando de lado a las teorías monetaristas progresistas.
Lo que hemos vivido como ciudadanos, quienes residimos en Colombia, es que estamos desarrollando nuestras tareas individuales y colectivas, en un escenario de libre mercado, donde el protagonista es todos los días, el bajo poder adquisitivo de la moneda. Es un hecho económico insostenible que abre la puerta que salve el ahorro nacional A propósito de este comentario. Usted que piensa. E mail villotasantacruzcarlos@yahoo.com.co