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El Colombiano
La empresa china Yellow River le solicitó a EPM que en las condiciones de licitación bajara algunos índices de experiencia que se exigían para encontrar una empresa aliada en Colombia. La petición fue aceptada.
Desde agosto de 2020, la presidenta del Sindicato de Profesionales de EPM, Olga Lucía Arango, en una entrevista en la radio dijo querer advertirle al país que el verdadero propósito del alcalde Daniel Quintero con la demanda que interpuso en ese entonces contra el consorcio constructor de Hidroituango era entregarle el contrato de la megaobra a una firma china.
“Esta demanda es una cortina de humo –dijo en ese entonces Arango– y tiene el fondo de contratar directamente con una firma china. Su gente ha estado solicitando información a los funcionarios de la empresa. Nos informan que el propio alcalde ha pedido que se reúnan con esta firma china y les entreguen información”.
Lo curioso (o lo escandaloso) es que ahora, si bien no se dio una entrega directa del contrato, porque entre otras cosas fracasó la demanda del alcalde Quintero, lo cierto es que la única interesada en la licitación parece ser la firma china.
Como si fuera poco, ahora EPM, en una maniobra que despierta sospechas, acaba de aceptar hacer cambios al pliego de la licitación a petición precisamente de una firma china.
Cambiar las condiciones del pliego de licitación por petición de uno de los interesados no es común en el mundo de la contratación pública. Hay quienes dicen que se trata de un pliego hecho a la medida, o ‘pliego sastre’.
¿Cómo ocurrió? EPM anunció el pasado 28 de agosto que reabría las inscripciones para firmas interesadas en participar en la licitación y que le haría cambios al pliego. Dijo que buscaba permitir mayor pluralidad. Sin embargo, reabrir la convocatoria en mitad del proceso es algo de por sí extraño, pero más extraño resultó que de nuevo lo cerraron en cuatro días sin que ninguna firma nueva se hubiera inscrito.
Revisados los documentos, dice El Colombiano, de la licitación, que por ley son públicos, y encontró varias sorpresas. Entre otras que en realidad el interés al reabrir era cambiar algunos de los requisitos exigidos.
La firma china Yellow River, el 12 de julio, en carta a EPM dicen que no han podido encontrar socio colombiano para el consorcio como lo exige el pliego pero que sí encontró una firma que no cumple los requisitos y por eso le pide a EPM que por favor acomode el pliego de tal manera que la firma colombiana pueda cumplir.
“La búsqueda intensa del socio local que hemos realizado por más de tres meses no ha sido exitosa”, escribe Yellow River. Agrega que “muchas de las firmas locales que exploramos nos indican no tener interés en participar en este proyecto y/o no cumplir con la experiencia solicitada en los pliegos, lo cual nos limita lograr una asociación con una empresa colombiana para así poder cumplir con los requisitos solicitados por ustedes y por ende nos limita la participación en la licitación del proyecto”.
Y continúa: “Hemos encontrado una alternativa para asociarnos con una empresa local que sí está interesada y cuenta con amplia experiencia en este tipo de trabajos, sin embargo para poder cumplir con las condiciones particulares, es necesario que EPM proceda a reconsiderar una de las siguientes proposiciones a las condiciones de experiencia, que debe aportar el participante colombiano”.
EPM le responde a Yellow River, el 26 de agosto, con una Adenda, la número 7, al pliego de licitación. En ella hace varios de los cambios que la firma china le pidió.
Por ejemplo, el pliego exigía que el socio local hubiera construido al menos 94.500 metros cúbicos en portales de túneles, canales, vertederos o puentes, y que esa experiencia la podían acreditar máximo en dos obras. Y en la adenda 7, les hicieron tres favores a los chinos: el primero, redujeron el volumen exigido a 28.350 metros cúbicos. El segundo, le incluyeron que podrían acreditar esa experiencia en construcción de “estructuras aporticadas”. Es decir, ya no tenían que tener experiencia en estructuras más complejas como puentes sino que con construir casas o edificios era suficiente. Y el tercero, si el socio nacional no tenía como acreditar esa experiencia en dos obras, que era como se exigía en el pliego original, ahora la puede acreditar en cuatro obras. Es decir, puede sumar en varias casas o edificios los 28.350 metros cúbicos.
El socio nacional debe cumplir una de dos experiencias: o la ya mencionada que es en construcción de concretos u otra que es en excavaciones y construcción de pozos, túneles o cavernas. Y en ese ítem también EPM hizo un descuento a petición de los chinos: el pliego pedía antes tener experiencia en un área mínima de túnel de 80 metros cuadrados y la bajan a 57 metros cuadrados.
Para José Fernando Villegas, presidente en Antioquia de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, lo ocurrido despierta interrogantes serios: “¿Por qué antes te interesaba que el componente nacional tuviera experiencia en 94.500 metros cúbicos y hoy te satisfacen 28.350? ¿Por qué rebajan a 28.350 y por qué no a 29.000 o 30.000? Es muy sospechoso una cifra así que no es redonda. Cuando uno hace pliego, y pone un indicador que no es cifra redonda es que quiere que lo gane alguien en particular. Es lo que llaman pliego sastre”.
Y continúa: “En el caso de los túneles lo natural sería bajar de 80 metros cuadrados a 55 o a 60 pero no a 57”.
La firma china pidió estos cambios con el argumento, entre otros, de que toda la experiencia requerida la tiene ella y la exigencia “debe ser acorde con las experiencias que tienen las empresas locales”.
Pero más allá de si es un reclamo razonable o no, lo cierto es que en las licitaciones no es normal que si alguien pide cambio de experiencia se lo den. Entre otras cosas puede dar lugar a demandas, porque otros competidores pueden decir yo no me metí en la licitación porque no cumplía los requisitos.
Tal vez por eso fue por lo que EPM reabrió inscripciones, el 26 de agosto, durante cuatro días, para poder argumentar ante algún tribunal que los requiera que volvieron a darles la oportunidad a todos con los nuevos requisitos. Sin embargo, el desequilibrio seguiría estando latente porque mientras los otros competidores van a tener casi seis meses para sus propuestas, cualquier firma que se hubiera animado a sumarse a finales de agosto, que ninguna lo hizo, solo tendría un mes y medio.
Una papa caliente
Esta licitación se le ha convertido en un encarte a EPM. La fecha de cierre la ha tenido que modificar ya cuatro veces. La primera se vencía el 23 de junio, luego el 27 de julio, después el 17 de agosto y la última se dejó para el 14 de octubre.
Muchas señales sugieren que la única interesada es la firma china, Yellow River, y quien la acompañaría como socio nacional sería la colombiana Schrader Camargo, una firma de Bogotá, que desde los años 80 trabaja en construcción y que incluso hoy tiene un contrato en Hidroituango.
Entre el 2 de junio y el 30 de agosto las únicas dos empresas que han hecho preguntas en el proceso de licitación a EPM son la china Yellow Rivers y la colombiana Schrader Camargo.
Los chinos parecen tener claro la enorme capacidad de negociación que tienen en este momento, porque saben que prácticamente desde su llegada hace ya casi tres años, el alcalde Daniel Quintero tiene fijo en su mente firmar un nuevo contrato con Hidroituango. Y como se metió en ese embeleco, cada semana que pasa sin que se comience a construir lo que ellos han llamado “la segunda etapa” de la megaobra genera un lucro cesante de 26.000 millones de pesos que en un porcentaje es plata que está dejando de recibir el departamento de Antioquia.
Y la única opción que le queda al alcalde Quintero y al gerente Jorge Carrillo, para salir del tremendo enredo que provocaron en Hidroituango, es la de los chinos.
Por eso, tal vez, en la carta del 12 de julio Yellow River le dice a EPM: “Agradecemos de antemano considerar y confirmar a la mayor brevedad la aprobación de una de estas proposiciones, pues de lo contrario no podríamos presentar oferta para los trabajos objeto de esta invitación”.
¿Por qué apenas en julio Yellow River pidió que cambiaran los requisitos de su socio local si la licitación se abrió desde abril? Esto se preguntan quienes han estado cerca del proceso. Y en los corrillos de la construcción la respuesta es una: quien estaba llamado a ser el socio local era una de las empresas del constructor William Vélez que cumplía con todos los requisitos, pero Vélez vio tantos riesgos de reputación en esa aventura que prefirió quedarse al margen.
Este diario pudo corroborar que, en efecto, William Vélez estuvo en algún momento interesado, pero no están claros los motivos por los cuales se habría alejado del proceso