Por: Viviana Marcela Pedraza Serrano
Bogota. News Press Service. El artículo 6 de la norma superior establece que los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infringir la Constitución y las leyes. A su vez, prevé que los servidores públicos lo son por la misma causa y por omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones.
En septiembre se acusó a miembros de la Fuerza Pública de ocasionar la muerte de un ciudadano mediante choques eléctricos, lo que causó el repudio público y generó sentimiento de desconfianza en la institución de la Policía Nacional.
Al tratarse de un presunto caso de abuso, centenar de personas se concentraron con el fin de realizar protestas en contra de la autoridad. El panorama desolador, las manifestaciones se salieron de control dejando como resultado heridos y daños materiales.
En el caso que ocasionó las movilizaciones ciudadanas, es de riguroso análisis contemplar el alcance que tiene la irresponsabilidad de una persona en la sociedad: situación que es replicable a otras circunstancias como sería el caso de un médico que causa la muerte de una paciente que se realizaba una cirugía estética, un sacerdote que es acusado de violación o un taxista que es señalado de un paseo-millonario.
De declararse la responsabilidad, el policia, el médico o el taxista en los ejemplos citados, deberán asumir las consecuencias de sus acciones u omisiones y en ese orden, indemnizar a las víctimas del daño, cancelar la multa que se les imponga, asumir la sanción que se les ordene, entre otras.
No obstante, las decisiones individuales que culminan en la declaratoria de la responsabilidad tienen un alcance que perjudica, en casi todos los asuntos, a la institución o gremio al que pertenece quien es sancionado, pues terminan siendo estigmatizados. Incluso, antes que se defina la responsabilidad en el caso concreto.
En efecto, los actos reprochables dejan de atribuirse únicamente a la persona causante de los mismos y empiezan a imputársele a su gremio o institución. En tal sentido, el alcance de la irresponsabilidad de un individuo a un sector tiene un impacto negativo cuando desemboca en protestas, manifestaciones o reproches injustificados y uno positivo cuando se traduce en un control efectivo de los demás para mitigar el riesgo de causar daño.
Por tanto, el llamado es a la reflexión, no confundir manifestación con vandalismo y tener en cuenta que toda decisión puede ser cuestionada y de declararse la responsabilidad individual, se afectaría al colectivo, en contra de los objetivos corporativos.