Por Elías Prieto Rojas.
News Press Service
Camilo Casis, panameño, joven, con mujer e hijos. Inicia a los nueve años ayudándole a su padre, camarógrafo de un canal de televisión. Y aprende, y luego realiza la misma actividad de su progenitor. Graba primeras comuniones y recibe sus primeros dólares y después se va de camarógrafo oficial, en Panamá, canal 13 de TV. Cubre crónica roja y trabajando se cae de su moto, fractura de tobillo y muñeca. Después rescata a una señora. Una explosión, pipeta de gas y cuando Camilo la pone a salvo, estallido y una esquirla se incrusta en uno de sus ojos. De milagro recupera su visión. Otro día, cubre una rebelión de presas en una cárcel panameña y para lograr un mejor ángulo, se sube al techo de un bus abandonado. Mientras graba la quema de colchones, sillas y los gritos y la parafernalia de la protesta carcelaria, se cayó el techo del carro, y entre pesados bidones de gasolina, se desplomó el camarógrafo y se fracturó la cerviz. Inconsciente; pero un colega lo rescata. Año y medio recuperándose, pierde la movilidad de sus piernas. Cuasi parálisis de los miembros inferiores, y a fuerza de terapia sale adelante. Ahora salta, baila, corre… Y entonces, Carlos Aguilar, jefe del medio de comunicación de ese año, le dice: «ahora usted cubre «Reportero Ciudadano». Y Camilo, no quiere. Pero ese es, según sus palabras, un mensaje de Dios, y sigue, y durante muchas semanas cumple con su labor: que las calles destapadas se arreglen y tubería rota y falta de alumbrado público y luego se dedica a salvar niños; de la calle, desnutridos, abusados y enfermos; y ahora todos en Panamá le ayudan: bomberos, policías, profesores, ciudadanos, y donan a la alcancía gigante. Pero antes un padre, le pide ayuda para salvar al hijo. Trasplante de corazón. Un millón de dólares, o el niño se muere, en tres meses. Camilo le ofrece ayuda. Pero, no sabe qué hacer… En un ascensor aparece una periodista española. Feliz coincidencia. Y él le cuenta. Y ella le dice que en España existe una fundación que puede colaborar. Y le ruega. Y ella le promete ayuda, cuando arribe a su país. Y Camilo llega a su casa. Sus hijos, Luis Gabriel y Diego lo miran. Un silencio; paz en la terraza. «Me movía nervioso, de un lado al otro y cuando mis hijos me preguntan que por qué mi preocupación… el menor me dice: pues coge mi alcancía». Ese fue el mensaje. De madera vieja, pequeña y a recorrer el país. Y sin conocer el niño al cual debía ayudar. En dos meses y medio reuní el millón de dólares. 700 mil en la calle: monedas y billetes, y 300 mil que donó el gobierno. Y se coronó la operación del niño. No lo podía creer… Voy por la calle, un indigente, con un tumor gigantesco en parte de la cabeza y nuca. Con sangre, desaseado. No quería. Lo convencí. Le construimos un cuarto con baño. Le extirparon el tumor. Al pagar en el hospital de Panamá, se cancelaron sólo 40 dólares. Duró 4 años de su vida sano y se murió feliz… Una niña con una masa informe en su cabeza. Tenía 13 años. Y llora Camilo, narrando la historia. «Andrea, la niña no me quería ver. Llegué a su casa. Agresiva, un olor fétido, insoportable. La llevamos a España, se curó. De regreso, le celebramos sus 15 años. Cuando llegó, toda una caravana: Panamá de fiesta… Se le complicó, después. Murió. Hemorragia interna. Ese 26 de enero, toda Panamá de luto»… Y se le presentó la oportunidad y aceptó. Porque se necesita gente nueva. Ha sido candidato a la vicepresidencia del país. Pero desistió cuando un ministro le dijo «Usted molesta demasiado»… El pueblo, me quiere y me ayuda, y apoyan a los niños, pero sólo lo hace el pueblo, que si es solidario. Y es a través de esa alcancía… El afectado y yo abrimos la cuenta y los dos sacamos los fondos y sólo para las operaciones. Y así no hay problema…
La principal urgencia. Salud y educación. Un millón de niños desnutridos en Panamá…
Ahora trabaja en conseguir 550.000 dólares para que treinta niños reciban tratamiento y se le solucionen sus deficiencias cardíacas. Camilo, no tiene empleo. Trabaja sólo con la fundación. Y el presentador de CNN se despide pidiéndole ayuda al mundo por los niños de Panamá. Y que se puede, se puede…
Programa:
Gente que ayuda a la gente.
CNN, entrevista, lunes 21 de septiembre, mediodia.