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Jaime García Parra: Rector Gremial y Ministerial
Por Gerney Ríos González
Jaime García Parra, abogado, titulado en la Universidad La Gran Colombia, nació en Bucaramanga en 1938, ingresó efímeramente al Batallón de Bachilleres Miguel Antonio Caro en 1956, juez municipal, hombre de Estado, ministro de Hacienda y Crédito Público, Comunicaciones, Minas y Energía, encargado del Ministerio de Trabajo; con postgrado de economía en la reconocida London School of Economics. Embajador de Colombia en Estados Unidos y la Corte de St. James en Londres.
Considerado un excelente líder gremial y empresarial en la historia económica de Colombia: Presidente de Acerías Paz del Río de 1982 a 1991, empresa consolidada por Julián Moreno Mejía, reemplazado en el cargo por el general Manuel Sanmiguel Buenaventura; fue director ejecutivo del Banco Mundial, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI) y vicepresidente de Avianca.
Según el jurista UGC, Hernán Olano García, “uno de los egresados más importantes de la Universidad La Gran Colombia, donde llegó después de haber perdido su cupo en la Universidad Javeriana”, ante lo cual, en 1959, García Parra, escribió un artículo, testimonio de su acercamiento a pedir beca y cupo en La Gran Colombia:
«Es aquel. ¿Cuál? Aquel de la mesa del fondo. Miré y vi a Julio César García Valencia. Ni siquiera preguntó mi nombre. Le expuse mi caso y determinó que fuera estudiante de la Universidad La Gran Colombia en forma contundente y persuasivo, como era su estilo».
«Me hice su contertulio en distintos escenarios académicos. Lo observé cuando los estudiantes de provincia, sin fondos se le acercaban para solicitarle una prórroga más para una matrícula. Situación que no le importaba. Para él lo trascendente era que la gente se estructurara, y volver a casa entendiendo su lección. Que los colombianos alcanzaran las aulas antes vetadas para ellos. Que el mensajero de la oficina, después de caminar Bogotá durante el día, pudiera conocer la cultura por la noche. Para ello concibió la Universidad y su bachillerato. Porque él los estaba formando, a fuerza de creer, exponiéndose a ofender a los poderosos. Era su lección. La que aprendí mejor».
A renglón seguido describía García Parra, «una vida confundida con la de los estudiantes. Con sus ansiedades, sus problemas y necesidades. La cátedra ejercida sobria y largamente, sin vacilaciones y con nobleza. Más que sus textos y conferencias eran su actitud y bondad las que enseñaban en los salones semi-adaptados, en donde poco a poco fue formando a sus gentes y haciendo a sus instituciones. Produciendo una especie de revolución en los sistemas universitarios de la nación. Le importaba la esencia de la educación e interesado más en educar que enseñar. Le preocupaba mayormente que las gentes entendieran a que las mismas memorizaban. Era un maestro”.
García Parra tenía un cerebro proactivo, propositivo, prospectivo, visionario y sus planteamientos eran escuchados con especial interés. Dueño de un carisma impresionante, con fundamentación desbordante de la palabra y un sentido del humor que cautivaba a propios y extraños. Servidor público intachable, sinónimo de honor, transparencia y responsabilidad a todo dar, describe el dirigente nortesantandereano, Luis Vicente Serrano Silva.
Rubén Darío Lizarralde Montoya, exministro y dirigente gremial, sostuvo en Personajes de La Cadena Súper: “La única asignatura que le faltó a su copartidario Jaime García Parra, fue ser Presidente de la República de Colombia”.