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Por Elías Prieto Rojas
1. Si un amigo le pone cita a las dos de la tarde y el personaje llega a las cuatro, sonría. Habrá que poner en consideración los trancones que debió soportar. Pero, si luego le llora a usted, por un préstamo para el pasaje de regreso a casa, póngale un lazo y exhíbalo por la zona rosa como su mascota preferida; y acompáñelo hasta su residencia y ahí sí amárrelo a la verja –ojo, es a la verja de su casa-; sólo así recobrará la conciencia, y más adelante, será puntual. 2. Si alguien le dice: “Présteme, que mañana le pago”, no diga nada; saqué las migajas y rompa uno de sus bolsillos, y eructe a pollo: aunque a Usted el hambre lo traiga desbaratado, obligue a su potencial deudor a que meta la mano en su bolsillo roto, y si el hombre es humilde, y buena gente, y hace lo que usted le diga, así lo sacuda demasiado, sólo así, préstele; y que no sean mil pesos… “venga mañana que yo le presto, otros cinco mil”, puede usted decirle. 3. Si alguien que no conoce, le escribe a usted, insinuándole que él es un banquero picho en plata y que puede prestarle cualquier cantidad de dinero, felicítelo por su bondad y por su extrema amabilidad. Y de paso, pregúntele que si los intereses se los puede pagar en dólares, o en euros, porque a usted le interesa dejar las puertas abiertas, pero no las de su casa. Y si el sujeto le responde que irá donde puedan hablar tranquilos, contéstele pronto: dígale al rufián que usted acaba de ganarse el Baloto, y envíele su dirección, y que es un invitado de honor; para que lleve a todos sus compinches y bailen como locos hasta cansarse con el vidrio que les tocará moler, por creerlo a usted un elemento caído del zarzo. 4. Una especialista en combatir la obesidad y que le propone una dieta de tres semanas para bajar de peso; no demuestre su escepticismo, por el contrario, ríase a mandíbula batiente y agréguele con la boca llena de pan, que la única manera de bajar de kilos es evitar las harinas. Pero si le insiste, ládrele que panparan pan pan, y pan, y pan, y panparan pan pan… 5. Si alguien le dice que le sople un ojo, por aquello de un insecto en su pupila; mejor, sóplele un golpe y pum en el ojo, para que se cuide y no se exponga, porque todos debemos evitar contagios. 6. No le coma cuento a nadie. Porque si alguien le dice «que mata y come del muerto», grítele que «al hombre se le mata y no se le humilla» pero salga corriendo, porque más vale un cobarde vivo que no un valiente muerto. 7. Ríase de todo , menos de los payasos, porque ellos sufren mucho para llevar la comida diaria y sobre todo con la generosidad de tanto agresivo que anda por la calle; sin embargo, y para que podamos entendernos, mañana buscaré a mi vecina, la de la tienda, y le haré el gasto, para que siga hablando bien de mí. Ella no critica a nadie, se los puedo asegurar…
2. X. 20.