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Germán Alonso Posada Escobar
«Yo quiero ir allá a frenar esos carruseles de la contratación que son grotescos. Bogotá es una ciudad que se está desmoronando. No podemos dejarle el destino de una ciudad tan importante como Bogotá, a personas de baja moral y ética.». Así resume el por qué, el periodista y escritor, Alfredo Serrano Zabala, aspira el próximo 29 de octubre ser elegido concejal en la ciudad de Bogotá.
Y aunque en esta charla, el tema de la aspiración política de Alfredo Serrano Zabala es de singular importancia, no es la excepción, su propia historia de vida, colmada de significantes y coloridos capítulos, que lo han transportado desde lo más oscuro y profundo de su existencia al firmamento de la gloria, la honra y la celebridad.
Alfredo Serrano Zabala, tenía varias opciones de vida. Pudo haber sido un futbolista profesional, un drogadicto empedernido, haberse pensionado como empleado de un banco, o hasta haber hecho una interesante carrera como periodista dentro de los medios en Colombia, su experiencia profesional al lado del reconocido Julio Sánchez Cristo, le brindó una particular repercusión personal y profesional.
Finalmente, su propósito estaba enmarcado en la escritura, en ella, reunió su pasión por la investigación y su talento para cazar historias. Sus relatos tienen una mezcla de realidad y rubor, porque en ellos, se retratan muchos actos de los cuales no podemos ufanarnos, pero menos aún, tampoco podemos esconder.
«Espero que esta reflexión que hacemos sea de provecho para muchas personas que sueñan en la vida con triunfar.», así termina nuestra charla, Alfredo Serrano Zabala, un hombre que un día se aferró a la fe, que ha sido triunfador y que quiere aportarle como un mejor ser humano a nuestra sociedad.
Por: Germán Posada
¿Cuáles eran aquellas lecturas qué le gustaba escuchar cuando era un niño?
Las aventuras. Estamos hablando del Netflix que para la época eran las aventuras, los cuentos. Siempre desde muy niño me llamó mucho la atención el tema gráfico. La riqueza, el mensaje y los mundos que se ven ahí, así uno no sepa leer, esos mundos llenos de color, de vida, de acción, me llamaron mucho la atención y por supuesto que a este tiempo con todo el desarrollo tecnológico que vive el hombre moderno, pero digamos que, con la misma curiosidad de ayer, con aquellos elementos tan primitivos.
La riqueza audiovisual es absolutamente impresionante y lo que tendremos que ver de aquí para adelante.
¿Cómo apasionado al fútbol, cuál era la posición en la que jugaba?
Yo tenía una particularidad y era ser multifacético. Podía ser arquero como jugar en el centro y de marcador derecho. Para la época los técnicos optaban por diversas funciones para un jugador como yo, si alguno no se presentaba, ellos sabían que podían ocuparme en cualquiera de esas posiciones.
¿Cree que tenía el potencial para haber llegado a un nivel más alto en el fútbol?
Por supuesto que sí. Hoy veo cómo ha evolucionado el fútbol y observo en los jugadores profesionales que el tema se volvió mucho más atlético, más de despliegue físico. En mi época lo que teníamos era realmente talento. Es más, el que no tuviera talento para jugar fútbol en aquella época, difícilmente tenía oportunidades. Me faltó una mejor orientación, una disciplina en especial físico atlética. Hoy en día el tema pasa por gimnasios, dietas y más. Es una cosa muy distinta.
¿Qué piensa del hecho de que haya sido precisamente un sacristán quién le haya enseñado el camino del consumo de la marihuana?
Eso demuestra la vulnerabilidad del ser humano. También la parte humana del hombre. Aquel personaje era un adulto que movía las campanas de la iglesia y estaba muy cerca de las sotanas de los sacerdotes. Una cosa es la religión y otra, la relación con Dios. Aquella relación que una persona puede tener con el creador espiritualmente hablando. De fondo, para mi parecer, esa es la gran diferencia entre lo que hoy puede calificar a un católico digamos nominal a un cristiano practicante.
¿Cuál es el compendio que haría de su infancia en Santander?
Una infancia muy bonita. Un niño bien cuidado y muy protegido. Tuve una adolescencia muy traumática por el hecho de haber caído en el consumo de la marihuana hasta mis 23 años. No obstante, siempre fui muy atleta, un futbolista a quien más que estudiar le encantaba estar en el colegio. Incluso si estaba enfermo no faltaba al colegio. A mí me gustaba la academia, pero mi vida era el fútbol. Digamos que la parte académica tomó rigor cuando ingresé a estudiar periodismo en Bogotá.
¿Y cuáles fueron esas carreras que comenzó y no terminó?
Luego de la secundaria entré a estudiar Electrificación y Telefonía Rural en lo que hoy se conoce como las Unidades Tecnológicas de Santander. Actualmente es una universidad en Bucaramanga con más de 30 carreras profesionales para miles de estudiantes. También comencé a estudiar Contaduría en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en donde hice un semestre. Además, estudié a distancia un semestre en la Universidad Industrial de Santander, en el área agropecuaria y agrícola.
¿Cómo se manifiesta Dios en su vida?
A mis 23 años el tema del consumo de marihuana estaba muy candente y aunque nunca dejé de ser un atleta, el cuerpo comenzó a resentirse. Una noche de viernes tuve una crisis de salud luego de consumir y fui llevado de urgencia a la clínica La Merced de Bucaramanga. Mi hermana que trabajaba allí me explicó que me había dado una especie de síncope cardiaco producto del consumo.
Esto para mí fue un aviso de alarma impresionante y a los días siguientes, un amigo Carlos Eduardo Prada, me compartió sobre la palabra de Dios y me impactó tanto su mensaje que fue como otra porción de droga diferente a la que yo venía consumiendo y entendí que esa búsqueda que yo tenía en las drogas, en el mismo fútbol, con las novias, tenía mucho que ver con aquella búsqueda que el ser humano tiene de un ser superior y que era Dios.
¿Y en ese orden de ideas cómo se manifiesta su gusto por el periodismo?
Esa pasión la traía desde muy niño con el tema que le mencioné por mi gusto por los cuentos.
También porque mi padre fue un autodidacta y líder cívico del Sindicato de Bavaria en Bucaramanga, en aquella época en la que los sindicatos no acababan las empresas, sino que coadyuvaban a que fuera una buena relación entre trabajadores y empresa. Él era un hombre de leer el periódico todos los días, escuchar y ver noticieros, y yo me fui acostumbrando a estar enterado del acontecer diario y muy dispuesto a estar siempre, a lo que hoy los periodistas llamamos a no estar chiviados. Era estar muy atento a las noticias del vecindario, de la ciudad, en el país y naturalmente en el mundo.
¿Por qué no le pagaban en el programa Sólo Deportes de Radio Santa Fe?
Cuando eso ocurre yo era funcionario cajero del Banco Cafetero aquí en la ciudad de Bogotá. En aquel entonces el secretario general del Banco Cafetero era Jaime Hurtado Arcila, un hombre maravilloso y muy influyente en esta entidad. Cualquier día yo llegué a su oficina habiendo pedido una audiencia con él y le comenté de mi fascinación por el deporte y que estaba estudiando periodismo. El me sugirió ir a ver su hermano menor, Jorge Enrique Hurtado Arcila, quién tenía un programa deportivo nocturno en Radio Santa Fe. Al conocerme, inmediatamente Jorge Enrique se dio cuenta de que soy un hombre experto en fútbol y me lleva a los estadios a las transmisiones del rentado nacional. Así comencé a cubrir los hoteles de los equipos visitantes y tuve la oportunidad de entrevistar a personalidades como Pacho Maturana, Pibe Valderrama, Fredy Rincón, Tren Valencia, Julio Cesar Uribe, Armando el ‘Piripi’ Osma, Hernando ‘El Mico’ García, entre otros.
Muchos años después cuando estuve exiliado en Argentina, en Buenos Aires, fui el corresponsal para Nuevo Estadio, referente impreso e histórico de la información futbolística colombiana, fui uno de los primeros que empezó a reportar el gran triunfo de Radamel Falcao en el River Plate de Argentina.
En Radio Santafé, se ganaba si se vendía cupos publicitarios o propagandas, no había sueldo asignado.
¿Por qué estuvo exiliado en Argentina?
Yo estuve trabajando en la ciudad de Barrancabermeja que era considerada una de las ciudades más peligrosa del mundo por los actores en conflicto con las guerrillas del EPL, FARC, ELN y la arremetida paramilitar. Era corresponsal de los noticieros nacionales: El Noticiero Nacional, TV Hoy, En Vivo 9:30, Hora Cero y NCA.
En la medida en la que estos noticieros se fueron cerrando yo monté un noticiero en Radio 1 en FM en Barrancabermeja y comencé a denunciar unos paramilitares que se habían quitado el uniforme y fungían como secretarios de despacho en la alcaldía de Edgar Cote Gravino, ya fallecido, y empecé a recibir amenazas de ese sector paramilitar. Por esta razón me vine a trabajar al Canal Capital en Bogotá, mientras me salía alguna de las tres solicitudes de asilo político como periodista amenazado, que había solicitado a los gobiernos de Suecia, España y Canadá. La primera que me respondió fue Suecia, enviándome a un programa especial de 14 meses de protección a periodistas a Buenos Aires, Argentina.
¿En la FM de RCN, qué hacía para no dejar ‘chiviar’ a Julio Sánchez Cristo?
Yo era el encargado, digamos, de estar escuchando la competencia. Para la época no contábamos con toda la tecnología que existe hoy en día, pero como corresponde a un programa de la categoría de Julio Sánchez Cristo, cualquier noticia de última hora que nuestro programa no conociera a nivel nacional o internacional, yo era el encargado de alertarlo de lo que estaba sucediendo.
Quienes han trabajado con Julio Sánchez Cristo, saben muy bien que, si no tienen el gran fondo del sentido periodístico, difícilmente se sostienen a su lado, porque su exigencia hace que uno sea excelente en las tareas asignadas.
Con todo este gran trabajo que usted hacía para Julio Sánchez Cristo, no se salvó de que este lo ‘vaciara‘ en algún momento. ¿Qué fue lo que pasó?
Yo estaba haciendo un tránsito en el Banco Cafetero y me había hecho trasladar para trabajar de 5 pm, a veces hasta las 5 de la madrugada, cubriendo lo que se llama los procesos nocturnos del banco. Esto realmente es un trabajo del obrero de la banca, pero ganaba más plata porque el recargo nocturno me aumentaba el sueldo casi en un 50 por ciento. Con esto yo buscaba que luego pudiera negociar con el banco para poder irme a trabajar de lleno en mi carrera en periodismo ya que podía ser sacrificada. Incluso me fui a ganar mucho menos que en el banco, incluso teniendo en cuenta que ya era casado y con una hija en aquel entonces.
Me la jugué de esa forma. A la hora que terminara de la madrugada me iba a Suba como mejor pudiera, algunas veces usando transportes piratas, otras veces caminando numerosas cuadras para llegar a punto a las 5:30 a RCN y jamás llegué tarde. Estar en aquella cadena radial de tanta categoría y compartir con grandes periodistas era sencillamente un privilegio y por supuesto que cuando hay pasión uno hace esfuerzos gigantes que hoy los recuerdo con mucha alegría y orgullo. Siempre lo he dicho, el paso que yo tuve por RCN, en La FM con Julio Sánchez Cristo, fue una maestría en radio.
En alguna ocasión viajamos a la ciudad de Barranquilla a la inauguración de La FM. Mi trabajo no propiamente era de producción. Gustavo Verbel, que era el encargado, no sé por qué motivo no pudo hacer ese viaje, asunto que nos sorprendió. Sobre la marcha, Julio Sánchez Cristo llegó a reclamar lo que todas las mañanas tenía en su mesa, que eran diferentes periódicos, una labor que hacía Gustavo Verbel, pero que Julio en medio de su frustración, la emprendió conmigo, cuando yo desconocía de esa tarea. Esta vaciada me afectó tanto que antes de iniciar el programa, sin meditarlo, simplemente me despedí de Julio Sánchez Cristo, cogí mis cosas y me regresé a Bogotá y nunca volví a la FM de RCN.
«Cuando uno es un agradecido de la vida, yo creo que uno debe ser absolutamente generoso, y tratar de brindar lo mejor como persona en beneficio de una sociedad, de una ciudad y de una nación.»