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La Junta Directiva del Banco de la República decidió mantener quieta la tasa de interés en 13,25 por ciento. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien hace parte de la junta, dijo que no compartía la decisión de la mayoría.
A pesar de los llamados que vienen haciendo desde hace varios meses tanto el Gobierno como los empresarios por comenzar a bajar las tasas para abaratar los créditos, cinco de los miembros de la junta votaron por dejar quietas las tasas, y solo dos votaron a favor de comenzar con una reducción de 25 puntos básicos o 0,25 puntos porcentuales.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien hace parte de la junta, dijo que respeta la decisión «de la mayoría», pero dijo que está en desacuerdo y reiteró en que es la segunda vez que no se llega a una decisión unánime.
«Creo que se está creando un obstáculo a la recuperación de la economía por mantener tasas de interés altas«, aseguró Bonilla.
«El argumento principal es que, al no enviar la señal que está esperando el mercado de comenzar a bajar tasas, aún siendo una política contractiva, hoy la tasa de intervención tiene sobre la tasa de inflación 226 puntos básicos (2,26 puntos porcentuales) de diferencia», explicó el ministro de Hacienda.
Bonilla dijo que se espera que el dato de inflación de octubre esté alrededor de 10,5 por ciento, con lo que será mayor esa diferencia. «Estamos generando dificultades en el proceso de reactivación de la economía, y no quisiéramos llegar al otro extremo en que la inflación se dispare por escasez, que es una situación que podría darse si no se reactiva la economía», dijo.
El ministro indicó también que el Gobierno viene trabajando en un plan para la reactivación de la economía, «que comenzó desde el momento en que se hizo la adición presupuestal y se colocaron recursos para reactivar obras civiles y construcción de vivienda».
El ministro recordó que los ministerios no son los responsables de construir, sino los particulares, y que para iniciar se requiere del cierre financiero. «Lo que hemos encontrado es que las tasas altas son un obstáculo para el cierre financiero de varias de esas obras. Eso
significa que se están vendiendo viviendas más caras y que las obras civiles tienen un costo más alto que cuando se diseñaron».
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, se refirió a la situación, y respondió que «sería deseable tener unas tasas más bajas, sobre eso no hay ninguna discusión, desde el punto de vista del apoyo que se le podría dar a la actividad económica, pero se enfrenta un dilema cuando ese propósito se contrapone con el propósito de conducir la inflación hacia la meta«, que es de 3 por ciento.
Villar también dijo que el objetivo de estas decisiones está en garantizar que la reducción de las tasas que se viene haciendo en los últimos seis meses está en lograr una senda de reducción de la inflación hacia finales del año entrante hacia esa meta que tiene establecida el Banco de la República, y que de este modo se pueda también comenzar a bajar la tasa de interés, «no por una vez, no de una forma temporal, sino de una manera que sea sostenible en el tiempo de tal manera que contribuya en el mediano y el largo plazo al crecimiento de la economía».
El gerente del banco central colombiano reconoció que una de las consecuencias del aumento de las tasas está en la reducción de la capacidad de crecimiento del crédito, que estuvo creciendo a ritmos que superaban el 23 por ciento hace poco más de un año, y, según Villar, ese «ritmo de crecimiento insostenible» fue una de las razones para el aumento de las tasas de interés. «Somos conscientes de los costos que esto genera en el corto plazo«, dijo Villar.
Por medio de su cuenta de X (antes Twitter), el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo también apoyó la propuesta de comenzar a bajar las tasas.
«Comparto la opinión de los dos miembros que votaron por comenzar a reducirla para contribuir a la reactivación de la economía, que es el principal reto de la política económica del país en las actuales circunstancias», trinó Ocampo.
Con ese panorama, la tasa de intervención, que está en su nivel más alto en 23 años, completaría como mínimo ocho meses en 13,25 por ciento.