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El Espectador
Según el más reciente informe de la ONG Global Witness, de los 200 homicidios de defensores ambientales que se registraron este año en el mundo, 33 se presentaron en Colombia. Aunque el país redujo casi a la mitad los casos, la situación sigue siendo crítica: en la última década murieron 322 líderes.
Sandra Liliana Peña Chocué era una defensora indígena nasa. Se oponía a los cultivos ilícitos de coca, principalmente en Cauca, su región. Por eso, una de sus principales labores era promover los procesos de erradicación manual de estos cultivos, un trabajo que le acarreó diversas amenazas de muerte. El 20 de abril de 2021, hombres armados la obligaron a salir de su casa, ubicada en el resguardo indígena de La Laguna-Siberia, en Caldono, para asesinarla.
Esa misma labor de transformar su territorio la compartía con Fredy Pestana Herrera, un líder comunitario que trabajaba en procesos relacionados con la restitución de tierras de las víctimas del conflicto armado en Acandí, Chocó. También coordinó la implementación de un sendero ecológico en uno de los principales corredores por donde transitan los migrantes en esta zona del país. El 9 de diciembre de 2021 su cuerpo fue hallado sin vida.
Así como Sandra y Fredy, en la última década en el mundo han sido asesinados 1.731 líderes y lideresas, según la ONG Global Witness que elabora cada año un informe en el que presentan el panorama mundial, las consecuencias de estos homicidios y las estrategias para prevenirlos. En su más reciente documento, reveló que en 2021 se registraron 200 homicidios en el mundo. De ellos, 33 fueron en Colombia. México es el país donde más se presentaron asesinatos (54).
Aunque Colombia mostró una disminución en los homicidios, pues en 2020 se reportaron 65, la ONG señala que no significa que la situación esté mejorando. “Las cifras actuales siguen siendo impactantes, y aunque estos datos pueden ir y venir cada año, siguen siendo muy altos”, aclara la entidad. De las 33 muertes reportadas en 2021, 27 estuvieron relacionadas con la protección de la tierra y seis por luchar contra la expansión de cultivos ilegales.
Óscar Sampayo, defensor ambiental en contra del fracking en el Magdalena Medio y quien recientemente ha recibido amenazas de muerte, asegura que “los defensores de los derechos humanos y ambientales y los líderes comunitarios continúan enfrentando ataques, a pesar de las esperanzas del Acuerdo de Paz firmado en 2016. Las consecuencias de la violencia se sienten particularmente en los grupos más vulnerables, incluidos los pequeños agricultores y los pueblos indígenas”.
Los grupos indígenas, aunque representan el 5 % de la población mundial, han sido los más vulnerables, a pesar de que son los guardianes más efectivos de bosques y recursos naturales. Según cifras de WWF, sus prácticas ancestrales han asegurado la conservación del 80 % de la biodiversidad del planeta y los bosques que habitan proveen 1/3 de la solución al cambio climático. Solo en Colombia, de los 33 asesinatos reportados el año pasado, 16 eran en comunidades indígenas.
Es una situación que no mejora en el mundo, pues, advierte Global Witness, “los ataques contra esta comunidad continuó una vez más, con más del 40 % de todos los ataques fatales. La mayoría de homicidios en esta población se presentaron en México, Colombia, Nicaragua, Perú y Filipinas”. También un dato perturbador: uno de cada diez de los defensores asesinados en 2021 eran mujeres, de ellas casi dos tercios eran indígenas.
Además, advierte la organización, estas comunidades fueron el objetivo de uno de los 12 asesinatos en masa reportados. En Nicaragua, por ejemplo, grupos criminales mataron a 15 defensores de los pueblos indígenas miskitu y mayangna que luchaban por los derechos indígenas y de la tierra. Otros de los casos se presentaron en México, donde ocurrieron cuatro asesinatos en masa, y Filipinas, que fue escenario de tres.