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El
fuerte incremento de la inflación que cerró en 8,5% en el primer trimestre del
año y superó de nuevo los pronósticos del promedio del mercado y del equipo
técnico del Banco de la República hizo que el equipo técnico consignara en el
informe de Política Monetaria una proyección de inflación de alrededor del 7,1% para este año y del 4,8% para
2023.
El informe dice que el pronóstico y las expectativas de inflación aumentaron y
se mantienen por encima de la meta como consecuencia, en parte, de unas presiones externas (precios y
costos) más persistentes de lo estimado en el
Informe de enero.
La invasión de Rusia a Ucrania ha intensificado estas presiones
alcistas, en particular sobre los precios internacionales de algunos bienes e
insumos agrícolas, la energía y el petróleo. Así, la nueva proyección de la
inflación supone unos precios internacionales de alimentos que aumentarían
hasta mediados de año y que se mantendrían altos y relativamente estables en el
resto de 2022. Supone, asimismo, dice el informe, que una recuperación menos
dinámica de la oferta de alimentos perecederos como resultado de los altos
precios de los insumos agrícolas. También, que los precios del petróleo
empiecen a ceder desde el segundo semestre del presente año, pero desde valores
superiores a los considerados en el Informe anterior.
El informe del equipo técnico dice que frente al mismo, una senda proyectada de
inflación más alta podría acentuar
la indexación y elevar las
expectativas de inflación. Adicionalmente, la reversión de la rebaja del
impuesto al valor agregado (IVA) aplicada a productos de aseo e higiene por
cuenta del vencimiento de la emergencia sanitaria generaría aumentos en los
precios de estos bienes.
A todo esto se suma la ausencia
de excesos de capacidad productiva en el horizonte de pronóstico, con niveles de brecha
de producto cercanos a cero y algo más altos de lo proyectado en enero pasado.
El informe dice que así, hasta junio la inflación anual continuaría en niveles
altos similares a los actuales, para luego descender, aunque de una forma más
lenta que la proyectada en el informe anterior. El proceso de ajuste de la tasa
de interés de política monetaria contribuiría a que la inflación y sus
expectativas retomen su convergencia a la meta en el horizonte de pronóstico.
Así, al finalizar 2022 la inflación terminaría alrededor del 7,1 % para luego
descender al 4,8 % en 2023.
Asimismo, dice que la actividad económica volvió a sorprender al alza y el
pronóstico de crecimiento económico para 2022 aumentó desde el 4,3 % al 5 %.
El informe dice que en el cuarto trimestre de 2021 el aumento anual del
producto (10,7 %), superior al estimado, estuvo impulsado por la dinámica de la
demanda interna, principalmente por el significativo desempeño del consumo
privado, con niveles muy superiores a los registrados antes de la pandemia.
La
inversión también registró una recuperación importante, pero sin alcanzar los
niveles de 2019 y con comportamientos mixtos en sus componentes. El déficit de la balanza comercial
se amplió, con un notable crecimiento de las
importaciones similar al de las exportaciones. Frente al Informe de enero, el
índice de seguimiento a la economía (ISE) de enero y febrero sugiere que el
nivel del producto del primer trimestre alcanzaría registros superiores a los
estimados y que el choque de demanda positivo observado al final de 2021 podría
estar desvaneciéndose más lentamente de lo anticipado.
En el caso particular del consumo, menciona que las importaciones de bienes de este
tipo, las cifras de comercio al por menor, los ingresos reales de restaurantes
y hoteles, y las compras con tarjeta de crédito indican que el gasto de los
hogares sigue dinámico, con niveles similares a los registrados a finales de
2021. Las cifras de lanzamientos e iniciaciones de obras y las importaciones de
bienes de capital sugieren que la inversión se seguiría recuperando, pero
mantendría valores inferiores a los de pre pandemia.
El informe señala que para lo que resta del año se espera que el consumo se desacelere desde los altos niveles alcanzados
en los últimos dos trimestres en el entorno de unas condiciones financieras
internas y externas menos holgadas, agotamiento del efecto de demanda represada
y deterioro del ingreso disponible debido al aumento de la inflación.
La inversión continuaría recuperándose, mientras que el déficit comercial se
reduciría, favorecido por los altos
precios del petróleo y
de otros bienes básicos que exporta el país. Con todo esto, se proyecta un
crecimiento económico del 7,2 % (antes 5,2 %) para el primer trimestre y del
5,0 % (antes 4,3 %) para todo 2022. En 2023 el crecimiento del producto
continuaría moderándose (2,9 %, antes 3,1 %), convergiendo a tasas cercanas a
las de largo plazo.
Las nuevas estimaciones sugieren que, en el horizonte de pronóstico, la brecha
del producto se mantendría en niveles cercanos a cero, pero más cerrada que lo
proyectado en enero. Estos pronósticos de actividad económica continúan
enfrentando niveles altos de incertidumbre asociados con las tensiones
geopolíticas y las condiciones del financiamiento externo, la incertidumbre
propia del ciclo electoral y la evolución de la pandemia.
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