
El CI, tradicionalmente usado para medir inteligencia, evolucionó para incluir habilidades como el pensamiento crítico y la creatividad, redefiniendo el concepto en la actualidad

News Press Service
Durante décadas, el concepto de inteligencia fue dominado por una única cifra: el cociente intelectual.
Sin embargo, con el tiempo, la ciencia psicológica amplió esta visión, explorando cómo el pensamiento crítico, la creatividad, la adaptabilidad o la introspección también forman parte del perfil de una mente brillante.
Entender cómo se mide la inteligencia y cuáles son sus manifestaciones más comunes permite despejar prejuicios y reformular lo que significa ser una persona inteligente en el siglo XXI.
El cociente intelectual (CI) se obtiene mediante pruebas estandarizadas que miden habilidades cognitivas como el razonamiento, comprensión verbal, memoria y resolución de problemas.
La puntuación media es 100, con dos tercios de los adultos situándose entre 85 y 115.
A principios del siglo XX, Albert Binet y Théodore Simon desarrollaron en Francia el primer test de inteligencia para distinguir entre niños con retraso mental y aquellos con inteligencia promedio, pero bajo rendimiento escolar.
Este test fue adaptado en 1916 para Estados Unidos por Lewis Terman de la Universidad de Stanford.
Así nació la Escala de Inteligencia Stanford-Binet, hoy en su quinta edición.

Esta prueba evalúa distintas áreas: conocimiento, razonamiento cuantitativo, memoria de trabajo, razonamiento fluido y procesamiento visual-espacial.
Desde la década de 1950, con los tests de David Wechsler, se impuso la comparación entre individuos de la misma edad para calcular el CI. Según explicó el psicólogo Alex Figueroba, “dos tercios de la población
tienen un CI normal, es decir, entre 85 y 115 aproximadamente. Las puntuaciones entre 115 y 130 se consideran ligeramente altas” (Psicología y Mente).
A pesar de la precisión de estas métricas, los científicos coinciden en que el CI no es sinónimo de inteligencia. El propio Binet afirmaba que la inteligencia era más bien una forma de juicio.
En esta línea, el psicólogo Robert J. Sternberg propuso el concepto de inteligencia exitosa, que definió como “la habilidad intencional para adaptarse a diferentes ambientes, moldearlos y seleccionarlos, así como para lograr propósitos propios y de nuestra sociedad y cultura”.
Cuáles son las características de las personas inteligentes, según expertos en psicología
Más allá de los números, la ciencia identificó una serie de rasgos psicológicos y conductuales comunes en personas que se destacan por su inteligencia.
Estos atributos no siempre se correlacionan con logros académicos, sino con la manera en que se enfrentan a los desafíos cotidianos y procesan la información.

Uno de los rasgos más recurrentes es la apertura mental. Un estudio publicado en el Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology halló que este rasgo está vinculado al pensamiento divergente, la sensibilidad estética, la curiosidad intelectual y la aceptación de valores no tradicionales.
La curiosidad también ocupa un lugar central. La revista Neuron informó que una mayor curiosidad está asociada con mejor memoria y una alta capacidad de aprendizaje, debido a la activación de circuitos neuronales relacionados con el placer.
Otra característica clave es la creatividad, que se sostiene sobre sistemas neuronales similares a los de la inteligencia, según un estudio del Journal of Experimental Psychology.
Este vínculo explica la existencia de inteligencias específicas como la musical o la corporal-kinestésica, propuestas por Howard Gardner.
Las personas inteligentes también aprenden de sus errores y muestran una alta adaptabilidad. La frase de Einstein, “la medida de la inteligencia es la inteligencia adaptativa, subrayó la importancia de la flexibilidad ante situaciones nuevas o adversas.
La inteligencia emocional también es parte esencial del perfil. Esto incluye la capacidad de manejar adecuadamente las propias emociones y desarrollar empatía hacia los demás.
Expresar sin represión, percibir las señales emocionales del entorno y reaccionar en consecuencia es una señal de madurez intelectual.
Otro rasgo notable es la conciencia de las propias limitaciones.
En contraposición con quienes sobrestiman sus habilidades, los estudios de Justin Kruger y David Dunning demostraron que las personas más competentes tienden a subestimar su desempeño, un fenómeno conocido como efecto Dunning-Kruger.
El sentido del humor, especialmente el humor negro, también se vincula a niveles más altos de CI. Investigadores austríacos, en un estudio de 2017, encontraron que quienes aprecian este tipo de humor suelen tener una inteligencia verbal y abstracta más desarrollada.
Asimismo, las personas inteligentes valoran la soledad y la introspección. Un estudio del psicólogo Satoshi Kanazawa, basado en una muestra de más de 15.000 jóvenes adultos, halló que los individuos con mayor CI reportan menor satisfacción al socializar frecuentemente, lo cual sugiere una preferencia por el pensamiento reflexivo.
Finalmente, el pensamiento crítico corona este conjunto de rasgos. En otro trabajo, Kanazawa asoció este tipo de razonamiento con el alejamiento de creencias tradicionales y religiosas, mostrando una mayor inclinación hacia el análisis lógico y la autonomía de pensamiento.
Infobae