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Banco Mundial
Por Kieran Murphy
Los servicios de pago transfronterizos más rápidos, baratos y transparentes tienen el potencial de mejorar muchas vidas al apoyar el crecimiento económico, el comercio internacional, el desarrollo mundial y la inclusión financiera. El Grupo de los Veinte ha dado prioridad a esos progresos.
Esto se debe a que los vínculos financieros entre los países, en particular entre las economías de mercados emergentes y las economías en desarrollo, enfrentan varios desafíos que deben abordarse, incluidos los altos costos y los cargos inconsistentes según los países vinculados, como analizamos en un nuevo documento preparado como parte de nuestro trabajo de pagos con el G-20.
El costo promedio mundial de enviar $200 de un país a otro es de aproximadamente $12,50 en el primer trimestre de 2023, o 6,25 por ciento, según la base de datos Precios de remesas en todo el mundo del Banco Mundial. El G20 ha establecido una meta, reafirmando el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, de un costo promedio global para enviar una remesa de $200 de no más del 3 por ciento para 2030, sin corredores superiores al 5 por ciento.
Sin embargo, como muestra el gráfico de la semana, algunos costos son muchas veces más altos que este objetivo. Las comisiones superan el 50 por ciento para los fondos enviados desde Turquía a la vecina Bulgaria, por ejemplo. Los costos de envío de dinero son notablemente altos en África subsahariana, donde las remesas de Tanzania a Uganda y Kenia incurren en comisiones superiores al 30 por ciento. En Sudáfrica, es particularmente costoso enviar a través de sus fronteras con Botsuana, Esuatini y Lesoto.
Las altas comisiones, especialmente las transferencias de banco a banco, son uno de los principales impulsores de los altos costos de los corredores entre las economías de mercados emergentes y las economías en desarrollo. Estas comisiones bancarias tienden a ser mucho más bajas en el caso de las transferencias que se originan en economías avanzadas, donde los márgenes cambiarios pueden ser del 50% o más del costo en algunos corredores.
El Consejo de Estabilidad Financiera reconoció en un informe reciente que será necesario avanzar en la hoja de ruta para mejorar los pagos transfronterizos a fin de cumplir los objetivos establecidos en los segmentos del mercado mayorista, minorista y de remesas.
Para ayudar a reducir los costos y abordar los desafíos de los pagos transfronterizos, las organizaciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial tendrán que desempeñar un papel clave compartiendo las mejores prácticas a través de la asistencia técnica a los países miembros. La asistencia técnica puede ser útil porque, si bien los objetivos se fijan a nivel mundial, requieren una asistencia coordinada y personalizada a nivel nacional para hacer frente a problemas específicos.
El FMI comparte sus conocimientos con instituciones gubernamentales, como los ministerios de finanzas y los bancos centrales, a través de asesoramiento práctico, capacitación y aprendizaje entre pares. Nuestra asistencia técnica forma parte del fortalecimiento de las capacidades, que es un mandato básico que representa casi un tercio del presupuesto del FMI.
En los próximos años nos centraremos en mejorar el acceso a los sistemas de pago, ampliar y alinear los horarios de funcionamiento, interconectar los sistemas de pago, luchar contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, y armonizar los sistemas de pago mediante la adopción de la norma mundial y abierta para el intercambio de información financiera, conocida como ISO 20022. También colaboraremos con el Banco Mundial a nivel de país y proyecto.