News Press Service
Por Mai Chi Dao, Andreas Jobst, Aiko Mineshima y Srobona Mitra
La solidez de la recuperación tras la COVID-19 dependerá de que los bancos tengan capital suficiente para dar crédito. Aunque al comenzar la pandemia la mayor parte de los bancos europeos contaban con niveles altos de capital, se encuentran muy expuestos a sectores económicos duramente afectados por la pandemia.
Un nuevo estudio del FMI analiza el impacto de la pandemia sobre el capital de los bancos europeos a través de su efecto sobre la rentabilidad, la calidad de los activos y las exposiciones al riesgo. Este enfoque se diferencia de otros estudios recientes —del Banco Central Europeo y de la Autoridad Bancaria Europea— porque incorpora las políticas de apoyo a los bancos y los prestatarios. También incorpora estimaciones granulares de las dificultades del sector empresarial y examina un número mayor de países y bancos europeos.
El análisis concluye que, aunque la pandemia disminuya de manera significativa el capital de los bancos, sus reservas son lo suficientemente importantes como para resistir el probable impacto de la crisis. Además, con las políticas adecuadas, los bancos podrán ayudar a la recuperación con nuevos préstamos.
Tomando como base las proyecciones de enero de 2021 del FMI, la zona del euro se comportará en general con resiliencia ante la profunda recesión de 2020, a lo que seguirá una recuperación parcial en 2021. Se proyecta que el coeficiente de capital agregado disminuya del 14,7% al 13,1% de aquí a finales de 2021 si se mantienen las políticas de apoyo. Más aún, ningún banco incumplirá el requisito de capital prudencial mínimo del 4,5%, incluso sin políticas de apoyo.
Aun así, merece destacar al menos tres consideraciones importantes.
En primer lugar, las políticas eficaces tienen importancia.
Las políticas de apoyo son sumamente importantes para reducir el grado y la variabilidad de la erosión del capital de los bancos. Debilitan de forma sustancial el vínculo entre el shock macroeconómico y el capital de los bancos, y disminuyen la posibilidad de que los bancos reduzcan la concesión de préstamos para conservar capital. Además de la reducción de los requisitos normativos de capital, estas políticas incluyen un amplio abanico de medidas de apoyo a los prestatarios, como son las moratorias de la deuda, las garantías de crédito y los procedimientos de insolvencia aplazados. También incluyen donaciones, medidas de alivio tributario y subsidios salariales para las empresas.
Fuera de la zona del euro, los bancos de las economías emergentes de Europa sufrirían una erosión mayor del capital de 2,4 puntos porcentuales. En muchos de estos países, los presupuestos públicos más ajustados se traducen en un nivel de apoyo menor.
En segundo lugar, los umbrales de capital basados en el mercado son las referencias más pertinentes.
Para muchos grandes bancos, el capital híbrido —que contiene elementos de deuda y de capital— sería una fuente importante de fondos en un momento en el que el costo del capital es elevado. Pero los inversionistas en capital híbrido suelen confiar en pagos de intereses.
Si las políticas no son eficaces, varios bancos podrían tener dificultades para cumplir sus umbrales de capital conocidos como «importes máximos distribuibles» (IMD), que son más altos que sus requisitos normativos mínimos. Esto daría lugar a restricciones en la distribución de dividendos y los pagos de intereses al capital híbrido, lo que posiblemente espantaría a los inversionistas. Los bancos grandes, que mantienen aproximadamente un 25% del capital en esos instrumentos, podrían verse sometidos a presiones de financiamiento.
En tercer lugar, la velocidad de la recuperación es fundamental.
Una recuperación dilatada podría resultar en pérdidas crediticias mucho mayores y en provisiones más altas para deudas incobrables. Si el crecimiento del PIB en 2020–21 se sitúa 1,2 puntos porcentuales por debajo del pronóstico de referencia, la erosión del capital de los bancos podría ser más pronunciada. Más del 5% de todos los bancos correría el riesgo de incumplir sus umbrales IMD, incluso con las políticas establecidas. Además, este porcentaje podría duplicarse si las políticas no funcionan como se proyecta (véase el gráfico anterior).
Políticas para mantener la salud de los bancos
Estos resultados sugieren una estrategia que se centra en los ámbitos siguientes:
Continuar con las políticas de apoyo por la pandemia hasta que la recuperación esté firmemente consolidada. El desmantelamiento prematuro del apoyo a los prestatarios podría crear «efectos acantilado» y amenazaría con asfixiar la oferta de crédito justo cuando más se necesita. Cuando la recuperación adquiera impulso, deben endurecerse los criterios de admisibilidad y focalizarse mejor. También podría considerarse cierto apoyo directo en forma de capital para las empresas viables.
Especificar las orientaciones de supervisión sobre la disponibilidad y la duración de la reducción de los requisitos de capital. Los supervisores deben especificar el calendario para las reservas de capital de los bancos. Debe permitirse que los bancos reconstruyan las reservas de capital de forma gradual para conservar la capacidad de préstamo. Deben mantenerse las restricciones al reparto de dividendos y la recompra de valores hasta que la recuperación esté bien en marcha.
Especificar las orientaciones de supervisión sobre la disponibilidad y la duración de la reducción de los requisitos de capital. Los supervisores deben especificar el calendario para las reservas de capital de los bancos. Debe permitirse que los bancos reconstruyan las reservas de capital de forma gradual para conservar la capacidad de préstamo. Deben mantenerse las restricciones al reparto de dividendos y la recompra de valores hasta que la recuperación esté bien en marcha.
Apoyar el saneamiento de los balances mediante el fortalecimiento de la gestión de la morosidad de la cartera de préstamos y el marco de resolución de los bancos. A medida que finalicen las medidas de política, el retraso en el reconocimiento de pérdidas desencadenará una ola de incumplimientos de créditos. Las autoridades de la UE deberían utilizar la actual prueba de tensión de todo el sistema, programada para julio de 2021, para analizar la necesidad de recapitalizaciones precautorias. Deben fortalecerse los mecanismos de insolvencia, para lo que deben abordarse los obstáculos administrativos y establecer procedimientos acelerados de reestructuración de la deuda.
Abordar la cuestión de la baja rentabilidad estructural de los bancos. Los bancos necesitarán varios años para reconstruir su capital de forma interna mediante beneficios no distribuidos a menos que mejore su rentabilidad. Por tanto, los bancos deben mejorar sus ingresos no procedentes de intereses y simplificar sus operaciones para mejorar sus estructuras de costos, inclusive mediante un mayor uso de tecnologías digitales. Además, la consolidación podría mejorar la eficiencia de los bancos, al tiempo que facilitaría una mejor asignación del capital y la liquidez dentro de los grupos bancarios.