Washington. News Press Service Saadi Sedik y Rui Xu En los meses y años posteriores a las pandemias anteriores, los países más afectados registraron un aumento del malestar social. Sobre la base de esta tendencia histórica, la pandemia COVID-19 podría representar una amenaza para el tejido social en muchos países, pero estas tendencias no prede determinan un resultado. Analizamos más de cerca esta cuestión en un nuevo documento de trabajo del personal del FMI analizando el efecto de las pandemias importantes del pasado en 133 países durante 2001-18: SRAS en 2003, H1N1 en 2009, MERS en 2012, ébola en 2014 y zika en 2016. Como se muestra en nuestra tabla de la semana, el malestar social aumentó constantemente después de cada uno de estos brotes. La puntuación del trastorno civil de la Guía Internacional de Riesgo para Los Países, que es una medida de alta frecuencia y de disturbios sociales entre países, aumentó significativamente, en promedio, un año después de la pandemia. En términos de metodología, aplicamos dos enfoques econométricos complementarios. En primer lugar, utilizamos datos mensuales para estimar cómo responde el nivel de malestar social a las pandemias. Utilizamos el malestar social y los datos de pandemia a una frecuencia mensual y establecemos una relación directa entre los eventos de pandemia exógena, es decir, los derivados de factores externos, y el trastorno civil (que se expresa como una puntuación). En segundo lugar, utilizando datos anuales exploramos los canales a través de los cuales las pandemias más importantes del pasado conducen a disturbios sociales a medio plazo. En particular, nos centramos en la desigualdad y el crecimiento económico como los dos canales clave. De hecho, las pandemias pueden desenarcutar un círculo vicioso de desesperación económica, desigualdad y malestar social. Utilizando el análisis econométrico, mostramos que las pandemias importantes pasadas condujeron a un aumento significativo del malestar social a mediano plazo, al reducir el crecimiento y aumentar la desigualdad. Un mayor malestar social, a su vez, se asocia con un menor crecimiento, que empeora la desigualdad, formando un círculo vicioso. ¿Qué países son más vulnerables? Un análisis adicional en las Perspectivas Económicas Regionales de Asia Pacífico sugiere que el efecto es más fuerte cuando la desigualdad de ingresos ya es alta para empezar. Un aumento en el coeficiente Gini neto (post-impuesto y transferencia), una medida de desigualdad de uso común, se asocia con más malestar social cuando el nivel inicial del Gini neto está por encima de 0,4. Más del 45 por ciento de los países del mundo, y aproximadamente un tercio de las economías asiáticas, tienen un coeficiente Gini neto superior a este umbral. También constatamos que el impacto de la desigualdad en el malestar social depende del alcance de las transferencias redistributivas. Un aumento de la desigualdad se asocia con más malestar cuando las transferencias redistributivas son bajas, lo que sugiere que las medidas de seguridad social ayudan a reducir las tensiones sociales. Los responsables de la formulación de políticas deben prestar especial atención a la prevención de los efectos de las cicatrices en los medios de vida de los más vulnerables de sus sociedades. Estas son tendencias históricas, no el destino de los países. ***** |
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