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Por Ricaurte Losada Valderrama
En países como Colombia y, en general, en los latinoamericanos, donde los derechos humanos son permanentemente violados, el Sistema Interamericano tiene especial significación e importancia en la defensa y protección de ellos, lo cual conlleva también a la defensa y protección de la democracia que en ésta coyuntura en que vivimos tiene tantos riesgos y peligros que para combatirlos, ante todo es indispensable defender y proteger los derechos humanos.
La importancia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos parte de la Carta de la Organización de Estados Americanos, en la cual se establece que los Estados proclaman los derechos fundamentales de las personas, sin distinción, es decir que la protección en él deriva de la Carta de la Organización, consagrado como uno de sus principios.
La Comisión Interamericana, como órgano del Sistema, tiene la función principal de promover la observancia y defensa de los derechos y de servir de órgano consultivo de la OEA en esta materia, con funciones cuasi jurisdiccionales, porque su procedimiento es contencioso, pero no dicta sentencias. Emite recomendaciones y es también de solución amistosa que propende por la conciliación, al instar a los Estados a aceptar responsabilidad internacional por violación de los derechos y comprometiéndolos a hacer la reparación integral, con el consentimiento expreso de las presuntas víctimas o de sus familiares, solución que de llevarse a cabo, deberá fundarse en el respeto de los derechos.
La Comisión conoce de los casos en los cuales se alegue violación de los derechos consagrados en la Declaración Americana sobre Derechos Humanos, o en cualquier otro instrumento del Sistema Interamericano que le reconozca competencia, siempre que el Estado lo haya ratificado y aceptado la competencia de la Comisión, es decir, en instrumentos vinculantes de la misma que forman parte del corpus iuris interamericano.
Muchos latinoamericanos y colombianos encarnan la razón de ser de la Comisión, debido al propósito que la anima de salvaguardar la institucionalidad democrática de la región y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, pues la salvaguarda de los derechos políticos es la piedra angular de la preservación de la democracia en los países que ratificaron la Convención, todos afectados de graves falencias en la estructura del Estado y, por consiguiente, con comportamientos políticos frecuentes que horadan la democracia, donde los Estados, en una sociedad desigual y polarizada, defienden los intereses del grupo que se encuentre en el poder, de tal forma que quien controvierta la gestión de ellos se expone a ser víctima del propio aparato estatal que utiliza no solo a los organismos judiciales, sino a las dependencias estatales de las ramas y órganos del poder que sean necesarios para acallar algunas voces disidentes.
Esto causa mayor preocupación porque tenemos una sociedad anclada en una institucionalidad que en muchos aspectos sigue siendo feudal y que busca el beneficio de las élites.
El otro organismo del Sistema es la Corte Interamericana de Derechos Humanos, institución judicial autónoma que ejerce funciones jurisdiccionales.
El Sistema está en construcción, con avances muy importantes, como que allí se descarta que la pobreza no permita la defensa de los derechos, pero es indispensable fortalecerlo, asignándole más recursos, a efecto de combatir el represamiento de los casos sometidos a su consideración.
@ricaurtelosada