News Press Service
Banco Mundial
Nicolas Peltier Thiberge
Hoy en día, las ciudades representan más del 70% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, y los automóviles privados que funcionan con combustibles fósiles son uno de los principales contribuyentes. Dado que la demanda de transporte de pasajeros aumentará casi un 75% para 2050, las ciudades necesitan urgentemente corregir los fundamentos del transporte urbano para evitar consecuencias desastrosas a largo plazo.
Según un informe del Banco Mundial, Descarbonizar el transporte urbano para el desarrollo , el camino hacia un transporte urbano con bajas emisiones de carbono parece fundamentalmente diferente en los países desarrollados y en desarrollo.
La mayoría de los países en desarrollo aún no han desarrollado plenamente su uso del suelo y su infraestructura de transporte en torno a los automóviles, lo que deja una ventana de oportunidad para trazar un nuevo camino hacia un transporte urbano inclusivo, eficiente y con bajas emisiones de carbono.
Mientras que los países desarrollados pueden centrarse en electrificar las flotas existentes, los países en desarrollo pueden construir sus sistemas de transporte desde cero con un enfoque central bajo en carbono que permita un mayor crecimiento en el futuro.
La mayoría de los cambios que eliminan las emisiones de carbono del transporte urbano también hacen que las ciudades sean más habitables, sugiere el informe.
La construcción de sistemas de transporte público eficaces, carriles para bicicletas y rutas peatonales seguras reduce el tráfico y la contaminación local, al tiempo que aumenta la capacidad de los ciudadanos para acceder a empleos, servicios de salud y educación.
El informe proporciona un marco que puede ayudar a las ciudades a aprovechar estas sinergias y crear sistemas de transporte que reduzcan las emisiones y al mismo tiempo respalden el crecimiento económico inclusivo y otros resultados de desarrollo.
«Con una acción integral, los países en desarrollo pueden construir infraestructura y servicios de transporte de una manera nueva que requerirá una ‘readaptación’ mucho menos costosa para el clima y la habitabilidad en el futuro», dice Nicolas Peltier-Thiberge, Director Global de Transporte del Banco Mundial.
“Es posible reducir el impacto del crecimiento urbano en las emisiones relacionadas con el transporte. Pero hacerlo requiere un cambio de paradigma completo en la forma en que las ciudades planifican, diseñan, operan y priorizan las inversiones para el transporte urbano de pasajeros y carga”.
Descarbonizar el transporte urbano para el desarrollo sintetiza la investigación disponible para pintar un panorama de cómo el transporte en las ciudades de los países en desarrollo ya no cubre lo que la gente necesita.
Por ejemplo, aunque la propiedad de automóviles en las capitales africanas oscila entre sólo el 12% y el 25%, la construcción y el mantenimiento de carreteras consumen la mayor parte de los presupuestos de transporte.
Mientras tanto, más del 40% de la gente en las ciudades africanas viaja a pie por falta de otras opciones. Los automóviles dominan el 95% del espacio vial en las ciudades de los países en desarrollo, mientras que las aceras son escasas. En Dakar, Senegal, por ejemplo, sólo el 4% de las vías urbanas tienen aceras.
Con una acción integral, los países en desarrollo pueden construir infraestructura y servicios de transporte de una manera nueva que requerirá una «readaptación» mucho menos costosa para el clima y la habitabilidad en el futuro.
Es posible reducir el impacto del crecimiento urbano en las emisiones relacionadas con el transporte. Pero hacerlo requiere un cambio de paradigma completo en la forma en que las ciudades planifican, diseñan, operan y priorizan las inversiones para el transporte urbano de pasajeros y carga.
El resultado de esta forma de pensar que prioriza el automóvil es que muchas ciudades de los países en desarrollo experimentan congestión, contaminación del aire local y marginación de sectores de la población.
El cincuenta por ciento de las mujeres encuestadas en El Cairo, Egipto, y el 53% de las mujeres en Beirut, Líbano, citan los desplazamientos como una barrera para conseguir empleo. En Jordania, tres de cada cinco mujeres que no trabajan afirman que la falta de transporte asequible, seguro y fiable les impide buscar trabajo. Historias similares se escuchan en Buenos Aires, Río de Janeiro, Lima, Ciudad de México, Delhi y Bogotá.