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LA OPINIÓN
Por Mario Arias Gómez
El joven ministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MINTIC), MAURICIO LIZCANO ARANGO (1976), autorizó oficialmente, , con exactitud matemática, sin aspavientos, el pasado 23 de febrero, el despliegue e implementación de las redes 5G, también llamadas de quinta generación.
Proceso iniciado el 20 de diciembre anterior, mediante subasta introducida por los biliosos, coludidos, extravagantes, ideologizados, turbios, petrofóbicos medios de opinión, de comunicación en una campana neumática, respaldados por la supina, irreductible ignorancia en la materia. Fatídico, nocivo libreto maquiavélica, sesgadamente orientado a poner en tela de juicio la adjudicación -inobjetable, transparente- de los cuatro bloques de 80 megahertz cada uno; a restarle importancia, trascendencia -inseparables- al hecho, a deconstruirlo, desconocerlo, deslegitimarlo.
Avance tecnológico, hito que marcó un antes y un después, posicionó a Colombia como ‘Potencia Digital’ en el continente. Progreso social que los infaltables, fletados, despreciables aguafiestas intentan -vanamente- sepultar bajo la losa del silencio, cuando no, bloquear, distorsionarlo.
Mercurial logro que adorna al Gobierno, a su ministro, los que tiene en ascuas a la confundida, ensombrecida, pasajera, transitoria oposición, que calculada, estéril, grotescamente, con su posición busca destruir los sueños de las futuras generaciones.
Nefasta, politiquera, tendenciosa realidad que los colombianos de bien, estoy seguro tendrán la sabiduría, el coraje, el valor de resistir, el acoso injerencista, la presión, imposibles de callar, soslayar, pasar por alto, máxime cuando la realización en comento, en mi humilde criterio se dio en favor de los desposeídos, lo cual para la gente decente, desprevenida, no pasará por alto, percibirá al instante el alcance, sus implicancias.
Tecnología, conectividad que abrirá nuevas, inusitadas oportunidades en todos los campos del saber y la actividad humana, que influenciarán la rapidísima velocidad de conexión, la mayor capacidad, menor latencia (tiempo que tarda un dispositivo en transferir o recibir datos), requeridas por la educación a distancia, la salud, el empleo, el entretenimiento, la innovación, la Inteligencia Artificial (IA), el crecimiento económico, comercial, industrial, el desarrollo sostenible, para los deepfakes (falsificaciones profundas).
Velocidad de conexión que ejemplifica el impensado tiempo de descarga de una película de alta definición -minuto y 26 segundos frente a los 5’:19’’ en la red 4G, lo cual revolucionará la industria enfocada en el Internet de las Cosas (IoT), la conectividad masiva de sensores y dispositivos dentro de un ambiente de Smart city, Smart home, Smart building o Smart farming.
Lo cual no solo impulsará la competitividad, la innovación, sino que fomentará la inclusión digital, el acceso a servicios avanzados en las regiones más abandonadas, remotas del país. Desafío en que prevalece la seguridad cibernética, la privacidad de los datos, la equidad en el acceso poblacional.
La eficiencia, implementación, mejoramiento operativo de la información, de las comunicaciones; el impulso a los sistemas de transporte; de las redes eléctricas inteligentes; los servicios de salud remotos; la vigilancia y seguridad; la calidad -en suma- de la vida de los compatriotas. Corrió el tiempo -para contraste- sin que el burocratizado, corrupto, viejo statu quo corrigiera sus descarríos, mañas, resabios.
Sin dubitación, valoro el correctivo, desatraso introducidos por el impoluto, eficiente ministro LIZCANO ARANGO, gracias a sus probadas condiciones morales, intelectuales, garantías de éxito, desarrollo de los ítems interrelacionados, imposibles de referirlos in extenso en el reducido espacio de la columna.
En el entendido que la red 5G transformará definitiva, positivamente la vida y actividades de las personas, empresas -socioeconómicamente hablando-; agregadas: la inteligencia artificial, la automatización, el big data, la realidad virtual, aumentada.
Alejado de la estridencia de los aplausos, insentidos, resalto la trascendental, invaluable tarea adelantada por el ministro LIZCANO, imposible de compendiar en estas apretadas líneas, apoyada en el cualificado desempeño, convertido en insustituible, determinante en el timonazo, el salvataje que enderezó el abudineado ministerio, que corrigió el rumbo, cerró la brecha digital. Precedente a tener en cuenta por los opacos, desentendidos pares del gabinete.
Cometido calificado -sin hipérbole- de sobresaliente por acreditados, sesudos analistas, forjadores de opinión independientes; desconocido, ignorado por los comatosos, minusválidos voceros de la incendiaria, inclonable, proscrita, repudiada, sombría zoocracia uribista, que desconoce que gobernar no es agitar, arengar, endosar sus culpas, prometer, incumplir, sino planificar, priorizar, ejecutar.
Enseña practicada por el impoluto ministro que al posesionarse se fijó como meta: “llevar conectividad a los más pobres”, cumplimiento que registra y motiva esta laudatoria, justa narrativa que recoge -además- el fundado vaticinio de que integrará -póngale la firma- la baraja presidencial que continuará el progresista legado que deja el Gobierno alternativo de Gustavo Petro, duélale a quien le duela.
Bogotá, D.C. marzo de 2024