

News Press Service
Por Elías Prieto Rojas
Alguna vez me acerqué a una de las tantas sedes (Cadel), que existen en Bogotá para ofrecer mis servicios como educador. En beneficio de los padres y profesores quería promover algunas de mis conferencias.Y gratis.
En mi hoja de vida se destacaban mis estudios de comunicación social y de escrituras creativas, certificadas por prestantes universidades.
Sólo pedía que en contraprestación se me permitiera hacer, y sin ningún compromiso, ni obligación, al final de cada una de mis charlas, la publicidad sobre los libros de los cuales soy su autor.
(He escrito dieciseis libros: novelas, poesía, cuentos, superación personal, etcétera). La educada y agraciada dama, -Directora-, al otro lado del escritorio, se mostró interesada por mi propuesta, no sin antes preguntarme en profundidad sobre los diversos temas que manejo luego de veinte años de experiencia.
Le expliqué con absoluta tranquilidad. Respondí varios de sus interrogantes… Me atendió con un exquisito café colombiano. Luego de varios minutos de coloquio, la dulce mujer, entusiasmada de mi diaria labor felicitó el emprendimento y me invitó a seguir con mi filantropia…

Se levantó de su silla, salió de su espacio, estrechó mi mano y antes de salir de su amplia oficina, señaló al azar varios de los funcionarios que, a breve distancia, seguían absortos con sus deberes, y éstas fueron sus diplomáticas palabras: «Mi estimado señor, con mucho gusto aceptaré su propuesta, y sé de su buena voluntad, pero hay un pequeño detalle (adoptó un aire de sarcasmo y de amargura qué jamás olvidaré): si yo le doy la bienvenida a su programa, de seguro que se le ayudará enormemente a la comunidad, sólo que mañana seré denunciada por alguno de quienes nos escuchan, y lo primero de lo que se me acusará es precisar que yo tengo negocios con usted… que el famoso escritor me da una comisión por cada uno de sus libros vendidos; así que muchas gracias señor, será para otra ocasión». Afuera llovia, hacia mucho frío, lo único que se ocurrió fue patear uno de los muchos tarros que encontré abandonados a la vera del camino…
Martes 10 de junio, 2025.